Capitulo 32 - Final

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Me quedé en shock. Había puesto sus labios sobre los míos. ¿Que debía decir?

Nos quedamos parados en la calle frente a frente.

Teo había desviado su mirada al suelo y yo me le quedé viendo en busca de respuestas.

–¿Vamos a la escuela?–preguntó.

Yo solo asentí.

El resto del camino lo recorrimos en silencio, me sentía acalorada, mis pies habían comenzado a cruzarse entre sí con torpeza y yo no podía pensar en nada más que eso.

No nos separamos hasta llegar al aula, no éramos los únicos en esta así que la tensión desapareció un poco. Cada uno se sentó en su lugar, puede ser que durante las clases nuestras miradas se cruzaran unas quinientas veces. A quien engaño, siempre me descubría mirándolo (o tal vez me miraba pensando que yo no lo hacía).

-Saquen una hoja todos-dijo el profesor de arte apareciendo de la nada-, habrá examen sorpresa.

Esas palabras hicieron que se me bajara el azúcar. Internamente pedí un bolillo para el susto. Una vez todos teníamos nuestra hoja y lápiz sobre el banco, comenzó el dictado.

Quince minutos antes de que la clase terminara, entregué mi examen. A decir verdad, había sido un poco complicado porque no recordaba casi nada de los temas de las últimas semanas. El maestro nos dejó salir a los que habíamos terminado así que tomé mis cosas y abandoné el aula.

Bajé rápidamente las escaleras en dirección al baño y  me topé con Teo, por suerte el no me vio. Iba con sus amigos con un balón en las manos y en dirección a la cancha de voley.

Después de hacer mis necesidades fui a ver el partido.

Teo estaba jugando y en eso me volteó a ver, esbozó una gran sonrisa y yo se la devolví. Se sentía muy bien. De pronto de tanto verlo percibí que algo venía hacia mi y era la pelota con la que jugaban que me pegó en el estómago. Me quedé sin aire al momento que también moría de pena.

Alguien gritó un "¿Estás bien?" Y yo hice la seña de okay mientras me cubría el estómago con el brazo. Trágame tierra.

–¿Todo bien?–Dijo Teo sentándose a un lado de mi. –¿Quieres ir a la enfermería?

–No, no pasa nada—le intenté convencer.

–Sobre esta mañana...–comenzó a decir–, creo que no me expresé de la mejor manera...

–Tú también me gustas–solté. –Sé lo que quisiste decir–me costó algo de trabajo decirlo y el corazón me latía a mil, pero uno de los dos debía ser más directo.

–Me gustas–dijo también y se quedó pensando–, me gustas...–supongo que no le caía el veinte respecto a lo que había dicho.

Hace tiempo siempre pensaba que me humillaba a mi misma frente a él, pero creo que él justo ahora se siente humillado frente a mí. Estoy feliz , por escuchar esas palabras y que me pertenecieran solo a mí. 

Los últimos meses habían sido una montaña en mi vida y lamentaba mucho haber envuelto a mis amigos en ella. Sin embargo, estaba muy agradecida con la vida y con ellos por cruzarse en mi camino para enseñarme lo que un verdadero amigo es.

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//Las quiero mucho chicas y creo que después de tantos años ya era hora de cerrar esta historia. Les agradezco mucho por su amor hacia esta obra. 

Madre por elección. {2014}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora