- XLVI - Aullidos

1.4K 166 18
                                    

• ────── ✾ ────── •

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

• ────── ✾ ────── •

—Que este enfadada con ALGUIEN no significa que no vaya a venir Remus—
Sorprendi a los demás Merodeadores cuando los acompañe a la luna llena.

El castaño sonrió agradecido mientras que Sirius se limitó a soltar un gruñido.

—Como debe ser, ¿no?— río James pasándome un brazo por los hombros. Peter asintió vigorosamente, concordando con las palabras del miope.

—No lo entiendo... no podéis... solamente ¿perdonaros?— ofreció Peter. Estaba oscuro pero me pude imaginar su cara de inocencia.

—Pet se ve que no es tan fácil — explico James acomodándose las gafas en el puente de su nariz. Resople mientras miraba el mapa del Merodeador.
Que por suerte indicaba que no había ningún profesor cerca.

—¿podemos cambiar de tema?— pregunto Sirius. Aunque por su tono nadie parecía lo suficientemente valiente como para decirle que no.

Suspiré cuando ya salimos a los terrenos de Hogwarts, donde la brisa helada podía sacudir nuestros cuerpos.

—Falta poco— aviso James, quien sacó su capa de invisibilidad. Hacia tiempo que no la utilizábamos.
Sirius y Peter pasaron a su forma animaga.
—Escondete—

Remus, James y yo nos escondimos debajo la capa, caminando rápidamente hasta llegar al Sauce boxeador.
Pudimos divisar a un perro negro pulsando un nudo que lo inmovilizó.

Entramos por el agujero, sacandonos la capa de encima cuando estuvimos acomodados dentro.

—Venga— murmuró Remus. La luz de la noche entraba por las ventanas de la casa de los gritos cada vez con más intensidad.
Indicando que la luna llena ya salía.

Los cuatro nos transformamos cuando Remus comenzo a retorcerse de dolor en una esquina.
Tome mi posición usual, al lado de la ventana, cerca de Sirius.

El primer aullido se escuchó en el bosque, haciendo que Remus, ya transformado mirase por la ventana con deseo de salir de allí.
Pudo dar un paso antes de que un ciervo lo aturase firmemente con sus grandes astas. Haciéndole retroceder hasta su sitio de nuevo.

Un perro negro a mi lado gruñó levemente al ver la resistencia que oponía el hombre lobo a las astas de la forma animaga de James.

Un segundo aullido es escucho en el bosque, los empujones del hombre lobo se volvían más insistentes.
Hasta que terminó aullando para después correr hacia la ventana, donde Sirius y yo rodábamos.

Lamentablemente ninguno de los dos pudimos llegar antes de que saltase con una rata en cima. Por lo menos alguien había llegado a sujetarlo, o intentarlo.

Los tres animagos restantes saltamos por la ventana, recorriendo el mismo camino que el hombre lobo. Persiguiendolo con agilidez a través del bosque prohibido.
Nos ibamos mirando unos a otros para comprobar de nuestra estabilidad.

𝕱𝖊𝖊𝖑𝖎𝖓𝖌𝖘 || Merodeadores [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora