Capítulo Uno

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Bien, definitivamente esto no es una historia de amor...

¿En que pendejada estaba pensando cuando cree una cuenta en Tinder?

—Señorita, llevo tres horas esperando mi orden —me grita la anciana detrás del mostrador.

Ah sí, ya recordé, por eso...

—Señora, ya le dije que los nuggets tardan un poco en estar. Por favor, sea más paciente —le digo con cara amable.

¡Quiero patearla!

Suspiro cuando me da una mala mirada pero vuelve a sentarse en su mesa que casualmente está muy cerca a la caja que estoy atendiendo. Hace calor, México está en una ola de infierno y no veo la hora de irme a tomar un baño. ¿Cuanto llevo trabajando aquí?

Dos horas.

Mi turno termina en ocho.

¡No puede ser!

Me acomodo la gorra y el delantal negro cuando veo a una pareja acercarse para que le tome la orden.

¿En que momento mi vida terminó así?

Bueno, de niña quería ser cantante como Britney Spears o ser actriz como María la India, pero desde la escuela había tenido que abandonar todos mis sueños cuando me di cuenta de que no era muy agraciada físicamente.

Delgada.

Sin tetas.

Sin culo.

¿Dime cómo se puede sobrevivir a la fama sin culo? Bueno, no quisiera ser Taylor Swift, tenía un poco más pero no era suficiente. Era floja, había perdido por lo menos tres años en la escuela, no me gustaba el ejercicio, no me gustaba ni caminar, así que la vida de un famoso era muy pesado de sobrellevar para mí y desistí.

Cuando salí de la escuela, quise comerme el mundo... luego mi padre me bajo de la nube cuando me pidió que lo ayudará con el trabajo en el taller de motos y accesorios. Estuve trabajando mucho tiempo allí, hasta que dije...

—Quiero ser abogada.

—¡¿Que?! — contesto mi padre con la boca llena.

—Quiero estudiar leyes y ser abogada — refute.

—¿Leyes? ¿Abogada? Hija, el trabajo está en el taller, tienes buen ingreso, no te hace falta nada ¿Por qué amargarte la vida con un montón de libros cuando lo tienes todo? Te saldrá joroba y serás más fea.

Les mentiría si les digo que no me sentí como Matilda. Será muy cruel decirlo, pero México y Latinoamérica en general no tiene para cumplir tus sueños al pie de la letra y nuestra gente está tan acostumbrada a eso que se conforma con migajas y con los tamales que reparte el gobierno en las elecciones.

La buena noticia es que tuve un poco de apoyo por parte de mi madre quien me ayudó con los trámites a la universidad y las primeras cuotas que le pagué con arduo trabajo. Entre a los veintitrés a estudiar y tres años después, aquí me ven, aún sin un empleo digno, soportando a ancianas quejándose por sus nuggets, viviendo con una amiga y pagando a rastras mis necesidades y mi carrera que me estaba cobrando un serio dolor de espalda.

Creo que a los veintiséis años debería ser como mi padre, resignada al trabajo y sin el mínimo intento de cumplir mis sueños, pero la cruda verdad es que siempre estaba fantaseando con el día en que un guapo actor de Hollywood entrará por la puerta del McDonald's, se enamorará de mi y me llevará a vivir la vida de ricos en los Estados Unidos. Soñaba con volverme una excelente actriz o cantante de Disney y...

Dama De Compañía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora