Cargué a Leria en mis brazos, nunca pensé sus primeras palabras fueran a causarme un problema, no estaba molesta, sino que aún estaba sorprendida. De todos los momentos del día tuvo que hablar por primera vez frente a alguien que no debió haber escuchado lo que salió de su boca.
Debía calmarme un poco, él no era el tipo de persona que revelaría los secretos de alguien, o eso esperaba.
La frase:
«Sólo eres la chica que se sienta a mi lado y con la que me tocó hacer un proyecto.»
Se reducía a las diez claras y simples palabras:
«Sólo eres la chica que se sienta a mi lado.»
Apagué la lámpara y me acosté a dormir a pesar de que fueran apenas las ocho, ciertamente prefería quedarme dormida en lugar de inventar conclusiones absurdas.
Estuve un rato repasando la escena de esa mañana, ya ni sabía qué pensar, pero le daba vuelta tras vuelta. Por suerte pude dormir. Durante la noche desperté, sentía los ojos pesados y con un suave movimiento de la cabeza miré el reloj: 11:17 pm. No había dormido mucho, pero ya no tenía sueño, así que volví a cerrar los ojos para no distraerme pensando.
La alarma sonó exactamente a las siete, la apagué, estiré mi cuerpo en un intento de relajarme y me dispuse a prepararme a mí y a Leria. Ella había estado muy activa en la noche. Cómo podía tener tanta energía si solo era una pequeña personita.
Toqué levemente la puerta de Lucinda ya que Leria se había vuelto a dormir y no quería despertarla. Abrió con una sonrisa pegada al rostro y habló:
—Buenos días, Nora, ¿crees que podría cuidar a esta hermosura en tu casa? Lo que pasa es que están remodelando la mía y hay un horrible olor a pintura—dijo todo rápidamente y tomó a Leria en sus brazos con delicadeza.
—Claro—respondí dándole las llaves.
[•••]
Caminé por el pasillo en dirección al salón, estaba demasiado nerviosa que llegué a pensar que todos me observaban. Alguno que otro lo hacía e inmediatamente me hice a la idea de que Theo ya se lo había contado a todos. Eran solo miradas sin importancia pero mi mente paranoica me hacía pensar mucho.
Cuando entré me di cuenta de de Theo estaba sentado al lado de otra persona, para ser más específica, con Carolina. La chica más popular y extrovertida que jamás en la vida conocí. Nuestras miradas se cruzaron y enseguida las apartamos.
Fui a mi asiento y momentos después Jared se sentó a mi lado, él es moreno de ojos cafés y cabello castaño. Ya había hablado con él una que otra vez, aunque nunca de nada importante.
—Hola, Nora—me saludó—. Creo que nos han botado nuestros amigos.
—A ti es al que botaron, Theo y yo no éramos amigos—dije riendo. Inmediatamente me detuve y fruncí los labios.
—Pero qué cruel eres— fingió dramatizar y puso una mano en su corazón—, eso me ha dolido—.
—Todos a sus asientos—dijo la tutora, la señorita Méndez. Nos miró a todos y cuando nuestras miradas se cruzaron me sonrió. —Theo, ¿no te sentabas al lado de Nora?—Preguntó y no me atreví ni siquiera a voltear. "No lo cuentes, por favor."
—Me cambié—sólo pronunció eso y sentí alivio.
—Bien, prosigamos, ¿tienen problemas con alguna materia?—nadie respondió. —Entonces, hagan lo que quieran mientras termina la clase.
Cerré los ojos y hundí mi cabeza entre mis brazos sobre el banco, pero nada me duró el gusto.
—¡No te duermas, Nora!—Gritó Jared en mi oído, provocando que me levantara de golpe.
—Dios, Jared, algo me dice que serás un problema—murmuré tallándome los ojos.
—Otra vez diciendo cosas que me dañan—entrecerró los ojos—. Sé un poco más sensible.
Antes de que la tutora se fuera me hizo una seña para que saliera con ella.
—Ven a mi oficina durante el receso, tengo la fecha y datos de la reunión que tendrás con el que será tu padrino.
—Gracias, señorita—claro que lo agradezco.
El profesor Olvera entró y nos explicó la actividad del día.
—Nora, ¿no te sentabas al lado de Theo?
—Nos cambiamos—dije nerviosa.
¿Acaso era el día de las preguntas incómodas?
Durante el receso fui con la tutora.
—Hola, cariño—se puso las gafas.—Toma asiento.
Hice lo que me pidió y enseguida me dio una corta explicación de lo que tenía que hacer.
—Tu cita será el jueves a las siete de la tarde, el hombre que se encargará de tus estudios se llama Jorge Nájera, aquí tienes la tarjeta con su dirección. —Me extendió dicho pedacito de papel. Una tarjeta muy bonita.
—Gracias, ¿sólo debo ir a su casa y preguntar por él?
—Sí, sólo eso. Recuerda que debes ser tú misma, no va a hacer preguntas que no sepas responder, así que suerte.
—Haré todo lo posible para no ponerme nerviosa—dije en tono de broma.
Salí de la oficina con algo de prisa observando que nadie me viera. De pronto Jared apareció detrás de mí poniendo una mano en mi hombro.
—No sabía eres mamá—dijo sonriente y lo miré con los ojos extremadamente abiertos. Me había quedado sin palabras.
—Tranquila. No se lo contaré a nadie.
¿Quién será el siguiente en enterarse? Dios, esto me traerá muchos problemas.
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–Dioses! La última vez que subí éramos menos de 1.5K y ahora ya casi somos 3K No saben cuánto me hacen feliz con sus votos y comentarios
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Madre por elección. {2014}
ChickLitNora se muda de país para comenzar una nueva vida, sin saber que la sorpresa de encontrar una bebé frente en su puerta la cambiará por completo.