Capítulo Cinco

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—Vendre mañana a las nueve en punto para llevarla a usted y a su amiga a la residencia —me dice Angelo fuera del auto —. Espero que a esa hora ambas ya hayan empacado y estén listas.

—Claro Ángel —le sonrió.

—Y no me diga así, señora.

—Dejare de hacerlo cuando tú dejes de decirme señora.

—Usted es la dama del señor De Luca, es una forma de mostrarle respeto.

La dama del señor De Luca.

—Pues no lo hagas, llámame Mary ¿esta bien? —le digo y asiente con la cabeza.

Cuando voy subiendo las escaleras al piso, no puedo dejar de pensar un poco y quedarme un tanto en shock por el cambio tan repentino que ha tenido todo esto, hace tan solo unas horas estaba trabajando en un McDonald's, sin dinero, sin amigos, con deudas y en solo dos horas ya tengo un lujoso apartamento, un contrato para dama de compañía y todo lo que yo requiera según Piero.

Dejo mis cosas en la habitación, me siento como un zombie, como si lo que pasó hubiese sido un viaje a otra dimensión y acabará de llegar tremendamente exhausta.

—¿Como te fue? —aparece Miranda en el umbral de la puerta.

Me quedo mirándola fijamente, tiene una pijama de Bob esponja desgastada y ahora no dejo de pensar que podrá ponerse ropa de marca, vivirá en un lugar bonito y podrá descansar lo que requiera y seguir estudiando. Nos ha cambiado la vida, Tinder nos cambio la vida.

Mierda, que raro suena eso.

—Mary ¿que sucedió? —me habia quedado pasmada en mi cama sin darme cuenta que no le había respondido —¿Te violó? —niego con la cabeza —¿Entonces?

—¿Estas lista para empacar?

Le conté todo lo que había pasado, empezando por el hecho de que Piero era real, hasta más guapo. Le conté lo de la cena, su comportamiento y su porte y después pase con lo del contrato y todos los detalles con respecto a eso. Al terminar, Miranda tenía una mano en la boca para ocultar su asombro el cual se le salió por los ojos bien abiertos.

—No te quedes callada, pendeja. Dime ¿Que opinas? —pedí.

—Pues... ¡Mierda no sé qué pensar! Mínimo me imaginaba que irías con él y que resultaba cogiendo pero no esto...

—Lo sé, yo aún no salgo del shock. De estar subiendo en autobús y no tener amigos a subirme en una camioneta Cadillac con dos guardaespaldas.

—Se llama la lotería de Tinder.

—¿Pero no te parece extraño? Bueno, ambas sabemos que no es común...

—¿Y eso que importa? Ya viste tu futuro apartamento y a Piero que era lo más importante.

—Es que él nunca me ha dicho a que se dedica en serio.

—Ya te dijo que negocios —me dio un golpesito en la frente.

—Si, pero ¿de qué tipo? No estoy haciéndome ideas locas pero puede ser un traqueto, un sicario, un mafioso. El que tenga hombres a sus espaldas todo el tiempo me hace pensar eso, además de los lujos y como se porta...

—Creo que un mafioso tiene la capacidad y los huevos para decirte que es un mafioso, no creo que mentiría. Tal vez el hombre siempre está ocupado y además, me dijiste que en tu contrato de lujo decía que tú no puedes saber exactamente a qué se dedica...

—Bueno, dejemos eso a un lado. ¿Por qué yo? ¿Por qué escogerme a mi como su dama? Ambas sabemos que no soy Scarlett Johansson y él se ve como alguien que perfectamente podría estar con ella. Ni siquiera me está pidiendo sexo, solo va a lucirme.

Dama De Compañía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora