Capítulo Ocho

94 8 1
                                    

-¿Como me voy a ver perfecta, si ni siquiera se cómo mierda hacerlo?

Vamos a ser claros.

Yo no era como las super modelos que veías a cada rato en televisión. A veces me preguntaba por qué Piero me había escogido para hacer esto.

Era muy delgada, de esas que comen tanto pero no son capaces de engordar; no tenía culo abultado, mi culo era muy normal apenas para llenar unos feos jeans; tampoco tenía tetas. Mi mamá siempre me decía que un bicho me había picado en los pezones y de allí habían salido las pequeñas protuberancias. Mierda, ni siquiera sabía cómo mi ex se había acostado conmigo sin temor a partirme en el intento.

Tenía una cara muy común. Los granitos y los barros me salían en las entradas del cabello y eso lo agradecía porque estaban escondidos, pero sobre la nariz y los pómulos tenía pequeñas pecas; mis ojos eran de un color marrón muy normal y mi cabello era castaño hasta la cintura también muy normal.

Piero parecía el tipo que podría conseguir a una vieja tetona y de unos ojos azules hermosos. ¿Que demonios?

-Bueno si, la verdad es que no entiendo porque te escogió. Estás bien fea -dijo mi muy mejor amiga detrás de mí.

-Gracias por recordarlo, amiga.

Volví a mirar el armario lleno de lujo. Anoche había tenido que reprimir las ganas de preguntarle si tenía que ir con vestido largo o podía llevar un jean. Es obvio que lo del jean no se puede.

Dentro de mi, algo quería causar una enorme impresión, que Piero me viera y quedará con la boca abierta pero veía los vestidos y quería llorar. Yo no tenía como llenar un vestido de esos ¿por qué demonios lo escogí?

-Señorita Mary -se asomó Angelo en la puerta -, el estilista ha llegado.

-¿Estilista? -. Yo no había llamado a tal persona.

-Shh -me dijo Miranda levantando el dedo -. Dile que pase.

Angelo se fue y mire a mi amiga asesinamente.

-Yo lo llame, es obvio que tienes que causar buena impresión y necesitamos de un profesional.

-Creo que el dinero se te subió a la cabeza.

-Hay que aprovechar, amiga.

Un hombre con atuendos de leotardo y estampados extravagantes entro escoltado por Dante a quien le pedí que se retirará. El hombre se veía gay pero no actuaba como tal, solo su apariencia y su ropa me hacían verlo así, parecía de película.

-¿Donde esta el desastre que tengo que reparar? -dijo con los brazos en jarra.

Miranda me señaló sin mirarme.

-Oh -exclamo el hombre... mujer, bueno, como sea. Se acercó a mí, tocó mi cabello y mi rostro -. Tienes una piel y un cabello muy bien cuidados para verte así...

Me mire de arriba abajo, tenía unos pantalones anchos y la blusa de la pijama sin sostén.

-No te preocupes linda. Te prometo que los dejarás con la boca abierta...

Mi amiga se sentó a un lado mirando todo el procedimiento que se hacía en mi cabello y el maquillaje en mi cara luego de haberme dado una ducha. Empecé a no reconocerme, tenía un maquillaje que remarcaba mis pómulos, casi no se veían las pecas, mis ojos se veían intensos con la sombra negra y el delineado de gato y mis labios eran de un discreto brillo.

-Te enseñare: cuando marcas tus ojos de esta forma -señalo -, tus labios no pueden ir igual de intensos. Y si tus labios son intensos hay que utilizar un maquillaje discreto en los ojos ¿entendiste?

Dama De Compañía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora