38. El origen de Margot

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[Maratón 3/3]

-¿Por qué es tan condescendiente con esas mujeres?-preguntaba una mujer alta de tez tan blanca como la leche, su cabello era del mismo color que el cielo nocturno, en sus ojos se podía ver el brillo de las estrellas, unos labios delgados y rosados, usando un vestido de seda sencillo, sin adorno alguno. Era nada más y nada menos, que la mano derecha de Dios, el ser de luz más fuerte de todos, incluso que los mismos Reyes. 

-Hay cosas que deben mantenerse en su lugar, Navier-contesto la divinidad mientras se recargaba del marco de la ventana para poder observar mejor el Reino que tenía al frente. El Reino de los Arcángeles.

La mujer no comprendía del todo, pero ella no se sentía con derecho alguno de desafiar a Yavhé. Pero su aura confusa podía percibirse a simple vista.

-Navier-la nombrada levanto la mirada-...he cometido algunas atrocidades a lo largo de mi vida-la serafín se sorprendió-...es momento de que mi hermana logré la felicidad que alguna vez le negué.

La azabache dio unos pasos para atrás, un escalofrío recorrió todo su cuerpo.

-Señor-su voz se escucha temblorosa-...¿Tiene una hermana?

El ser con cuerpo de hombre miro sobre su hombro al serafín, en su rostro se presentó una suave sonrisa.

-Las mujeres no tienen esa forma porque se me haya ocurrido de momento-manifestó-...es preferible que ella regrese al mundo terrenal y que viva lo que este dispuesta a vivir, en su momento, su cuerpo y energía regresaran al cosmos.

Navier se llevo su mano dominante a su mentón, pensando en la posibilidad de que alguna de esas dos mujeres fuera la hermana del Señor...aunque ninguna se parecía a él, no tenían ningún aspecto en común. Además, la Noblesse ya era la reencarnación de Lilith, y entonces Liltith fue hecha a imagen y semejanza de la hermana de Dios...pero entonces, acaso aquella rubia rebelde a la palabra de Dios ¿Ella será acaso la hermana de él?

-Ella era la representación del día, creo los astros de luz, creo la mayoría de cosas que al verlas piensas que son hermosas...mientras que yo, llene todo de oscuridad, cree seres que me tenían que adorar, los hombres lobo, los vampiros, los humanos, los ángeles todas las criaturas con consciencia son mis hijos, y estos seres parece que están obstinados en destruir todo lo que mi hermana creo.

-Pero ¿Qué paso con ella?

-Para desgracia de mi pequeña hermana, yo era mas fuerte...soy un Dios celosos ¿lo olvidas?

Un escalofrió recorrió el cuerpo de la mujer, Dios, el gran Señor se había encargado de deshacerse de su propia hermana.

-En otro universo, ella decidió convivir con los humanos, claro que se suponía que sería un experimento, después me encargaría de regresarla a su forma original, o eso es lo que pensó que yo haría...se enamoró, como humana conoció el amor ¿Cómo era posible que ella pudiera sentir algo así? Para mi era una abominación, así que logre hacer un trato con Satanás para que tentara al amante de mi hermana y le traicionara.

-¿Satanás?

-Sí...el encargado de sucumbir los pecados de los seres que yo cree...la hice pensar que por su conducta no era digna de tener reencarnación, y la hice renacer en un mundo cruel y vano...para mi mala suerte, conoció a nada mas y nada menos que a Lilith. Pensaba que, si la tenía a mi lado, podía vigilarla, porque si llega a recobrar la memoria, su verdadera memoria, no me lo perdonara, y estoy seguro de que es mucho más fuerte de lo que era.

Las sospechas de Navier habían sido cerradas, Margot, era sin duda alguna, la hermana de Dios...o mejor dicho la otra divinidad encargada de crear todo lo que se conoce.

Concédeme esta pieza, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora