40. Superación

143 15 4
                                    

El rubio miraba el cielo estrellado, pensando en su conversación con Navier. El ya no era muy bien recibido en los aposentos de Dios, eso era muy claro...todo por querer recuperar a la mujer que alguna vez amo. 

Sus ojos se abrieron de la impresión ante sus propios pensamientos "una vez amo", hablaba en pasado, pero eso era imposible ¡LA AMABA, CLARO QUE LA AMABA!. Pero había algo que no lo dejaba en paz y era ella, esa rubia de ojos verdes. Margot, ella parecía que lo conocía de antes. 

-Maldición-dijo para si. 

El Rey giro sobre sus muslos y brinco hacia el suelo desde la ventana en donde estaba observando. Guardo sus manos en las bolsas de su pantalón y comenzó a caminar, debía de saberlo. Había un solo ser en todo el lugar que le podría ayudar. Eva. 

Tardo un poco en llegar a los aposentos de la Reina de los Querubines, pues no quiso utilizar sus alas. Se adentro al castillo sin ningún aviso, recorrió los pasillos hasta llegar a una sala, en donde no sólo se encontró con la Reina, sino que también con cierta pelinegra y rubia. 

Se detuvo por la impresión, pero su cuerpo por alguna razón se relajo. La había estado buscando por mucho tiempo, y estaba más cerca de lo que pensaba. 

-Con que aquí estabas-soltó Gabriel con un poco de diversión. 

Ana frunció el ceño, pensaba que iba hacer un gran escandalo. Pero no fue así, se sorprendió más cuando noto que la mirada amarillenta del Rey no mostraba nada al verla. 

-Gabriel-Eva se levanto del sofá en donde estaba sentada, y se hacerlo al Rey...preocupándose al ver el aura tan deprimente que lo rodeaba-¿Qué sucedió?

-¿Podemos hablar un momento?-le pregunto a la pelirroja. 

-¿Eh?...sí, claro. 

Eva miro a las otras dos, y estas asintieron. 

-Acompáñame-la mujer comenzó a caminar.

Gabriel le dio un vistazo a las dos antes de girar para seguir a Eva, ojos azules y verdes miraron a ambos reyes hasta que desaparecieron de su vista. 

-¿Qué acaba de ocurrir?-preguntó Margot de forma neutra.

-Parece que acaba de descubrir algo poco agradable-respondió Ana mirando a su amiga-...el es Carlo ¿no?

Margot hizo una mueca, asintió con tristeza. 

-No pensé en verlo una vez más-revelo la chica-, mucho menos que lo encontraría como un Rey de los Coros. 

-¿Y eso como te hace sentir?-pregunto Ana.

-¿Eh?-Margot parpadeo un par de veces.

-Estamos hablando de tu alma gemela.

-Usted no puede decirme eso-sonrió de forma amarga-,Señora Ana, después de todo su alma gemela no es el Señor Raizel ¿verdad?

 -Es verdad, mi alma gemela es Malcom...pero

-Creo que ustedes, junto con Eva y Malcom...se aferraron al amor de su vida. 

-¿Qué hay de ti?

La rubia soltó un suspiro, miro el suelo. Era algo que había estado pensando, y pensaba que lo mejor era olvidarse de eso. 

***

-Tu cara no me dice nada bueno-dijo Eva cerrando la puerta de su despacho detrás de ella-, ¿Qué sucedió?

Gabriel se paseo un poco por la habitación, provocando que el mal augurio de Eva creciera. 

-Dios mando a Navier a matarme-revelo. 

Concédeme esta pieza, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora