¿Los juntamos?

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- Entonces, aún me parece que hay que juntarlos como sea - maquinó la morena tumbada boca abajo mientras su prometido le hacía un masaje en la espalda.

- O dejar que sean ellos los que se junten.

- Me niego. No lo harán. ¿Sabes cómo se puso Afro ayer? Muy roja, y empezó a decir que estaba mintiendo. Pero están enamorados.

- Hablé con Fred también.

- ¿Y?

- Hay que juntarlos como sea. Me gustaría verlos enamorados, admitiéndolo. 

En otra parte de la ciudad, una rubia se vestía corriendo de la casa mientras le gritaba al pelirrojo.

- ¡Idiota!

- ¿Qué pasa?

- ¡No me llamo Afrodita!

- Te he llamado como la diosa griega del amor y la belleza - intentó justificarse él.

La rubia paró - ¿De verdad? ¿No hay otra?

- No nena.

La chica paró de vestirse, se quitó todo de nuevo y se lanzó a los brazos del pelirrojo. 

Una castaña se hizo el moño y se puso las gafas. Se sentó al sofá, tomó su ordenador y empezó a trabajar. El oído empezó a pitarle, lo que le molestó bastante.

Gruñó, se puso los auriculares y esperó a que el pitido cesara.

La mañana siguiente, la morena esperaba frente la puerta. Tenía unos papeles en la mano y un bolso elegante a juego con su outfit. 

Abrió su mejor amiga con un moño mal hecho, unos pelos rizados sobresaliendo, gafas rojas, y pijama de Winnie the Pooh corto.

- ¿Angie? ¿Has visto qué hora es?

- Las ocho de la mañana. Vístete, vamos a desayunar, y revisar la lista para la boda.

- No me apetece, me duele la cabeza. 

- Afrodita, por favor te lo pido

La castaña suspiró - Está bien. Pero quiero gofres.

- Gofres serán - sonrió Angie.

Afrodita sonrió y abrazó a su mejor amiga. - Pasa, voy a tardar un poco.

Afrodita fue a su habitación mientras Angelina se acomodó en el sofá. Lo tenía todo ordenado, menos la mesa, que parecía que había venido un demonio y había peleado con ella encima de la mesa. 

Diez minutos después el timbre sonó. Angelina se levantó para abrir.

- ¿Fred? - preguntó extrañada.

- ¿Angelina? - preguntó él confuso.

- ¿Qué haces aquí? - preguntaron ambos.

- ¡Me queda sólo el pintalabios! - exclamó Afrodita desde el baño - ¡Ya salgo!

- ¿Y bien? - preguntó la morena cruzándose de brazos.

Fred se mordió el labio - Quiero hacer las paces con ella.

- ¿Así? Tienes el pelo desordenado, la camiseta del revés, unos pantalones que se ve que sólo te pones en casa, y ¿dónde están tus zapatos?

- Vale, puede que esté en un pequeño apuro, y necesito ayuda. No voy a ir con George porque me echará la bronca y me quitará de la boda. Es importante ayudar a mi hermano menor. Con los demás hermanos no, porque seguro me devuelven a casa, y ahora no puedo volver. Mi madre me matará si se entera. 

Enemies in law (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora