Enemies in law (Fred Weasley)

Altar

Fred andó hasta el altar con su madre a su lado.

Afrodita entró al salón despacio.

- Papá - llamó.

El señor Johnson se giró, y al ver a la castaña vestida, se emocionó.

- Vas preciosa cariño. - la abrazó estrechamente entre sus brazos - Mi niña. Qué rápido has crecido.

- Vas a hacerme llorar papá - se quejó Angelina.

- Pareces una diosa griega - sonrió la señora Johnson entrando en la sala.

- Es una diosa griega - afirmó Angelina añadiéndose al abrazo. Su madre fue tras ella.

- Bueno, ¿preparada.

Afrodita asintió - Creo que sí.

- Pues ya está. Chicas, a la acción.

Fred esperó paciente en el altar.

Por la alfombra entraron Teddy y Victoria de la mano dejando los pétalos en el suelo.

Bill gruñó pero no intervino.

Las damas de honor, Angelina, Ginny y Alicia iban tomadas del brazo de los acompañantes de Fred.

La pequeña Roxane vestida de blanco con un lazo rosa saludaba a todos, y al llegar al altar se fue de la mano de su abuela.

Albus llevaba un cartel que ponía: creo que es un poco tarde para correr, peor no tanto.

Todos rieron por lo adorable y gracioso.

James iba detrás evitando que su hermano pequeño se desviara en busca de golosinas.

Y al fin, la novia con su padre.

A Fred se le cayó una lágrima, y cuando se quiso dar cuenta, ya estaba llorando.

Al llegar al altar, él le besó la frente.

- Cuidado con ella Weasley. Aún tengo armas guardadas en mi casa - advirtió antes de sentarse con su mujer.

George tragó - Aún me asusto yo.

Charlie se aguantó la risa. 

El sacerdote se aclaró la garganta. Todos callaron. Fred sollozó, pero se calló enseguida.

La ceremonia empezó. 

Fred se despistaba de vez en cuando porque la miraba embelesado. 

Ella lo miró y sonrió...

- ¡Fred! ¡Fred para! - la pequeña de trece años.

- Has insultado a mi familia, y mi apellido. Es una deshonra. Me lo esperaba de tus amiguitas, pero jamás de tí - Fred seguía andando rápidamente por los pasillos del colegio. 

- ¡Venga ya! Sólo dije que sería feo tener un hijo pelirrojo. No combinan con mi ropa.

- ¡Soy pelirrojo!

Afrodita paró cuando él se giró. Se puso frente a ella.

- Y seguiré siéndolo te guste o no. Mi madre sufrió mucho por poder darnos todo lo que tenemos. Mi padre se mataba a trabajar para traer dinero a casa. Mis hermanos se esfuerzan para tener un futuro y pagar todo a mis padres. ¡Y seguimos siendo pelirrojos!

- ¿Qué tiene que ver la pobreza o pureza de sangre en ello? Eres pelirrojo, y tonto por lo que veo.

Fred gruñó - Mira Bell, no me gusta que se metan conmigo. Sé que soy pelirrojo.