Capítulo Nueve

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Y como siempre, fui a contarle algunos detalles a Miranda. Evite contarle acerca de las personas que había visto y la reunión como tal y me dediqué en contarle acerca de lo que había dicho Piero al llegar aquí al apartamento.

—"Tú reinarás conmigo" —trate de imitar su voz en ese momento —. Me sentí como Simba en el rey león — reímos.

—Bueno, tal vez lo dijo hablando de los negocios y el dinero —tomo un sorbo de vino. Ahora solo hacíamos eso, beber vino en su habitación.

—Es que... —suspire —a veces es como si quisiera algo más, actúa muy sensual a veces y otras solo como lo que soy en verdad que es... ¡No sé ni qué mierdas soy!

—Dama de compañía — recordó —y no creo que debas preocuparte tanto por eso, ya sabes que no es gay y que sólo están siguiendo un contrato.

—Creo que empiezo a odiar esa parte del contrato donde dice que no podemos tener relaciones sexuales...

—Estas urgida y no deberías desquitarte con él, finalmente te está dando muchos lujos. No mas mira esto.

Tomo el diamante que aún llevaba en el pecho y lo miro con fascinación. Esta reliquia debía cuidarla con mi vida ya que era de un valor sentimental enorme para Piero. Era loco, parecíamos esposos pero claramente no era así. ¿Por qué Piero no de casaba y ya estaba? ¿Por negocios? ¿Cuáles eran sus negocios? Dios mío, me iba a volver loca con tanta preguntadera.

—¿Entonces que sugieres que haga? —le pregunté a mi amiga.

—Pues... busca a alguien que te complazca, sin compromiso y sigue disfrutando de estos maravilloso lujos. Por cierto, hoy viene una masajista.

—Creo que mejor voy a un sex shop y me compro un dildo de esos de motor —imite el sonido y el movimiento con mi dedo índice.

—Bueno, me avisas, para encargarte uno — reímos.

—Señorita Mary —llamo Dante desde la puerta —, tiene clase en dos horas en la universidad.

—¡Ay mierda! —salto de la cama —. Me alegra tener una alarma humana.

—Gracias por lo que me toca —dijo Dante y las chicas reímos —. Tengo unos asuntos que resolver, así que Angelo la llevará.

—Muchas gracias, Dante.

—El señor Piero vendrá a cenar con usted en la noche, solo le aviso cómo buena alarma que soy.

Le sonrió abiertamente y voy a mí habitación para darme una ducha y luego vestirme con lo más sencillo que tengo en el armario para no llamar la atención en la universidad, ya que con Angelo y la enorme camioneta es suficiente.

Meto mis libros y mi cartera (por si se me atraviesa una tienda de ropa, guiño, guiño) y le digo a Miranda que disfrute de su masaje y que volveré en la tarde.

Angelo me lleva a la universidad y lo despido antes de que empiecen las clases.

—Vendre por usted en la tarde —dice.

—Gracias.

De camino a la entrada, varios chicos me miran con intriga y puedo saber lo que están pensando, tal vez que me casé con un sicario y ahora tengo guardaespaldas o que mi esposo es el calvito de Angelo, pero me gusta que especulen y no decir nada. Me da un aire de misterio.

Voy a todas las clases que tengo en el día y tomo café entre ellas ya que siento que me voy a quedar dormida. Las palabras o más bien las sugerencias de Miranda se arremolinan en mi cabeza y miró a los candidatos en la universidad.

Dama De Compañía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora