Un año después:
Un cuarto de hora antes de irnos de casa, Mía me dice que se la ha caído uno de los botones de la camisa del uniforme. Así que aquí me tenéis, sentada en el sofá con hilo y aguja cosiendo a toda prisa el botón.
- Mía! Esto ya está. Vamos vístete y ponte los zapatos, nos tenemos que ir al cole.
- Ya voy!
- No te olvides del libro de matemáticas.
- Ya está en mi mochila.- Dice llegando al salón.- Mamá, ya tengo seis años. Soy mayor.- Mi bebé cuanto a crecido. Si parece que fuera ayer que la tenía en mis brazos acunada.
- Eres mayor aunque te sigues poniendo los zapatos al revés.
Tras ayudar a Mia a ponerse bien los zapatos del uniforme, bajo un poco la falda de cuadros y le coloco bien el cuello de la camisa sobre el jersey verde botella. Ella como cada mañana protesta. Eso no pasaría si se pudiera bien la ropa.
Nos subimos a mi amado Fiat, ya terminado de pagar. En serio, no doy crédito que lo haya podido pagar antes de plazo. Soy feliz.
Desde este curso, Mía acude a otro colegio. Fue una recomendación de Claudia, su abuela quería que fuese al mismo colegio al que fueron sus hijos y al que también fue Emma. En un principio no estaba muy bien convencida, no quería llevar a mi hija a un colegio de ricos, de prestigio pese a que tienen un buen sistema educativo. Al final, Emma fue quien me convenció en aceptar. Pese a que la loca de Rita le hiciese la vida imposible, Max le rompiese el corazón. Asegura que todos los días en ese colegio fueron una lección de vida, un aprendizaje, un peldaño más para querer luchar por ser la mujer que ella deseaba ser. Y como madre lo que más me importa es que Mía sea feliz y luche por lo que quiere en un futuro, sin muros.
Aparco el coche frente a la puerta de entrada, Mía se desabrocha el cinturón para bajarse de la silla y así poder salir. El colegio queda a un metro y sabe que no la pierdo de vista hasta que entre.
- Te espero aquí cuando salga? Tengo clase de ballet.
- No.- Niego en seco- Hoy viene tú a padre a buscarte. Después a las siete paso por ti.
Tras despedirme de Mía y saludar a un par de madres y un padre de la clase de Mía, conduzco camino a la fundación. Hoy empiezo con terapia de grupo de un niño y su família.
Entro por la puerta principal como cada mañana, saludo a David y Victoria para ir directa a la sala de visitas. La asistente social junto a la madre del niño ya esperan en la sala. Ella está algo cabizbaja, se la nota tensa, llena de nervios, expectante, puedo ver el miedo en sus ojos. Volverá a ver a su hijo después de casi un año.
El pequeño de siete años llegó poco después que empezara mi aventura en esta fundación, vivía con su madre y el novio de esta, ambos adictos a la cocaína. El pequeño era maltratado por su padrastro, sufría de abandono y mal nutrición. Una vecina fue la que denunció los hechos ante las autoridades cuando una noche el pequeño acudió a su casa para que le cuesta una herida. El malnacido de su padrastro le había dejado un ojo morado y una brecha en la frente. Por supuesto fue detenido. A la madre del pequeño se le quitó la custodia. Ahora está en un programa de rehabilitación, dispuesta a dejar su adicción para poder recuperar a su hijo.
- Y si me tiene miedo?- cuestiona la mujer llena de nervios. No cesa de jugar con la cremallera de su chaqueta.
- Julieta tranquila, te puedo asegurar que Alberto está ansioso por verte. No sabes lo que habla de tí, tiene muchos ganas de ir al parque contigo.-Le explico para apaciguar un poco sus nervios.-En unos minutos iré a buscar a Alberto. Por ahora quiero que me cuentes qué tal va todo. Cómo vas con la rehabilitación.
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Siempre fuiste tú #2 Saga Amor Destinado
RomanceSiempre fuiste tú: ¿Qué pasaría si años atrás te hubieses acostado con tu jefe y fruto de esa relación hubieses tenido um hijo de él? Eso mismo lo sucedió a Camila. Poco después de entrar a trabajar como secretaria en la prestigiosa firma de joyas T...