Al día siguiente la pena me invadió mientras caminaba en dirección al salón ¿Cómo iba a mirar a Theo a la cara?
Y entre mis pensamientos sentí un horrible dolor en la cara. Un chico me había dado con un balón de basquet. Llevaba una camiseta blanca y un short de deportes, era más alto que yo por solo unos centímetros, su piel era morena, de cabello castaño y rizado. Parecía ser de más edad que el resto de los estudiantes.
—Lo siento—me dijo preocupado.
—No te... Preocupes, fue un accidente—aún me encontraba aturdida. Los ojos se me llenaron de lágrimas y las contuve. Qué pena.
—¿Estás bien?—preguntó. Sentí un líquido saliendo de mi nariz y noté que estaba sangrando.
—Sí, no es nada—me cubrí con la mano y fui con destino a la enfermería.
—¡Si se complica me avisas, soy Eduardo, el entrenador!—Gritó a mis espaldas mientras avanzaba. Aún sin voltear formé un ok con la mano que tenía libre.
«¿Un entrenador tan joven?»
La enfermera me pidió que inclinara un poco la cabeza y diera un masaje en el puente de mi nariz para detener el sangrado.
Pasé la primera clase en la enfermería, tuve tanto sueño que inventé mil maneras para no dormirme ya que la enfermera me lo pidió.
A la segunda clase regresé, todos me miraron al entrar excepto Theo. Mi corazón palpitó con exageración recordando lo del día anterior, por enésima vez en la mañana.
—Todos a sus asientos—dijo una profesora de otro curso—, la maestra Judith no vendrá durante el resto de la semana y me pidió que les dijera que revisará el proyecto hasta el lunes.
«¡Hora libre!» «Tiempo para superar mi escena vergonzosa».
Nora, me dije, tienes que hablar con Theo y explicarle que no tratabas de besarlo ni nada por el estilo, y que la mecedora tuvo la culpa de todo.
Pero algo se me vino a la mente. ¿A él le interesará mi explicación? ¿Me considerará una molestia? Aunque no sabía la respuesta ya me hacía a la idea de cuál era.
«Solo eres la chica que se sienta a mi lado y con la que me tocó hacer un trabajo.»
¿Realmente me importaban sus palabras?
—Entonces... ¿Cuando continuamos con el proyecto?—Pregunté. Me dirigió una mirada neutral. Había seguramente muchas cosas en su cabeza y yo no estaba entre ellas.
—Tenemos hasta el lunes, supongo que el sábado estaría bien—miró al pizarrón y volvió a mis ojos para mirarlos profundamente. Sería un buen momento para que me besaras, pensé. Ya cállate, subconsciente.
—¿Por qué tu cara está roja?—Preguntó. Sentí que me iba a desmoronar.
—El profesor de deportes golpeó mi cara con un balón, creo que es por eso—reí nerviosa.
El timbre sonó y el profesor de deportes entró. Me miró por un momento como analizando que no hubiera sido nada grave.
—Soy su nuevo profesor. Reglas: celulares apagados, cuando yo entro la puerta se cierra y nadie entra, si tienen algo que decirse pueden salirse y no tendrán falta, la ropa deportiva vale 30 porciento de la materia, cuando hablo nadie me interrumpe y se hace lo que yo indique, sin peros—echó una mirada a todos hasta llegar a mi—. Tú—me señaló.
—¿Yo?—dije mirando a mi alrededor.
—Sí, tú, ¿cómo te llamas?
—Nora
—Nora, ve a la sala de maestros por mi maletín, es negro con rojo.
Hice lo que me pidió. Los pasillos estaban vacíos y afuera se escuchaba el conserje podando la cancha de fútbol.
Cuando volví nos formó en equipos de dos y por alguna buena razón quedé con Theo. Fuimos a cambiarnos y nos acomodamos en la cancha para que nos diera un balón.
—Este periodo será sólo de basquetbol así que comiencen aventándose el balón entre ustedes.
Después de 20 minutos de pases Theo tuvo que amarrar las cintas de sus tenis. Yo estaba frente a él apoyando mis manos en las rodillas.
Cuando él estaba por ponerse de pie el profesor Eduardo pasó corriendo detrás de mi botando un balón.
—¡Hazte a un lado!—gritó y me empujó hacia Theo.
No pude reaccionar y caí arriba de él. Podía sentir su pecho subir y bajar, el latido de su corazón tan rápido como el mío. De repente sentí una agradable sensación, era un hormigueo en mi estómago.
—Estás muy pesada, Nora—dijo jadeando.
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Madre por elección. {2014}
ChickLitNora se muda de país para comenzar una nueva vida, sin saber que la sorpresa de encontrar una bebé frente en su puerta la cambiará por completo.