Capitulo 16: Enfermera

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Beso la mejilla de Mia y arreglo un poco las arruga de su uniforme escolar.

- Pórtate bien tesoro.

- Tsii.

Mi pequeña corre hacia donde están sus amigos y me saluda de nuevo con su manita.

Subo al coche, retoco el retrovisor, me pongo el cinturón y me pongo en marcha hacia Turandot.

Pulso el botón del manos libres cuando una llamada de Enzo interrumpe la canción que sonaba en la radio.

- Enzo dime.

- Te necesito- su voz se escucha ronca.

- ¿Estás bien?

- No me puedo levantar de la cama.

Agradezco al portero que me abra la puerta. Es la segunda vez que estoy aquí. La primera fue hace ya muchos años, Enzo se dejo unos documentos y tuve que ir a traerlos. Esta muy diferente a como lo recordaba, el toque de Cristal es innegable. Grita lujo y ostentosidad por todas partes, yo prefiero algo mas cálido y acogedor con un aire rústico.

Entro a la habitación matrimonial, Enzo esta tumbado en la cama, se ve pálido y con mala cara.

- Qué bien que has llegado. Tenemos mucho trabajo que hacer. En la habitación de al lado esta mi oficina, puedes traer mi ordenador.

- De eso nada. Tienes muy mala cara.- Pongo mi mano en su frente para notar la temperatura.- Estas muy caliente. No puedes trabajar así. Hoy debes descansar ¿Dónde está el termómetro?- él y su adicción al trabajo

- En el baño. Veo que tendré una enfermera exigente.

Tras haberle puesto Enzo el termómetro y haberle dado un analgésico que tenía en botiquín me dirijo a la cocina. No entiendo por que Cristal se quiere mudar, este piso es grande, tiene varías habitaciones, una gran terraza y vistas al monte. La cocina es simplemente espectacular combinado madera de pino y madera lacada en marrón oscuro. La parte central, se centra en una gran isla con una placa de cocina de ultima generación, cajones y armarios de almacenaje. En mi casa, la cocina apenas es una pequeña parte integrada al saló comedor, en forma de L, e color blanco.

Empiezo a revisar los cajones, armarios y la nevera para ver que puedo preparar. Creo que haré una sopa de pasta con verduras. Pongo al fuego el caldo de pollo y mientras espero a que hierba limpio, pelo y corto cebolla, zanahoria y apio en pequeños trozos para añadirlo a la sopa y dejo que hierva junto a la pasta. Mientras, limpio lo que he ensuciado.

Llamo a la puerta esperando a que Enzo me de permiso, una vez lo tengo me adentro junto a la bandeja.

- Llamas igual que en la oficina. Un pequeño golpe y dos fuertes

- Te he traído una sopa, sería bueno que comas algo.

- No tengo mucha hambre la verdad.

- Come un poco aunque sea.- Le acercó la bandeja con el plato.

- Huele de maravilla.

- Lo he cocinado yo.

- Entonces.

Enzo toma la sopa con fervor, saboreando. Una sonrisa se escapa de mi, Mia hace los mismos gestos que él. De carácter tiene tanto de él. Físicamente es bastante más parecida a mi, aunque en ocasiones tiene un cierto parecido a la hermana de Enzo.

- ¿De que te ríes?

- Nada. De ti.- Disimulo.- Se ve que tenías hambre.

- Esta sopa esta riquísima. Me recuerda a las que me hacia mamá de niño cuando enfermaba.

- ¿Cristal no te prepara nada cuando estás enfermo?

- Se lo pide al servicio. No sabe cocinar. ¿Quieres ver una peli?

¿En que momento he terminado con la cabeza apoyada en el pecho de Enzo? La película me estaba pareciendo un poco aburrida, la verdad no soy mucho de películas de acción. Le he dicho que si, ha insistido mucho en ver Batman y al final he cedido.

Miro la hora en mi reloj. Mierda, mierda, soy la peor madre del mundo.

- Tengo que irme. He de ir buscar a Mia al colegio.

- ¿Vas a volver? Puedes traer a Mia aquí

- No creo. No es bueno que Mia este cerca de alguien enfermo. Ya sabes que su salud es delicada. Ha sobrado un poco de sopa.

Narra Enzo:

Miro la hora en el reloj despertador de la mesilla, mi estomago ruje. Tras ir al baño y lavarme las manos. Me dirijo a la cocina. Aún se siente el aroma a comida casera. La verdad que cuando estuve estudiando en el extranjero aprendí a cocinar y no se me daba mal. Mi especialidad era la comida italiana, será que lo llevo en los genes. Desde que empecé mi relación con Cristal y sobre todo desde que vivimos juntos no he vuelto a cocinar y hace ya tiempo que no prueba una auténtica comida casera.

Pongo la sopa a calentar al fuego unos minutos y una vez lista me la sirvo en un cuenco para comerla mientras veo un partido de básquet en televisión. Hacia tanto tiempo que no veía un partido por la tele, siempre debo verlo a escondidas en alguno de mis dispositivos. Cristal segura que es un deporte demasiado vulgar para alguien de nuestra clase. Yo la verdad no me considero más que el resto, solo afortunado y agradecido por haber nacido en la familia que tengo.

Me levanto a abrir cuando escucho el telefonillo del portal sonar, es mi madre.

Nada más entrar corre a abrazarme, esta llena de bolsas.

- ¿Cómo no me dices que estás enfermo? Me he tenido que enterar por tus hermanos. Te he traído medicinas. He hablado con el doctor Galindo, si mañana sigues con fiebre vendrá a visitarte. Hijo estás muy destapado. Deberías ponerte un jersey.

- Estoy bien. He tenido una buena enfermera y estoy bien. Me estoy tomando todas las medicinas.

- Muy adulador Lorenzo pero no me iré de aquí.- ¿Cómo?- Soy tu madre lo recuerdas, se cuando tus hermanos y tu tratáis de dorar la píldora para que me vaya. Tú padre hace lo mismo y llevo casada con el mas de treinta años. A mi no se me engaña. Valentina ha salido más directa. Y Cristal?

- Esta en París. Debía ver un chef para la boda y su vestido de novia.- Empieza la operación "Mama te quiero pero no necesito tu ayuda"

- Que raro. Si su vestido ya esta hecho y terminado. Lo ha diseñado una conocida diseñadora italiana.

Hacia tanto tiempo que no me volvía a sentir como un niño, mamá no se ha ido hasta que no me ha arropado en la cama y le he asegurado que la llamaré en cuanto despierte. Puede que parezca que a mi edad tener a mamá cuidándote como bebé suene estúpido pero no me juzguéis, estoy enfermo y mamá huele tan bien. Me transporta a cuando era niño y pasaba habitación por habitación a leernos un cuento. Daba igual el día que hubiese tenido, nunca faltaba el cuento y su beso de buenas noches, incluso si viajaba con papá, llamaba para desear buenas noches y explicar el cuento.

No sale de mi cabeza, no puedo dejar de pensar en ella, será que la extraño? En mi cabeza no deja de rondar una idea, se que me va a matar, odiara que haga esto pero la necesito cerca. Me siento bien, creo que ya no tengo fiebre y me siento más fuerte, aunque por si acaso me tomaré un analgésico

Abrocho mis deportivas, guardo en mi cazadora una pequeña cajita y junto a las llaves del coche y de casa salgo de casa cerrando con sigilo la puerta.

Es tarde, así que no creo que encuentre mucho tráfico. Decido coger un atajo dirección al aeropuerto, será la forma mas rápida de llegar. En horas laborales sería imposible, siempre suele estar muy congestionada. Espero que no me mate por mi locura.



Siempre fuiste tú #2 Saga Amor DestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora