- LIX - Acostumbrarse a ello

1.2K 132 19
                                    

Oficialmente los huevos de esas extrañas serpientes habían sido eliminados del castillo, por lo que todo había vuelto a la normalidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Oficialmente los huevos de esas extrañas serpientes habían sido eliminados del castillo, por lo que todo había vuelto a la normalidad.
A todo lo normal que podía ser Hogwarts.

El sol, para mi, volvía a brillar más. Me ayudaba más que nunca a eliminar mis inseguridades y problemas, en los que, gracias a mis amigos, apenas pensaba.

Nos encontrábamos en el dormitorio. El día había pasado rápidamente y James, Sirius y yo, después de los entrenamientos de Quidditch, nos encontrábamos agotados.

—¿Sabes?— comenzó el ojigris, quien estaba sentado en su cama con expresión severa, sus palmas juntadas delante sus labios. —Me viene a la mente cierta conversación prometida que no hemos tenido—

Los presentes dirigieron toda su atención a él, dejando lo que estaban haciendo con curiosidad. Yo, que comía gomitas con Peter, me acerqué a Sirius para después sentarme a su lado.

>> Ciertos personajes prometieron no traicionar mi irracional confianza hacia ellos espiandonos a Reneé y a mi con cierta capa de Invisibilidad.

Al ver de que iba el tema, levante mi barbilla, mirando a Peter y James con acusación. Ellos tragaron saliva mientras Remus soltó una risita en el fondo, acomodandose en su cama.
—Yo les avisé— dijo el ojimiel.

—Tu alma caritativa no fue suficiente, Rems— dije con dramatismo. El chico me sonrió, para después meterse entre las sabanas.

—Yo... lo sentimos...— comenzó Peter jugando con sus manos mientras dirigía furtivas e interrogatorias miradas a James.

—La curiosidad pudo con nosotros seres infinitamente curiosos— confeso el miope de cabello revuelto. Sirius tomo rápidamente un zapato del suelo y se lo lanzó en un movimiento ágil.

—¡Eso no justifica la acción tarado!— le gritó. Remus les detuvo con un movimiento de mano, con el ceño fruncido.

—¿Porque hablan así?— pregunto el ojimiel. Comparti una rápida mirada con Sirius y James antes de contestar a la defensiva.

—¿Asi como?— bromeé. Remus suspiro, ya acostumbrado a los desvíos que debía sufrir para obtener una respuesta en ese grupo.

—...Refinado— termino contestando. Los azabaches soltaron una risita.

—James se dio un golpe en la nariz antes, saliendo del vestuario— comenzó Sirius desplazando su mirada por los presentes mientras Remus y Peter escuchaban con atención. —Justamente pasaba Minnie y nos regaño por usar un "horrible uso de la lengua"—

—¡No es su culpa de que James digese que estaba sufriendo una "Emnorragia" nasal!— dije mientras James me miraba con aspecto juguetón y falsamente ofendido.

—Hasta Quejicus sabe que así no es como se dice— río el ojigris. Lentamente Peter y James se sentaron en sus respectivas camas.

—Por Merlín— susurro Remus con un suave movimiento de cabeza de negación.

—Hablando de Quejicus, tengo pensada una broma para mañana— dijo con emoción y travesura James, ganándose la atención de Sirius y mia mientras relataba sus ideas.

Peter y Remus ya estaban prácticamente listos para dormir y a penas ponían atención a los planes malvados de nuestros amigos. Pude sentir como Lentamente yo caía en el sueño, dejé que mi cuerpo se tumbase sobre la cama de Sirius, quien no me presto atención mientras me colaba entre las sabanas ya que estaba demasiado endosado por la conversación.

—No dudes que se como Remus cambio de tema— le dijo repentinamente Sirius a James —Hablaremos mañana—

El miope termino por asentir sin salida. —Tu catre ha sido invadido— le indico señalando el lugar donde yo reposaba casi inconsciente. —Buenas noches, sigo siendo muy joven para esto— bromeó antes de esconderse entre sus sabanas.

Sirius clavo sus ojos en mi mientras una suave sonrisa se dibujaba entre sus labios. Él acercó con lentitud una mano, con la que acarició con cariño mi cabello castaño.

—¿Hay espacio para dos?— pregunto en un susurro. Abri mis ojos para ver como el ladeaba su cabeza para verme mejor. Asenti con una sonrisa mientras le hacia espacio.

Sirius se estiro a mi lado, aun manteniendo un poco la distancia, frente a frente.
Con un movimiento de varita cerró las luces, hubo un murmullo general de buenas noches.

—Antes no me hubieses dejado dormir contigo— susurro con gracia. Una sonrisa volvió a expandirse por mis labios de forma cómoda mientras mis ojos volvian a cerrarse.

—Ya sabes que si— le conteste en el mismo tono. Me acerqué a él, juntando mi cuerpo al suyo. En ningún momento dudo en atraparme en sus brazos y abrazarme con calidez. —Cuando estas tierno eres fácil de manejar—

—No siempre voy a serlo— dijo bajando más su tono de voz, apoyando su frente con  la mía.

—Una chica tiene derecho a soñar— rei en voz baja. El se unió a mi gesto, ambos durando pocos segundos en él.

—Mientras yo esté en esos sueños, me parece estupendo—

Hubo unos segundos de tranquilo silencio, donde pude notar su relajada respiración ir al compás de la mía. Sus dedos comenzaron a moverse con lentitud por mi espalda, acariciando la fina tela con cuidado.

—Gracias por estar aqui— susurre sintiéndome agradecida por su simple presencia y silencioso apoyo y comprensión.

—Nunca me he ido—

Sus dedos se detuvieron al bajar, encontrándose con el final de la camiseta. Jugo con el dobladillo de la tela, manteniéndose en silencio.
—¿Puedo...?— termino por preguntar.

Con una media sonrisa acepte con un movimiento de cabeza, relajandome en su calor y olor.

Su mano entro por debajo de la tela, ahora dejándome sentir las llemas de sus dedos acariciar lentamente la piel de mi espalda. Ese contacto me relajó aún más, sintiéndome que podía desmayarme en cualquier momento.

Un escalofrio recorrió mi cuerpo cuando sus dedos acariciaron el inicio de la cintura, lo que le hizo reír levemente. Volvió a subir su mano, rozando mi piel de forma gentil una y otra vez.

—Podría acostumbrarme a esto— confesé con una sonrisa. Él asintió con la cabeza, mientras que dirigía su mano libre con la contraria, terminando acariciando mi piel con ambas. Me apoyo levemente en su pecho para más comodidad.

Su tacto era como la nana más efectiva del mundo, al igual que su voz cantando.

Levante la cabeza para encontrarme con su rostro apenas iluminado. Le susurre un buenas noches, aprovechando que el bajo su cabeza para verme para depositar un suave beso en sus labios unos segundos después.

La acción era algo a lo que ambos nos deberíamos acostumbrar. Sus labios se movieron al compás de los mios con dulzura y gentileza.
Cuando el gesto terminó, volví a acomodarme en su calor, escuchando como ahora él me devolvia el buenas noches.

Sus caricias no se detuvieron hasta que yo cai en los brazos de Morfeo, abrazándome sin mover sus manos del lugar.

.

𝕱𝖊𝖊𝖑𝖎𝖓𝖌𝖘 || Merodeadores [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora