Capítulo Cuarenta y Cuatro

48 4 0
                                    

—¿Cómo has podido fallar? —me recrimina Carlos —¿Entiendes que ahora Piero reforzará su seguridad y la de su esposa?

—No es algo que haya planeado, tenía ansias de verlo y no medí las consecuencias —contesto sosteniendo mi brazo izquierdo. Una bala me rozo al huir.

—Pues espero que esas ansias de verlo no sea por esos antiguos y hermosos sentimientos que tienes hacia él...

—Tenia —lo interrumpo —. Ya no siento nada —miro hacia otro lado.

La verdad es que si hubo sentimientos encontrados, una especie de celos y rabia al ver a su esposa y el hecho de que está casado no ayuda. Lo único que me reconfortó fue ver que en el cuello de la susodicha y afortunada no estaba el collar. Piero no la ha declarado del todo su dama ante los demás.

—Ve a tu habitación, mandaré a alguien que te curé la herida. Ahora más que nunca tienes que esconderte, los hombres de Piero te han de estar buscando...

Noto su decepción pero es la primera vez que lo hago, no se puede quedar de mi cuando su imperio ha crecido gracias a mi.

Me levanto de la mullida silla y me encaminó a mi habitación, espero que esté error no de pie para que Rafael se entere de que estoy viva y que voy a por él. Me quito el vestido, aún sigo en Italia, Carlos y su hijo vinieron en cuanto supieron que las cosas se habían puesto feas, lo más arriesgado es salir de Italia y creo que tendremos que viajar a Londres.

Me siento en mi cama y espero a que llegue alguien a curarme. Desde que vi a Piero hace unas horas siento un pequeño vacío en el pecho, tal vez Mary surge en su presencia y no quiero verme vulnerable. Tal vez tenga que dejar a Piero quieto por un momento y buscar a Rafael.

Una chica menuda y sonriente me atiende el brazo dejándome con una venda blanca la cual cubro para poder darme una ducha e ir con Carlos.

La mayoría de sus hombres están reunidos, mi error nos ha dejado expuestos ante la mafia y la policía y hay que actuar de una vez.

—... Encontré valiosa información acerca del grupo que mató a los padres de Aura y el paradero de Rafael —dice uno de ellos.

—Por eso nuestro viaje a Londres, tenemos que imponer infundir miedo para que la policía y fuerzas especiales se acobarden —recalca Carlos —. Estamos en el ojo del huracán.

—Uno de los hombres de Rafael reveló su ubicación exacta con propósito de colaborar...

—¿Por qué haría eso? —pregunto —. Podría ser una trampa.

—Podría ser —repite Brandon —, por eso vamos a interrogarlo. No nos ha dicho sus razones para colaborar y es cierto que es bastante sospechoso.

—Eso no es todo —anuncia otro hombre —. Nos reveló que trabajaba para el grupo que asesinó a tus padres, Aura.

El mundo se me va a los pies. No sería la única en pensar que esto es bastante sospechoso: ¿un hombre que trabajaba para esa organización? ¿También para Rafael? Podría estar planeando una emboscada y sería la manera más estúpida de morir.

—Hay que cerciorarse —digo —, tampoco puede ser un interrogatorio con café y donas, hay que ser meticulosos, si hace falta tortura la habrá.

— Partiremos mañana en la mañana — anuncia Carlos —. Interrogaremos al muchacho en horas de la noche en Londres pero nos hospedaremos en la ciudad continua. Estén preparados.

El círculo se rompe cuando todos se van a sus habitaciones para descansar. La posición de ese hombre me deja con muchas dudas y siento que esta noche no voy a pegar un ojo.

Dama De Compañía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora