Viernes, 5:12 am, tenía a Leria dormida a un lado mío y no tenía ni la más mínima intención de levantarme. Había tratado de conciliar el sueño desde hacía unos minutos, pero me era imposible.
Me levanté de la cama media hora después y no tuve más opción que alistarme para el instituto. Llené la tina para relajarme dentro.
Y ahí estaba yo de nuevo: corriendo de un cajón a otro, buscando los zapatos de Leria, pues me había quedado dormida en la tina.
Le di un último beso y después de dejarla con Lucinda salí corriendo tan rápido como un rayo y en cuanto doblé la esquina choqué con alguien, caímos al suelo, yo arriba de él.
Me levanté apenada y me di cuenta de que se trataba de Jorge.
—Lo siento, es que voy tarde—digo apurada.
—Tranquila, yo iba por mi café, ha sido un bonito saludo, ¿no crees?—Suelta una leve risilla.
—Claro—recuerdo lo tarde que es y trato de despedirme. —Ha sido un placer encontrarme contigo, nos vemos luego.
—Espera, ¿vas al instituto?
—Sí
—Te llevo—se ofrece y señala su auto detrás.
—No, gracias, puedo seguir corriendo...
-¿Ya viste lo tarde que es? Podrían cerrar el portón.
-Pues sí, pero..
-Sin peros, yo te llevo...
Fuimos hasta su auto y condujo hacia el instituto. Me dejó a un lado de este y antes de despedirse habló:
—¿Te gustaría cenar en mi casa mañana? Claro, también puedes traer a tu hija...
—Está bien, si no es molestia—sonreí.
—Entonces mañana a las seis paso por ti—se acerca a mi y me da un beso en la mejilla—, hasta luego.
—Adiós—sonrío.
Justo cuando crucé el portón el timbre sonó. «Gracias, Jorge» pensé.
Corrí al aula y me encontré con Theo sentado en el lugar que ocupaba Jared a mi lado. Busqué a mi amigo con la mirada y no lo encontré, entonces me preocupé. ¿Le habría pasado algo?
—Ves lo que yo veo, así que creo que ya te diste cuenta...—Dice Jared a mi espalda.
—Sí—dije. Ambos nos quedamos mirando a Theo. —¿Tienes alguna idea de cual sea la razón?
—Obviamente, Nora. La razón eres tú.
—Hablo en serio
—¿Quién dijo que yo no?
La profesora de sociología aparece detrás de nosotros y nos hace pasar. No sabía donde sentarme así que le eché una mirada de interrogación a mi amigo y me indicó con la mirada que me sentara con Theo. Luego lo vi sentándose en uno de los bancos de atrás.
—Hola—escuché al chico saludarme. ¿Theo saludándome? ¿Él, que me ignora todo el tiempo?
—Hola—le saludo de regreso.
—Creí que te sentarías con Jared, ya sabes, no hemos tenido una buena comunicación.
«¿Qué le pasa ahora? Me ha dirigido muchas palabras y eso es... terrorífico.»
—Es que yo estoy acostumbrada a sentarme aquí, no creí que tú volverías.
—Quiero ser tu amigo—suelta de repente.
—¿Hablas en serio?—Pregunto con incredulidad
—Supongo, me he portado mal contigo todo el tiempo.
«Comienzo a sospechar de una posible alucinación.»
—Creo que está bien—contesto.
Los amigos se siempre están contigo, me sentía culpable de abandonar a Jared, podía gustarme Theo, pero amigos eran amigos. Y yo tenía claro quien lo era.
—Podríamos quedar como amigos en otra ocasión—le sonrío y tomo mis cosas para luego ponerme de pie e irme a sentar con mi amigo que tiene la cara escondida entre sus brazos.
—Perdón, Jared—me disculpo—, no sé qué estaba pensando cuando me senté con él.
Levanta la cabeza, sonríe y niega. —No creo que exista una mejor persona que tú.
—¿Es sarcasmo?
—Para nada, es verdad.
—Te quiero, Jared—sonrío mostrando mi dentadura.
—Soy gay—dice mirándome fijamente.
—¿Lo dices en serio? Pues... Te quiero aún más—río sorprendida.
—Es broma—suelta una carcajada. —Debiste ver tu cara.
—No tengo nada contra los gays.
—Idiotas los que sí—se encoje de hombros.
—Haremos un proyecto de sociología para el lunes—dice la profesora. —Los mejores tendrán un punto extra.
—¿Lo hacemos juntos?—Le pregunto a Jared.
—Se entregará individualmente—dice la profesora nuevamente, como si hubiese escuchado lo que dije.
Nos explica de qué tratará y media hora después pasamos a la siguiente clase.
Las gotas de lluvia se hacen presentes, me doy cuenta cuando las veo salpicar la ventana provocando un tintineo leve.
—Hagamos algo mañana—sugiere Jared mientras caminamos hacia la salida.
—Podrías venir a mi casa y ver algunas películas.
—¿Y si salimos?
—Me gustaría, pero el reporte del clima dice que estará lloviendo muy fuerte y no quiero que Leria se enferme.
—Entonces llevaré películas para ver en tu casa-sonríe—, claro, serán para infantiles para que Leria también se divierta.
—Perfecto, tío Jared—río—, pero hasta las seis porque saldré a cenar con el señor Jorge.
—Ah, claro, el tío Jorge. Yo soy el mejor.
—Obviamente—le doy un suave golpecito en el hombro—, te espero a las dos.
—Entonces nos vemos mañana—se despide y nos vamos por diferentes direcciones.
Llegué al café corriendo, pues la lluvia se dejó caer sobre mí y las demás personas de la ciudad. Me cambié de ropa lo más rápido que pude y me dispuse a atender a los clientes que recién llegaban. Viernes de paga, viernes de descansar, viernes de amor para Leria, viernes feliz.
Terminé de trabajar media hora después de lo habitual, mis pies no daban para más y no tenía ganas de pagar por un taxi, nunca me han parecido muy seguros.
Recogí la niña y le entregué el dinero a Lucinda.
Cuando llegué a casa lo primero que hice fue darnos un baño a mí y a Leria. Después preparé la cena y un minutos luego de que mi bebé se durmiera comencé a hacer todas las tareas. El proyecto lo terminé alrededor de las tres de la mañana así que lo único que pude hacer cuando terminé fue apagar la luz e irme a dormir.
Mañana sería un día muy extraño. Podía sentirlo y estaba nerviosa por ir a cenar con una persona generosa.
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Madre por elección. {2014}
ChickLitNora se muda de país para comenzar una nueva vida, sin saber que la sorpresa de encontrar una bebé frente en su puerta la cambiará por completo.