25. Perdón y accidente

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Maratón 2/3:

Ellington nos llevó a una palya y allí, Rydel me indicó por dónde teníamos que ir.

Hasta que nos detuvimos frente a un "camino" de rosas rojas y jazmines. En ese momento, supe que no era una "salida de chicas" y, cuando me dí vuelta para ver a Rydel y pedir explicaciones, ella ya no estaba.

Comenzé a caminar por esa senda, hasta que ví una silla en el medio de la nada. En la arena frente a la misma decía: "Siéntate".

A pesar de que ya había caído en la cuenta de quién era el autor de aquel escrito, decidí darle una oportunidad. Darnos una oportunidad.

Me senté y muchos pétalos de jazmines y rosas rojas cayeron sobre mí. Rápidamente, me dí la vuelta, y no había nadie.

Estaba por empezar a asustarme, hasta que volví mi mirada al frente, y casi caigo para atrás del susto, pero me agarró la mano y lo evitó, haciéndome posible el sentir ese cosquilleo que tanto extrañaba.

Me puse de pie y él me dió un gigantesco ramo de jazmines con algunas rosas rojas resaltando en él.

Yo: Gracias, Ross. Pero, ¿por qué haces todo ésto? -Pregunté mirando todo perfecta y románticamente decorado.

Ross: Para demostrarte que me importas, que eres lo más importante en mi vida, que eres mi vida y...que te amo...con todo mi corazón -Dijo mirándome tiernamente y con su sonrisa hermosa.

Yo: Eh, yo... -No podía hablar. No me salían las palabras.

Ross: Shh... -Dijo poniendo uno de sus dedos sobre mis labios- No tienes que decir nada... -Susurró, mientras seguía sonriendo- Ven, te voy a llevar a un lugar. -Expresó dándome la mano. Yo la agarré y sentí esa linda corriente.

Yo: Okay -Sonreí levemente y le seguí el paso.

Me había quedado sin palabras al verlo aparecer. Era tan romántico, dulce, tierno...¡Simplemente perfecto!

Luego de cenar amenamente, mientras conversábamos y reíamos, se hizo tarde y él me llevó hacia su auto.

Condujo durante un tiempo por la carretera, en silencio, a excepción de la suave música que emergía como un murmullo desde los parlantes del coche.

Era el momento de decirle que yo también lo amaba.

Suspiré. No mejor no.

...

...

...

Okay, sí. Tenía que hacerlo.

Ross: _____, yo...quería preguntarte algo.

Yo: Claro, pregúntame lo que quieras.

Lo otro puede esperar.

Ross tomó una larga bocanada de aire.

Estabamos en el auto, en la ruta aparentemente desierta, con la melodía tranquila que llenaba el ambiente.

Hasta que dos luces aparecieron casi de golpe frente a nosotros. Ross no tiene tiempo de hacer alguna maniobra que nos saque del camino o que esquive el gigantesco camión.

Y, luego, oscuridad.

Todo negro. Mi mirada se dirigió a Ross, quién con una mano al volante intentaba desviarse y, con la otra, me agarró una de mis manos. Me sonríe forzadamente. Cierro los ojos y escucho que dice:

Ross: Te amo.

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-Candy_xX

Peleando por tu amor (Ross y Tu) (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora