Capítulo Cuarenta y Dos

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Mucho tiempo paso, pero estaba inmersa en los negocios con los Castro que no me di cuenta que tres años ya empezaban a pasar factura. 

Me había vuelto temida por los barrios bajos de México donde los Castro mas comercializaban la droga que fabricaban, aquellos que no tenían oportunidad de pagar tenían la desdicha de encontrarse conmigo, quien no tenia piedad y si no pagas, te mueres.

Me volví respetada gracias a los mandatos de matar a los oficiales que querían que nuestro negocio cayera, los pocos hombres que trabajaban para mi cobraban en dinero y lujos por las cabezas de policías o detectives, gracias a ello, los Castro estaban tomando poder y su negocio se había extendido a grandes cuidados de Europa.

—La reina vuelve a atacar, esta vez se cobraron las vidas de cinco investigadores que estaban a punto de desmantelar la red de narcotráfico mas temida en estos tiempos, la familia Castro tiene ahora una protegida que mas que estar protegida es peligrosa. Se ha tratado de revelar su apariencia para iniciar una búsqueda pero al parecer nadie la ha visto, lo que deja en claro a la policia que tiene a todas las ciudades de México y gran parte de Europa en amenaza...

—La reina, reina se que queda —dice Carlos Castro para todos sus sicarios, matones, traficantes y empleadores —. Y nosotros, todos nosotros tenemos la dicha de tenerla de nuestro lado...

Carlos siempre alardea con la competencia diciendo que tiene a una pieza clave con él, aquella que conoce de leyes y gracias a ellos las evade. Esa soy yo.

Carlos se acerca a mi en su silla de ruedas, me sonríe y toma mi mano para darle un beso en el dorso.

—Estoy mas que agradecido, reina mia —dice sin soltar mi mano — y tengo un premio, una compensación para ti. Disfruta de la fiesta en tu honor y te veo en un rato en mi oficina.

Le agradezco y observo como se aleja siendo llevado por su hijo. Me pregunto que será aquella sorpresa y la emoción me traiciona esperando que sea algo relacionado con los que mataron a mis padres, con Piero De Luca o con Rafael Montero.

Todos estos años he ido tras la búsqueda de esos tres pequeños detalles pero parece que alguien se los comió y desapareció el rastro. Espero que ninguno haya muerto, no soportaría la idea de que alguien que no sea yo haya cobrado sus vidas.

Disfruto un rato de los halagos por mi belleza y desempeño en la organización, ya no queda nada de Mary, Aura ha tomado el lugar. Me siento empoderada con el vestido de noche plateado, con el cabello rojo corto y la piel bronceada. Siempre me despierto en las mañanas pensando en el momento en que aquellos seres a los que quiero destruir me vean como alguien nuevo, como alguien a quien no pensaron que surgiría en mi. Deje de ser dama de compañía, a ser la reina.

Me dirijo a la oficina de lo que ahora parece mi padre, aunque trabaje para él. Me sonríe y me indica que me siente en la silla justo enfrente de él. Brandon aparece a su lado.

—Supongo que estas ansiosa por saber que fue lo que conseguí —dice.

—Mucho.

—Te gustara y creo que tanto como para que quieras viajar a Italia de inmediato.

Se me calienta el corazón y este bombea sangre rápidamente haciendo que me cosquilleen las manos y sonría de inmediato.

—Piero De Luca —murmuro.

—Asi es, mis hombres te aprecian mucho Aura y han hecho hasta lo imposible para conseguir información acerca de su paradero.

—Y si siempre estuvo en Italia ¿por qué me fue tan dificil encontrarlo? —me cruzo de brazos.

Dama De Compañía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora