32. Calma antes de la Tormenta

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Lo recordaba muy bien, las veces en que su padre la mandaba a ir a casa de los Raizel. Siempre encontraba a Cadis Etrama Di Raizel parado frente aquella ventana, y Ana, ella estaba de arriba abajo de la mansión. Esos dos eran tan diferentes, Raizel siempre había sido reservado y callado. Mientras que su hermana mayor, esa chica no podía estar quieta, siempre haciendo cosas nuevas, leyendo infinidad de libros del exterior, mostrando una sonrisa brillante. 

¿Cómo es que terminaron juntos? esa pregunta era la que jamás podría quitarse de la cabeza, y su mejor respuesta era la belleza de Ana, la chica no era tan alta y aún así parecía que tu eras un enano comparado con ella. Su cabello, a pesar del mismo color que ella, el de Ana tenía ese brillo azulado. Era una mujer con un buen cuerpo, a pesar de no tener tantos atributos como los que tenía ella, ni Seira...pero no era plana. Su piel, no había diferencia entre su piel y la de Ana...pero Ana tenía algo único y extravagante entre los Nobles...sus ojos, no importaba con azul los comparara, siempre terminaban siendo mucho más bonitos los ojos de la Noblesse. Agregando su aura cálida que la rodeaba, no importaba que tal miserable te sintieras, junto a ella, sabías que todo iba a estar bien. 

Algunas ocasiones pensaba que la envidiaba, porque vamos, era como pocas Nobles podrían ser. Su fuerza era comparada con la del Lord, y el hecho de que su raza proviniera de seres de luz ¿Qué posibilidad hay de que un ser de luz sea acogido por Nobles?...pero con su padre, esa posibilidad se hizo al 100%....y sobre todo, lo había conseguido a él. 

Se odiaba por pensar esas tonterías, desde el principio nunca acepto era relación ¿Por qué?...ella no guardaba ningún sentimiento por Cadis Etrama Di Raizel ¡No! era muy normal sentir cierta atracción por el chico, después de todo era muy atractivo, y lograba hacerla sonrojar ¡Pero nada más!....entonces por qué estaba triste de saber que Ana iba a tener un hijo de él. 

-Maldición-solto Erga entre sus dientes. 

Ana miraba a su pequeña hermana, la chica podría decir toda una estrofa diciendo lo feliz que estaba por ella, que un bebé era una bendición...pero lo sabía, y se sentía mal por eso. En un principio, antes de que la muerte de él, estaba estipulado, el hijo mayor se casaría con la única heredera del Clan Di Kiev...pero el segundo hijo de los Raizel, ese niño estaría unido por nada más y nada menos que por la hija del Lord. Aunque eso Erga y Cadis, jamás lo supieron. 

-Tienes que esperar más-decía Raizel a la Lord-, para que el tamaño aumente. 

Erga puso atención y fijo su vista en el plato, los fideos seguían igual y no creía que pasara algo. 

-No deberían esperar-dijo Ana, ella ya estaba comiendo. 

-Es mejor tener más-agrego Raizel. 

-No creo que vaya a incrementarse la porción-declaro Erga justo en el momento en que los fideos se expandían-. Si paso-dijo algo asombrada-...¿Pueden crecer más?

Raizel busco la respuesta en Frankenstein, pero este le recomendó que no lo hiciera. 

-Ya es hora, Amo-indico el rubio.

Raizel se levanto, él no iba abandonar la escuela. Ana ya estaba por terminar su plato, después de escuchar el aviso de Frank dirigió su mirada a Raizel, y asintio, estaba de acuerdo en que él todavía tuviera una vida "normal"...después de todo ella ya había conocido el mundo, tuvo demasiado tiempo para poder hacerlo. 

De esa manera se quedaron Ana y Erga en la mesa, bueno también el abuelo de Regis. Los tres se mantenían en silencio, era algo extraño. 

-¿Entonces tu no vas con ellos?-pregunto Erga. 

-No, ellos piensan que tengo 17 años. 

-Ya veo-dijo pensativa-, pero los humanos tenían hijos a edades muy tempranas. 

Concédeme esta pieza, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora