17. Confusión

569 62 34
                                    

Las palabras de su hermano no salían de cabeza, y no dejaba de mirar su mano, estaba en un dilema existencial.

-¿Señor?-escucho la voz de Yukio-¿Sucede algo?

Malcom miro al chico, era pequeño, parecía un niño a pesar de su edad.

-¿Sabes algo sobre el destino y este dedo?-pregunto mostrando el dedo meñique.

Yukio levanto las cejas, esas cosas no era tema de conversación del Rey de los Serafines.

-Hay una leyenda entre los humanos-el rubio se sorprendió, con razón no sabia nada, los humanos eran su último tema de interés-. Se dice que las almas gemelas están unidas por un hilo rojo que este amarrado a su dedo meñique, y no importa que pase, terminaran juntos.

-¿Crees que sea verdad?

-No lo sé señor, es cosa de humanos, no me fio mucho de ellos.

-Ya pero, nosotros somos leyendas, mitos, y existimos.

-¿Por qué le interesa tanto?

Malcom no contesto, se levanto de su trono y comenzó a caminar entre los pasillos, dejando atrás al pequeño recadero. Él era un Rey, el comandante imperial de Dios...¿Almas gemelas?¿Eso existía?...soltó un bufido, necesitaba respuestas, así que salió del castillo, a su derecha estaba el reino de los Querubines, un reino que había estado mucho tiempo solo, hasta que Dios eligió al remplazo del traidor de Lucifer. Tal vez debería visitar a la Reina de los Querubines, los querubines eran los que expansión el amor ¿no?

No utilizo sus alas para llegar, prefirió ir caminando, recorriendo la escalera de mármol que unía a todos los Reinos. El castillo de Eva estaba tapizado de una madriguera de flores blancas, y su jardín lleno de hortensias de colores. Debió tardar 20 minutos en estar al frente de su trono, y ahí estaba ella, con su típica mirada aburrida. La relación que tenía con ella era bastante buena a decir verdad, podía decir que se trataba de su mejor amiga.

-Eva.

La chica miro a su visita, era raro verlo ahí.

-Malcom ¿Qué quieres?

El chico puso una mano sobre su pecho, dándole dramatismos a su respuesta.

-Es triste que me trates de esa manera.

Eva puso los ojos en blanco.

-La única razón para venir, es porque necesitas ayuda, no des rodeos ¿quieres?

-Bueno, en ese caso...qué me dices del hilo del destino.

-¿Qué hay con él?

-Así que es verdad-mostro una gran sonrisa-, y dime ¿Tu puedes saber el otro lado de mi hilo?

La mirada verde de la chica miro la mano del rubio, ese hilo era prácticamente inexistente.

-Sí puedo.

-Bien, entonces ¿Puedes decirme en donde esta?

Eva suspiro, se levanto y bajo las escaleras hasta llegar a Malcom.

-Sígueme.

El chico asintió y la siguió, recorrieron algunos pasillos y llegaron a una enorme sala con un estanque al centro.

-No pensé que me ayudarías, Eva.

-No te confundas, Malcom...supongo que fue Gabriel el que te metió la intriga ¿verdad?

-¿Cómo lo sabes?

-Porque vino hacerme algunas preguntas similares, hubieras visto su cara de decepción al saber con quien estaba unido.

Concédeme esta pieza, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora