18. Entregarse

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Advertencia: Contenido Lemon (jajaja lo intente, no he escrito mucho lemon, así que no sé que esperar de esto…pero espero lo disfruten), ya depende de ustedes si lo leen o no 😅

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Habían pasado más de ocho siglos, ocho tortuosos siglos en los que le hubiera encantado tener a la chica de esa forma, en sus sueños estaba ella, y ahora poder ser testigo de la suavidad de su piel, y la fragancia de vainilla; era no más que la combinación perfecta. El chico sostenía a su esposa por la espalda, su esposa, esa era una hermosa palabra a su parecer, porque si era su esposa, y lo seguiría siendo hasta el fin de sus días.

Estaba sentado en la cama con Ana montada en él, lo que la hacía estar más alta, así que Cadis tenía que levantar la mirada para poder verla. Ella sería el único ser que podría ver de esa manera, la única que lo tenía permitido, y justo agradecía esa posición, el cuello de la chica estaba a su merced, así que besaba y mordisqueaba, provocando suspiros por parte de la fémina.

-Cadis.

Un escalofrió recorrió el cuerpo de Raizel, su nombre en los labios de Ana, y con ese tono, no podía seguir solo jugando, así que tomo a la chica de los muslos y la cargo, la azabache se sujeto del cuello de Raizel para que este se acomodara mejor. El chico se levanto y giro para poder depositar a Ana sobre la cama, se quedo él sobre ella, soportado su peso sobre sus brazos para no aplastarla.

Ana llevo sus manos a la cara del chico, acariciando sus mejillas, Raizel aprovecho para depositar un beso en sus manos.

-Te ves muy linda sonrojada An-se agacho para quedar aun más cerca de ella-, aun cuando sabes que conozco tu cuerpo de pies a cabeza.

Una leve risa se escucho por parte de la chica.

-Te recuerdo que yo también conozco tu cuerpo de pies a cabeza, mi querido esposo.

Un fuerte sonrojo se apodero de la cara del chico, podía parecer que tenía las cosas bajo control, pero para nada era así, porque Ana era su sueño hecho realidad, un sueño que llego ver distante.

-Te amo.

Ana respiro entre cortadamente, sabía que muy probablemente se arrepentiría de todo eso. Porque si fuera el caso necesario, sería más difícil alejarse de él.

-Te amo Cadis.

Raizel sonrió y se lanzó sobre sus labios, un beso profundo, las lenguas de ambos jugueteaban. Ana había enredado sus manos en la cabellera del chico, mientras que él con una de sus manos comenzaba a pasearse por el cuerpo de su esposa. Empezaba a odiar el vestido que traía puesto la chica, sabía que le quedaba simplemente magnifico, pero en ese momento quería quitárselo, ya. Así que levanto a Ana de las caderas, para poder llegar al cierre de la espalda y comenzar a bajarlo. Ana arqueo la espalda para que lo pudiera hacer más fácil. Aún de esa manera le era difícil.

-No, esto es horrible-dijo Rai y entonces, ya mejor uso sus poderes para deshacerse de ese vestido, dejando a la pelinegra solo en su lencería, y eso pensaba que ya tenía demasiado.

-Desesperado, como siempre.

Raizel sonrió, la verdad era que sí, no era lo suyo ir paso a paso. Pero la chica tampoco lo era, porque al igual que él, de un movimiento de manos ya le había quitado todo, y estaba hablando de todo.

-Eso no se vale.

-Por supuesto que sí.

Ana empujo al chico para quedar sobre de él, ninguno apartaba la vista, y el brillo de los ojos rojos azules y rojos estaban en todo su esplendor. Ella estaba sentada sobre él, mas especifico en su pelvis, podía sentir el miembro erecto, y de una forma muy intencionada se agacho, haciendo que el miembro del chico rosara con la fina tela de la ropa interior de ella. Se escucho un quejido por parte del chico.

Concédeme esta pieza, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora