Capitulo 4: La Madrina

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Llamo a la puerta con un par de pequeños golpes y espero a que me jefe me de la señal para entrar. Allí los veo, el con su impoluto traje marrón sentado en la cómoda silla de piel acolchada. Ella sentada sobre sus piernas. Los labios de ambos están hinchados. Es difícil no intuir que ha sucedido en esta habitación.

Me acerco a la mesa y parece que cada paso que doy, Cristal se aferra más a Enzo. ¿Qué arpía, marcando territorio? Tranquila que conozco tu veneno.

- Te traigo los expedientes de los estudiantes de practicas. He marcado con verde los que considero buenos candidatos. Ha llamado la secretaria el señor Takama. Ha pedido aplazar la reunión de mañana a la próxima semana. Algún asunto de índole familiar. He cuadrado con la secretaría de Alessandro.

- Gracias Camila. Luego los reviso. Por cierto. ¿Cómo está tu hija?

- Bien gracias. Ya se ha recuperado.

- ¿Tienes una hija? Te conozco desde que entraste a trabajar aquí y no tenía ni idea.

- Yo me enteré el otro día. Esa niña es un sol. La encontré tiernamente dormida al lado de la mesa de Camila. Estaba algo indispuesta.

- ¿Tienes alguna foto de ella?

- Tengo el teléfono en mi mesa.

- Lastima. Otro día me muestras una foto suya.

- Por supuesto. Con vuestro permiso, me retiro.

- Un segundo Camila. Dame tu opinión. La arquitecta nos ha mandado dos opciones para nuestra fantástica cocina. Me gustaría saber tu opinión. - Eso, eso. Restriegame en la cara que vas a formar una vida junto al hombre del que estoy enamorada.

Cristal me muestra dos imágenes recreadas en 3D. En una se ve u a cocina de estilo moderno en tono grisáceo, con una gran isla en medio en donde se encuentra la placa de cocina. La otra opción es algo más rústica. Combina la madera con el blanco. Esta no tiene isla, aunque si una gran barra que puede ser usada como mesa o espacio de trabajo.

- Si quieren cocinar me quedo con la segunda. Es mas practica. y si quieren presumir de diseño, la primera.

- La primera entonces. Imagínate lo que dirán nuestros amigos cuando la vean. Seremos la envidia de todos. Qué me dices bollito?

- Lo que tu me digas cariño.

- Eres el mejor.

Como si fuera alguien invisible sus labios se unen en un candente beso. Estoy ya muy acostumbrada a verlos besarse y pese a eso algo sigue doliendo. Con el tiempo he aprendido a convivir con ello.

Sin esperar a que terminen su espectáculo de babas salgo del despacho y me vuelvo a mis quehaceres laborales.

Aparco el coche y espero a que termine la canción. Mia ama las canciones de Ed Sheeran. Es tan gracioso verla cantar sin casi saber inglés.

- ¿Mami, hoy también me van a pone esa maquina?

- Esa maquina te cura tu pupa.

- No me guta. Me aburo mucho.

- Pero si allí hay muchos niñas y niños

- Tsiii pero algunos se han ido al cielo. Y no me guta porque me pongo trishte.

Ojalá no tuviera que pasar por esto. Es tan difícil que una niña de cuatro años haya convivido con la muerte varias veces. Desde que tiene dos años Mia sufre un problema renal y venimos al hospital tres veces por semana hacer tratamiento de diálisis. Y será así hasta que no encuentren un donante compatible.

- Mami te toca a ti. -Me indica mi hija. Estamos jugando al memory.

-Vamos a ver.- Giro una pieza- Manzana. Creo que antes la he visto- empiezo a recordar.

- Frío.

- Aquí-giró y es una fresa.

- No has acertado. Mira. Estaba aquí. Ya tengo ota. Te voy a ganar.

Ese olor. Lo reconocería en cualquier parte. Y que conste que no soy ningún lince en artes olfativas. Simplemente ese olor a perfume de " Hey mirarme soy rica" se olfatea a años luz.

Vestido totalmente diferente a esta mañana. Y me juego a lo que sea que se volverá a cambiar de ropa. La arpía se acerca a nosotros.

- Tesorito. No le vas a dar un beso a tu madrina. Te traigo un regalo.- Cristal le entrega una gran bolsa.

- Gratias madrina.

Mia abre la bolsa y en su interior hay un Ipad. No puedo evitar rodar los ojos. Se que esto lo hace para ganarse a Mia y contra decirme. Sabe perfectamente que no quiero que Mia tenga sus propios dispositivos tecnológicos.

- También viene con una funda de Frozen. Se que te gusta mucho.

- Tsiii. Gratsias Matrina.

- Cariño, me dejas hablar con tu mami?- Mia asiente.

Sin dejar de observar a mi pequeña Cristal y yo nos vamos a una esquina, algo apartadas de la gente.

- He depositado el pago para este mes. Has tenido suerte que lo hiciera anoche. Sabes cuál es nuestro trato. Enzo no puede saber que Mia es su hija.

- Te juro que traté de evitar que la viera. Pero fue imposible.

- Más te vale que no vuelva a suceder. Tu solo fuiste un desahogo en una noche de borrachera. Yo soy su futuro y sus hijos serán conmigo. ¿Queda claro?

¿Cómo no lo voy a tener claro? Llevo aguantando sus amenazas desde hace dos años.

Cuando supe de la enfermedad de Mia, desesperada quise confesarle a Enzo que teníamos una hija en común. Era mi último recurso. Inocente de mi le entregué la carta a Cristal, a la buena y transparente de Cristal. Pero de transparente nada, más bien cristal opaco. Nunca le entregó la carta a Max, allí empezaron las amenazas y los chantaje. Me ofreció un trato: Pagar el tratamiento de mi pequeña rubia a cambio de mi silencio. Por salvar a mi hija soy capaz de lo que sea. Solo pido que encuentren un donante.

Ayudo a Mia a ponerse su pijama estampado de cerezas, llevo uno puesto igual. Mi pequeña ríe con un vídeo que ve en su nueva Tablet. Cuando ríe de ese modo, me recuerda tanto a Max. En más de una ocasión he imaginado como habría sido la vida de Mía si hubiese crecido junto a su padre. Se que es una niña feliz y me siento orgullosa de mi labor como madre. No me considero una madre modelo. Es más creo que he cometido muchos errores pero la maternidad no viene con instrucciones, y cada día aprendes algo nuevo.

- Mía. Te dejo jugar hasta que cenemos. Mami se va a preparar la cena.

- Tsii mami.- Dejo un beso en su coronilla.

Me coloco el delantal y me dispongo a preparar la cena, coliflor gratinada. Lavo la coliflor y la corto y sigo el proceso de la receta. Me la pasó Celia hace un tiempo y esta bien rica.

- Qué hay para cenar?- Me pregunta Tay.

- Coliflor gratinada. Que tal va el estudio.

- Bien. Aunque hay algún tema que se me queda algo atascado.

- ¿Cuando tienes el examen?

- En un par de días.

Desde que tuvimos la pelea, Tatiana está fría conmigo. Tardó varios días en volverme hablar y todo fue por las insistentes preguntas de Mía. Se que la quiere con locura y no quiere que sepa de los enfados que su madre y su tía puedan tener.

Me coloco las manoplas para sacar la fuente del horno. Pese a llevar protección puedo sentir el calor que emana el recipiente. Lo dejo en la mesa y llamo a Mia y a Tay para que vengan a cenar, no sin antes lavarse las manos.

- Mami, eta mu rico.

- Esto esta tremendo. Me tienes que enseñar hacer esto. Creo que voy a conquistar a más.

- Me la enseño una compañera de trabajo. Ya te la mandaré.

- He hablado con papá. Me ha preguntado por ti. 

- ¿Y por su nieta no te ha preguntado verdad?

Siempre fuiste tú #2 Saga Amor DestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora