28. Noticia no llegada

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Ana bebía el liquido con rapidez, estaba nerviosa, tenía un mal presentimiento. Era peor cuando Raizel había neutralizado su conexión para que ella no sintiera lo que le estaba pasando.

-Señora-le llamo Tao-, iré por ellos en el helicóptero-avisó.

Ana lo miro unos momentos, después asintió.

-Ten cuidado Tao.

-Descuide-el chico levanto el pulgar.

Ana levanto su mano, y como su fueran cristales apareció una placa de vidrio delgado transparente.

-Toma esto, te indicara el lugar-se lo extendió al muchacho.

Tao lo tomo con cuidado ¿Cómo era posible?

-Un parte de mi alma ya ha ido con ellos-le aclaro la pelinegra-, no creo que tarde en llegar con ellos. Es como un localizador de energía, ahí marca la mía.

El chico se sobresaltó.

-¿Eso no es peligroso?

-No te preocupes por mí, ve y tráelos de vuelta, por favor.

El chico asintió, tenía una misión importante.

***

No se sentía del todo bien, a pesar de ser un clon, la mente era de la Ana principal, y sabía exactamente que sucedía con el resto de su alma. Una enorme explosión llamo su atención, era claro que era en ese lugar, con más impulso, comenzó a volar hacia el lugar, como iba avanzando podía observar que Raizel también estaba en el aire, con unas alas de sangre. La chica tembló, estaba utilizando demasiada energía, a ese paso, no le quedaría tanto.

-No sé lo que es ser padre-declaro el chico-, pero había otras maneras de detener a Ignes.

El hombre que estaba en una forma extraña atacaba al Noblesse sin contemplación, el amor a su hija era mucho más grande que cualquier ley hecha por Nobles.

-¿Serías capaz de matar a tu propio hijo?

El pelinegro suspiro.

-No podría dejar que les haga daño a los humanos.

El hombre tembló, ese era Raizel, el hombre que anteponía a los humanos antes que cualquier cosa, incluso antes de su propia familia.

-¿Por qué?

-Porque somos más poderosos que ellos, por eso.

Kravei rechino los dientes, él había decidido aquello, y pagaría por las consecuencias de sus acciones.

-Debiste hablar conmigo-soltó Raizel.

El hombre no contesto, tal vez tenía razón, y debió contarle todo a él.

-Espero que la Señora Ana este de acuerdo con sus palabras, Señor Raizel.

El pelinegro respingo, era verdad, pero Ana. Ella tampoco lo permitiría.

Raizel mando al sueño eterno a ese Noble, aunque le doliera, la vida de sus amigos había sido puesta en peligro, y eso, no lo podía aceptar.

Margot estaba curando las heridas de los chicos, ella no estaba en mejores condiciones, pero eso no le quitaba la idea de que debía curarlos. Frankenstein estaba al tanto de lo que sucedía, estaba muy preocupado por su Amo, había utilizado demasiada energía, estaba en el límite. La rubia en cuanto supo que no había peligro, se levanto y se puso al lado de Frankenstein.

-Eso es muy peligroso-le dijo mirando a Raizel-, la Señora Ana no estará para nada contenta.

-No lo creo.

Concédeme esta pieza, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora