Capítulo Cuarenta y Cinco

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Lo miro de arriba abajo, sorprendentemente no me siento nerviosa, Aura a tomado el control y encerrado a Mary la cual diría que este hombre, si se cae se rompe de lo bueno que está.

—No me llamo Mary —contesto tajante —, soy Aura.

Niega con la cabeza y sonríe, no parece estar intimidado por los hombres que lo rodean y por el interrogatorio que se avecina.

—Como digas, Aura —dice —. Si no te importa, me gustaría hablar a solas.

—No es posible —interrumpo —. Yo trabajo para ellos, ellos tienen que saber lo que vas a decir.

—Entonces pierden su tiempo —se acomoda en el sofá y extiende sus brazos en el espaldar —, dije que iba a hablar con Mary o Aura en este caso y eso haré. Ni terceros, ni testigos, quiero estar a solas con Aura.

Mira con severidad a Carlos, Brandon y a sus hombres, sus ojos negros parecen atravesar e infunden cierta seguridad, lo que me dice que, o tiene arma que en cualquier momento va accionar o está entrenado. Me inclino por ambas, sería una sorpresa que utilizará cualquiera de las dos.

Miró a Brandon y este asiente con la cabeza, toma la silla de su padre y se encamina al vestíbulo con los demás hombres siguiéndolo. Cuando cierran la puerta, giró de nuevo para ver a ese hombre en la misma posición pero sus ojos sobre mi.

—Que hermosa estás Mary —sonríe.

—¿Cómo me conoce?

—Ah pues... —suspira —, abarca muchos años atrás, si.

—¿Cómo es su nombre?

—No creo que mi nombre sea irrelevante en esta charla.

—Entonces contésteme rápidamente cual es la información que quería entregarle a Los Castro y por qué colaborar.

—Toma asiento —me indica con la mano el sofá de enfrente.

Me cruzo de brazos lo miro seriamente.

—No tardaremos —contesto —, solo diga rápido que es lo que tiene para decirme.

Se acaricia la barba de unos días y vuelve a mirarme. Tiene unos ojos bellos, las cejas pobladas lo hacen ver aun más serio y quisiera prenderme de sus labios porque...

—Mis ojos están arriba —interrumpe mis pensamientos.

Entorno los ojos sintiendo como el rubor me sube a las mejillas y el cuello. De repente hace calor ¿que estaba haciendo?

—¿Va a hablar o tomo esto como una perdida de tiempo? —cambio el tema rápidamente.

—Bueno, es un tanto complicado.

—Sin tanto rodeó —indico.

—Trabajaba para un grupo infiltrado del gobierno inglés, a mi y cuatro agentes más nos encargaron una misión anti mafias, aquellas no se realizan todo el tiempo. La mafia italiana era nuestro objetivo —hace una pausa para levantar un vaso de agua de la mesita de estar —. Teníamos entendido que cuando Piero De Luca, el hombre a quien seguíamos, una vez entregará el collar De Luca se volvería más poderoso.

—¿Por qué se volvería más poderoso por entregarle un collar a una mujer?

—Porque para la mafia italiana el poder es atraído por las mujeres, sabíamos que cuando eso pasará, Piero haría enormes cosas, terrorismo, narcotráfico y muchas más cosas, cosas terribles. Allí empezamos a seguirte pensando que trabajabas a su lado, que eras la mente detrás de todo lo ilícito.

—Eso es estúpido.

—De eso nos dimos cuenta, solo eras su compañía y no tenías idea de lo que sucedía, sin embargo me tomé la molestia de investigarte, sé absolutamente todo sobre ti y tu familia, también todo lo que pasó con Piero y Rafael.

Dama De Compañía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora