:::: XV

260 25 28
                                    

Al despertar me topé con una hermosa imagen. El niño bonito tenía su carita hinchada y sus hombros se encontraban al descubierto.

Lo observé por unos minutos para después dejar un pequeño besito sobre sus labios y pararme de la cama para bañarme.

Había olvidado que me había quedado dormido sin ropa y solo logré percatarme de eso cuando me levanté de la cama, decidí no vestirme pues pronto volvería a desnudarme y seguí mi camino.

— Te ves realmente bien desnudo... — Oí la voz adormilada de la persona que se encontraba en la cama y reí ante su comentario.

— ¿Tan temprano y ya estás comiéndome con la mirada? — Le pregunté mientras me daba la vuelta para mirarlo.

— Es inevitable teniendo a un dios griego enfrente. — Contestó sentándose en la cama a la vez que observaba como me acercaba a él.

— Eres un verdadero descarado... — Pronuncié con una sonrisa después de estar  sentado frente a él.

— ¿Qué te digo? — Contestó con una sonrisa antes de abrazar mi cuello. — Bueno días, soldadito.

— Buenos días, bonito. — Respondí de igual manera para después recibir un tierno beso en los labios.

— Quiero tener sexo de nuevo. — Dijo de manera precipitada haciendo que me separara bruscamente de él.

— Me pregunto desde hace cuánto tiempo llevabas planeando tener sexo conmigo. — Mencioné poniendo mi mano en mi barbilla simulando como si pensara con seriedad.

— Te traía ganas desde hace mucho. — Contestó antes de reír.

— Iré a bañarme. — Traté de desviar el tema a la par que rodaba.

— ¿Nos bañamos juntos? — Sugirió queriendo levantarse de la cama y caminar detrás de mi.

— Me estás provocando demasiado pero debo ir a trabajar. — Le dije negandome casi inmediatamente.

— ¡Ugh! Está bien, pero solo es porque la próxima semana tendrás que recompensarme. — Aceptó haciendo un lindo mohín que me hizo enternecer.

— La próxima semana te recompenso entonces. — Acepté para después reír y abrazarlo. — Iré a bañarme.

— ¡Ve con cuidado! — Me reí inmediatamente después de escucharlo pues era demasiado lindo verlo así.

Al salir del baño me encontré con una hermosa vista, él ya se había levantado pero por alguna razón no estaba usando su ropa solo estaba usando una de mis camisas blancas que usaba para el trabajo.

Sus piernas resaltaban demasiado con esa manera de vestir, tenía tantas ganas de agariciarlas y besarlas pero si hacía eso era seguro que me ausentaría al trabajo.

— Lo siento, tomé una de tus camisas. — Dijo al verme entrar a la habitación.

— Cada que te quedes a dormir usa una de esas, por favor. — Pedí hipnotizado. — ¡Compraré mas camisas blancas!

— Creí que te molestarías un poco. — Dijo acercandose a mi con una pequeña sonrisa.

— ¡¿Qué tonto se enojaría contigo?! — Pregunté no pudiendo pensar en la forma de enojarme con él. — ¡Tu eres lo más hermoso que hay en este mundo, sería alguien realmente estúpido si me enojara contigo!

HIS TIMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora