- LIII - Suavidad

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Después de haber pagado, ambos nos levantamos, ahora más cómodos

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Después de haber pagado, ambos nos levantamos, ahora más cómodos.
Queríamos evitar a la multitud, por lo que tomamos un camino por el bosque hasta llegar a unas vallas que daban a la casa de las gritos.

Durante el trayecto hablamos de todo tipo de cosas. Nos interesamos en contarnos lo sucedido en los últimos días.
—Creo que deberíamos poner en marcha el plan Denise x Remus— dije con una media sonrisa. Caminábamos por el bosque de árboles hipnotizantemente rectos.

Sirius se había separado para dar vueltas por mi alrededor entre los árboles, haciéndome reír mientras el se lo pasaba bien como un niño pequeño mientras hablábamos.

—¿Que?— se detuvo frente mío con sorpresa y confusión. Me pare para no chocarme con él, levantando un poco la cabeza para verle.
Junte mis cejas sin saber que decir, pensé que ya se había dado cuenta.

—Ya sabes...— musite observando atentamente su reacción. Este seguía confundido, ladeo la cabeza, viéndome fijamente esperando más información.
—¿De verdad no te diste cuenta?—

Él chico se encogió de hombros.
—Fueron al baile juntos pero nunca los vi muy cariñosos ni confirmaron nada—
Negué con la cabeza por su ignorancia en el tema.

—Eres tan inocente— rei mientras el ojigris levantaba una ceja sarcástico y lucia su mejor sonrisa.
—No en ese sentido, bruto—
Dije al ver sus pensamientos.

Él azabache se unió a mis risas mientras daba un paso adelante divertido.
—No se a que te refieres—
Dramatizo fingiendo estar ofendido.

Esta vez fui yo quien di un paso adelante para rozar la punta de mi nariz con la suya mientras juntaba nuestras manos.
—Yo creo que si— dije con simpleza sin borrar mi sonrisa.

Sirius ensancho la suya, negando con la cabeza con unas leves risas.
—Eh eh, se supone que esta es una primera cita, debe ser para toda la familia—
Se burló mientras se alejaba un poco disfrutando. Rode los ojos igualmente fingiendo haberme ofendido.

El ojigris depósito un tierno beso en la punta de mi nariz. Se separó para después volver a hablar.
—Intento hacer esto lo más tierno y inocente que puedo, así se supone que deberían ser las primeras citas—
Admitio mientras yo agradecía internamente ese detalle por su parte.
—Pon un poco de tu parte—
Termino bromeando.

—Si así lo requiere el señor— conteste mientras volvíamos a retomar el paso, con nuestras manos entrelazadas.
—Es todo un detalle por tu parte—

La sonrisa del azabache se hizo más tierna cuando me escuchó hablar.
Parecia hacerlo cada vez que lo veía, así como estaba segura que lo hacía la mía.

—Volviendo a eso de Denise y Remus...— comenzó Sirius unos segundos más tarde.
—¿Como crees que podríamos hacerlo?—

Pensé durante unos segundos pero no se me ocurrió nada.
—No lo sé... tan solo te lo dije para que me ayudarás— explique con sinceridad.
—Eres detallista, pensé que serías bueno para esto—

El chico asintió lentamente, meditando una buena idea.
—Gracias— dijo en lo referente a mi cumplido.
—Pensaremos en ello, pero hoy, es día de Reneé x Sirius, no de Denise x Remus— dijo bromeando.

—Eso es cierto, desde ahora prometo concentrarme solamente en tu perfecta persona.— respondí. Él pareció satisfecho, ya que sabía que, aunque, estuviesen enmascaradas por el sarcasmo, mis palabras eran una clara promesa.

Llegamos al punto deseado. Aun era mediodía por lo que había mucha velada por delante.
Desde ese lugar se veía la casa de los gritos. Aunque estuviese malgastada y vieja, se podía apreciar la belleza con la que contrastaba con el paisaje que la rodeaba.

Hubo unos momentos de silencio, ambos nos sentíamos cómodos uno al lado del otro.

—¿Nunca has pensado en cortarte el cabello?— pregunte calmada pero con curiosidad, no parecia haber un mejor momento para preguntar algo así que ahora. El chico me miró confuso.

—¿No te gusta?— pregunto indiferente. Pero le dolería que dijese que no.

—¿Que?— estaba confundida y me sentí mal por hacerle pensar eso.
—No es eso, me gusta, pero siempre me lo he preguntado— sonrei, hablando con sinceridad.
El chico me devolvió la sonrisa para luego acercar una mano a su cabello, para luego separar uno de sus mechones azabaches del resto para verlo y examinarlo.

—No lo sé... simplemente me gusta así— devolvi mi vista al frente unos segundos para después volver a verle a él, quien me observaba.

—Esta perfecto así— asegure.
—Deberias dejarme peinarte algún dia— pedí con emoción por la posibilidad. El chico accedió al ver mi felicidad.

—¿Porque esperar?— pregunto mientras yo le veía expectante. Con una sonrisa se sentó en un banco cerca de lado, para que yo pudiese sentarme a su lado y peinarle.

Di unas palmaditas alegres mientras me acercaba y acercaba mis manos a su hermosa cabellera oscura.
Me maraville al poder pasar mis dedos por entre sus mechones, moviendolos a mi parecer.

Por lo general el chico no dejaba que nadie tocase su sedoso pelo por lo que eso podía considerarse como un honor.
Como poder conocer a la reina de Inglaterra.

Observe al chico cerrando los ojos, relajandose ante el contacto.

En ese momento podría hacerle dos coletitas bajas si quisiera, pero decidí hacerle algo más digno que se pudiese dejar por el resto del día sin problema.
Comenze a recojerle su cabello hacia arriba, sin tibarle mucho y dejando algunos sueltos, sobre todo por delante.

Con un hechizo de una duración de 12 horas se lo alise de para tener un acabado más perfecto. Lo pude recojer en un boño masculino que le quedaba simplemente hermoso.

Cuando me separe y di unos pasos hacia atrás para admirar mi obra soltó un gruñido por la distancia. Parecia haberse relajado por las caricias.

—Ayyy que lindo— chille no muy alto mientras me movía que su alrededor para verlo de todos los ángulos.
El chico se levantó buscando algo reflectante donde pudiese verse.

—Quiero verme— se quejó con un puchero mientras yo seguía maravillada por lo sumamente perfecto que se veía con el boño masculino.

—Deberas confiar en mi buen gusto— sonreí mientras me acercaba para abrazarle. El chico me devolvió el gesto lentamente, aunque no sabía el motivo no pensaba negarse.
—Gracias— susurre sintiéndome como en casa en sus cálidos brazos.

—A ti— susurro mientras apoyaba su mentón en mi cabeza.

—¿A donde vamos ahora?— pregunte sin separarme. El chico se río, dejándome notar como se sacudía su pecho.

—¿Donde quieres ir?— pregunto separándose un poco para después levantarme la cabeza por la barbilla con su dedo.
—Improvisemos hasta la noche—

Rei hasta darle un beso en la frente, que él, insatisfecho, al separarme depósito uno en la comisura de mis labios, sin darse prisa por terminarlo.
Le encantaba dejarnos a ambos con ganas de más.

𝕱𝖊𝖊𝖑𝖎𝖓𝖌𝖘 || Merodeadores [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora