14. La carta

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De la mano de Ana comenzaba a escurrir sangre, sus uñas ya habían cortado la carne. Se sentía pésimo, había dejado a Raizel y por eso, él-chasqueo la lengua-. Lo que había dicho Erga era mentira, quien no merecía a quien, era ella a él. Había actuado igual que una chiquilla, con furia sin sentido.

<<Si me amaras verdaderamente, tu no...>>

Su cuerpo se relajó, era verdad, esa frase fue el comienzo de esa pelea. La peor que había tenido con él, y la que la dejo en segundo termino de su vida. Simples palabras lograron regresar recuerdos realmente dolorosos de su niñez, cuando era un simple objeto, una herramienta de combate.

Observo como Raizel mando a los traidores al sueño eterno, al final los dos parecían arrepentidos de sus pecados. Y en el momento que dijo que no se había sentido enojado, sino que triste...justo, así se sentía ella en ese momento.

***

Margot estaba en una esquina, sumergida en sus pensamientos. Era claro que la Señora sabía de la visita de hace unas horas ¿Qué le diría?

-¿Estas bien?-pregunto Frankenstein desde el otro lado de la sala, todos la voltearon a ver.

La rubia levanto la mirada, hasta ese momento se dio cuenta de las heridas de ese hombre.

-No, sinceramente-contesto nerviosa-, temo por nuestras vidas.

-No creo que la Unión pueda con Lukedonia-dijo Regis.

Al notar que la mujer no cambio su rostro, se dio cuenta de que era algo más.

-¿Margot?-volvió a preguntar Frank.

La rubia negó, despego su espalda de la pared. Camino hasta estar cerca de todos.

-Debo hablar con la Señora, permiso-comenzó a salir.

-¿Qué oculta?-pregunto Tao.

-Es mejor que no lo sepan.

-¿Por qué?

-Dejaron que esos niños supieran algo y miren lo que pasa. Es mejor que de esto si se mantengan alejados de esto.

-¿Tiene que ver con la Unión?-pregunto Regis.

-Bueno fuera-contesto-, ojalá fuera así.

Se termino por retirar, los demás se quedaron pensativos y angustiado ¿Qué tan grave podría ser? Fue hasta la sala, ahí estaba Ana mirando por la ventana, tenía un semblante bastante triste.

-Margot.

La chica hizo una reverencia.

-Ya lo debe saber.

-Sí-se giro hacia ella y extendió su mano-, dámelo.

La rubia suspiro, hizo un círculo mágico y saco el sobre, entregándoselo a la pelinegra.

-Gracias.

-¿Qué va hacer?

-No sé qué quieran de mí. Pero debe ser algo importante-miro el sello, era único del Rey de los Arcángeles. Suspiro-, iré a dar un paseo.

-Tenga cuidado.

-Lo tendré.

Margot regreso al Laboratorio, debía curar las heridas del rubio...y sí, ahí seguía por lo menos Frankenstein y Tao, pero solo quería hablar con el primero.

-Necesito hablar contigo.

-¿Me contaras tu secreto?-dijo con diversión.

-En parte, también necesitas curarte, muy poderoso y todo, pero sigues siendo humano.

Concédeme esta pieza, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora