3. Ramén

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Rai estaba sentado en su sillón, bebiendo su té. Su vida había sido muy solitaria, y ella, esa chica de ojos peculiares había hecho toda una revolución en todo su entorno. Había logrado experimentar el sentimiento más puro, y, por su estupidez, la había perdido. No hablaba de ahora, sino de hace 900 años. El hecho de que el se durmiera 820, solo había aplazado lo que parecía inevitable.

-¿Amo?

-¿Puedo recuperarla?

El rubio se sobresalto a la pregunta, una leve sonrisa se asomó en sus labios.

-No pierde nada.

El pelinegro asintió, entonces debía empezar a actuar. Pero se quedo viendo a la nada.

-<<No sabe cómo hacerlo ¿Verdad?>>-pensó el rubio-<<Yo le ayudare>>

***

La mayoría ya estaba en su lugar, casi era de clase, y Rai no despegaba la vista de la puerta ¿Se habría ido ya?...las campanas empezaron a sonar, y la puerta se abrió, era ella. No hizo contacto con nadie, se limitó a ir y sentarse en su lugar.

Las clases se le hicieron eternas, mantenía un bolígrafo dando vueltas en su mano.

-¿Puede decirme la respuesta, señorita Ana?

La chica miro primero al maestro, y después paso a la pizarra.

-Es 42.

El maestro sonrió y le felicito. Se concentro nuevamente en su bolígrafo. Ana seguía mirando por la ventana, la única razón por la que no se había ido a Lukedonia, era porque tenía un mal presentimiento.

-¿Quieres comer con nosotros?-le pregunto la chica a su lado ¿Cómo se llamaba? ¿Yuna?

Iba a negarse, pero, no iba a perder nada sólo por un almuerzo, así que se levanto y asintió. La chica y su amiga se emocionaron. Cada una la tomo de un brazo y prácticamente la habían arrastrado al comedor.

-Toma Ana-Sui le paso uno de los platos.

-¿Ramen?

-¿Lo conoces?

-Sí, pero tiene mucho que no lo consumo.

Ana mantuvo su vista en el plato, admitía que se veía bien. Tomo los palillos, tomo una porción, estaba por comerla, pero los amigos de las chicas habían decidido ir con ella.

-¿También comerán ramen?-pregunto Shinwoo.

El pelirrojo tomo asiento junto al más bajo, Seira y Regis al laso de ellos mientras que el pelinegro se coloco frente a la Noblesse. Ambos se miraron, pero Ana desvió la mirada a su comida, retomo la porción y se la llevo a la boca, sabía bien, aunque el ajo no era del todo de su agrado.

-¿Qué tal esta?-pregunto Sui.

La chica se limpio la boca con pequeños toques con una servilleta que llevaba, era para ocasiones en las que tuviera que comer.

-Esta rico, muchas gracias.

-Ahora espero que, a partir de ahora, no sea lo único que comas ¿Verdad, Rai?

Todos excepto los albinos se rieron, era claro que el chico se había obsesionado con el ramen.

-Si An así lo desea, puede comer solo ramen-contesto el chico.

La mencionada miro al chico ¿Seguiría llamándola así?

-Me gusta como se escucha-dijo Yuna-, An, es simple, pero tiene un toque elegante.

Concédeme esta pieza, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora