33. Dejarla ir o no

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La noche caía en la ciudad, y a pesar de las advertencias de Frankenstein; él estaba ahí, en el tejado del edificio más alto, esperando paciente la llegada de ese ángel. El sonido de alas revoloteando lo hizo darse cuenta de su llegada, Raizel frunció el ceño, no lo había sentido venir. 

-Me alegra verte aquí - la voz de Gabriel le resultaba bastante molesta -. Cadis Etrama Di Raizel. 

El nombrado giro sobre sus talones, llevaba sus manos metidas en las bolsas de su pantalón negro, pues iba vestido igual que como vestía en Lukedonia.  Pero al verlo no pudo evitar abrir los ojos a la par, estaba viendo la forma de un Serafín, un ángel de seis alas y como no estaba en presencia de Dios, podía extender las seis sin ningún problema. Su traje blanco, era muy parecido al de los Marines, su cabello era un poco más largo que de Malcom, y era claro que se venia más delgado que el Rey de los Serafines. 

-Gabriel-nombro Raizel con frialdad. 

El rubio sonrió, mostrando un par de hoyuelos en sus mejillas. 

-No me veas como un enemigo, por favor...ambos deseamos lo mismo después de todo. Proteger a Ana. 

-No seas hipócrita, sé que la amas...pero debo decirte una cosa Gabriel, a quien amas no es a Ana, es a Lilith, y ella, ya esta muerta. 

Una vena sobresalto en la frente del ángel, al parecer ese Noblesse sabía ciertas cosas. 

-Entonces, tu amas a Ana, no a Lilith...esa es tu lógica ¿No, Lucifer?

Raizel frunció el ceño. 

-Que sea su reencarnación, no significa que mi consciencia sea la de él. 

-Ya veo, es muy tierno de tu parte pensar eso...pero como sea, creo que me malentiendes. Yo no quiero a Lilith, quiero a Ana. 

Raizel apretó los puños, no le gustaba nada esto. Tal vez Frankenstein tenía razón.

-No te daré a Ana. 

Gabriel sonrió, camino despacio a la orilla del edificio. Raizel lo siguió con la mirada, al tanto de cualquier movimiento extraño que pudiera hacer. 

-Ana no esta segura...¿Qué crees que haga la unión cuando se entere que los Noblesse tendrán un hijo?...harán lo imposible para obtenerlo, y hacer quien sabe cuantos experimentos con él. 

-No permitiré que hagan eso. 

-¿Seguro?...digo, los humanos son muy importantes para ti ¿No?...son primero los humanos, y después los tuyos, creo que eso no es necesario recordártelo ¿verdad?

Raizel entrecerró los ojos. Gabriel sonrió victorioso, los humanos eran la debilidad del azabache, y él no iba a dudar en usarlos. 

-Mi familia estará en un lugar seguro, en donde los humanos no lo puedan acercarse a ellos. 

-Ya veo, entonces estarán a salvo de los humanos...pero no de los lobos-hubo un silencio entre ellos que el mismo Gabriel fue quien lo corto-, ya veo que eso no lo tenías previsto...y eso que hace poco luchaste contra tu propio amigo, ese hombre ex Lord de los lobos. 

-No le pasara nada. 

-¿Confías en las personas que están a tu lado?....no dudo que los nobles son fuertes, pero la Unión, bueno...son personas interesantes...y esos humanos modificados, no se pueden ni cuidar ellos mismos ¿Les dejaras cuidar a Ana?....¿Les dejaras cuidar a tu hijo?

-Ellos son fuertes. 

-Okey, regresemos a lo de Muzaka...su hija fue asesinada ¿No? por eso quiere acabar con los humanos. 

Concédeme esta pieza, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora