Capítulo 16

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Me desperté con una sensación de nerviosismo en el estómago y esa era una horrible sensación. Apenas eran las diez de la mañana y me resignaba a levantarme.

El teléfono en la sala comenzó a sonar y maldije por no haberlo puesto en mi mesita de noche. Me paré y corrí tan rápido como la luz.

Un número desconocido.

-¿Hola?-contesté dudosa.

-Nora, soy yo, mamá.

-¿Mamá?-«Seguro dirá o propondrá algo extraño».

-Sí, Nora, la misma Hilda.

-Es una sorpresa que llames. ¿Ha ocurrido algo? ¿Están todos bien?

-Quería hablar contigo, hace mucho que no escuchaba tu voz. Cuéntame ¿Ya estás emocionada por vernos?

-Sobre eso yo...-«No quiero ir», pensé en decir antes de que me interrumpiera.

-Emilia está muy emocionada por verte-dijo y dudé de la veracidad de sus palabras. Emilia era mi hermana mayor por un año y se dedicaba a hacerme la vida imposible, al igual que Sabrina, mi prima. Seguramente ellas sabían desde mucho antes que yo no era hija del mismo padre.

-Yo...-me quedé pensando un segundo-también quiero verlas-. Hilda seguía siendo mi madre y aunque no fuera muy agradable me había educado bien y se lo agradecía. No quería decir algo que la hiriera, probablemente no lloraría, pues nunca la había visto hacerlo, pero la haría sentir mal y se lo guardaría.

-Eso es muy bueno, trataré de convencer a tu pa... A Pablo para que te regreses a vivir con nosotros.

-Mamá-pedí su atención-, estoy bien aquí, tengo amigos y gente que aprecio mucho-. «Y una hija»

-He escuchado lo mal que hablan de la gente de ahí ¿Segura que tienes amigos?

-Pues lo que dicen y lo que es es muy diferente.

-Bueno, bueno, hablamos luego. El novio de tu hermana acaba de llegar.

-Vale, adiós mamá.

Dejo el teléfono en el sofá y voy a la cocina por un vaso de agua y luego me meto a bañar. Mientras me terminaba de cambiar escuché que alguien golpeaba la puerta.

-¿Si?-pregunté. Nadie aparte de Leria y yo vivía ahí.

-Mamá-escuché su dulce voz de bebé.

-Leria-dije riendo. Abrí la puerta y la tomé en mis brazos.

Señaló la tina y dijo: -Quiero-entonces lo tomé como que quería bañarse.

Llené un cuarto de la tina y la bañé.

Hice el almuerzo a las once y para las doce y media Leria había vuelto a quedarse dormida, eso me dio tiempo de limpiar toda la casa y descansar un rato.

Miré el reloj y eran las dos cinco, alguien tocó la puerta. Jared.

-Hola, mamá-saludó.

-Hola, tío-me hice a un lado para que pasara. Llevaba una bolsa de fritos, refresco y varias películas en las manos.

(...)

-Y bien ¿qué película vemos? Aquí tengo Mulán, la cenicienta, la bella y la bestia...

-Mulán-dije casi gritando-, me encanta esa película.

-Tranquila, tía, el mundo no se acaba mañana-dijo imitando el acento castellano y luego rió.

-Que pesado, tío-río.

Madre por elección. {2014}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora