Capítulo 23: Reencuentros casi familiares

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Las calles de Trost se engalanaban con banderines de colores, y los habitantes parecían demasiado atareados con sus quehaceres para notar la presencia de un grupo de encapuchados viajeros que caminaban a paso lento en pequeños grupos hacia el centro de la ciudad. Hange y Mobblit se habían unido al grupo cuando habían entrado a la ciudad con los primeros rayos de sol, ella y el Capitán Levi habían conversado durante unos minutos, en la retaguardia del grupo para ponerse al día de las novedades, tras lo que el capitán había seguido liderando la marcha del grupo a la cabeza. Ante la advertencia de pasar desapercibidos, trataron de no caminar en grandes pelotones. Connie Springer miraba asombrado a su alrededor y con un susurro desconcertado se dirigió a Shasha que era la que más cerca estaba de él.

- ¿Por qué hay tanto banderín de la casa real?— La chica se giró discretamente.—

- ¿Hoy no es el día del aniversario de la formación del gobierno real?— Susurró ella de vuelta un poco emocionada con la idea.— Todos los días recibimos raciones especiales en ese día...

Como si el susurro dubitativo de la cadete Browse hubiera convocado a las masas, un grupo reducido de soldados con el uniforme de la Policía Militar se erguía sobre un altillo de madera convocando a los residentes de la zona a acercarse para tomar sus raciones especiales. El escuadrón apretó un poco el paso para salir de entre la multitud, temiendo verse arrastrados por la misma hacia las autoridades allí dispuestas. Desde un punto un poco más alejado, el joven capitán les mandó parar para observar de cerca cómo se formaba el tumulto y que equipamiento llevaban los soldados de a pie.

- ¡Qué generoso es el Rey, Fitz! ¿No os parece?—susurró la chica de pelo castaño recogido en una coleta alta mientras miraba con envidia las raciones que se estaban empezando a repartir.—

- Si, esto pasa en todas partes.—contestó en voz baja el soldado más fuerte de la humanidad con un tinte de rabia en su mirada que descolocó un poco a los novatos a su alrededor. Reanudó la marcha sin dar la orden pertinente, sabiendo que el resto lo seguiría sin descanso.— Con la comida es muy fácil controlar al pueblo. Si no tienes que pensar en que vas a comer mañana es más que probable que tengas tiempo para hacer preguntas incómodas.

La figura del menudo dirigente se paró en seco ante la mirada confusa de la mayoría de los soldados, se giró de pronto hacia ellos y con una expresión de total seguridad les gritó a todos para que se apartaran del camino. Haciéndose a un lado inmediatamente, un carro veloz y raudo atravesó el grupo desmembrado sin contemplación, y dos hombres que iban sobre él agarraron la figura menuda y rubia, y una masculina algo menos bronceada de lo que debía. Levi Heichou miró el carro fijamente, mientras los secuestradores se llevaban a los señuelos en una fuga inútil. El capitán se levantó del suelo con cuidado, puesto que al apartarse había perdido ligeramente el equilibrio, se sacudió las perneras del pantalón un poco frustrado y cuando hubo comprobado que todos sus subordinados y compañeros estaban bien ordenó pasar al uso del equipo de maniobras tridimensionales. Entonces, el Capitán Levi, acompañado de Mikasa Ackerman, siguieron de cerca al carro con los señuelos, mientras el resto bajo las órdenes de Hange Zoe se colocaban en sus posiciones definidas a lo largo de los tejados de la cuidad para vigilar el carro en los que estaban los verdaderos Eren e Historia.

Las dos figuras ágiles de alto rango y subordinada se deslizaron hasta el tejado de un almacén a las afueras de la ciudad, en la zona industrial. El capitán se quedó en cuclillas algo dolorido al aterrizar, mientras Mikasa Ackerman comprobaba que Armin y Jean, haciéndose pasar por Historia y Eren respectivamente se encontraban en perfecto estado. El hombre menudo escuchó el equipo de maniobras y los pasos rápidos de la muchacha a su espalda y sin moverse se dirigió a ella de manera directa.

- ¿Cómo van las cosas ahí abajo?— le espetó sin ceremonia ni reverencia.—

- Como no nos demos prisa van a descubrir a Armin, de momento ese cerdo está demasiado ocupado sobándole pensando que es Historia como para darse cuenta del cambiazo.— susurró con todo el odio del mundo la chica de ojos oscuros sin virar ni un milímetro, había algo en la voz fría y la actitud taciturna de la cadete que le recordaba a él mismo cuando todavía vivía en la ciudad subterránea.— ¿Qué tal tiene la pierna, capitán? Eren me dijo que seguía algo dolorido...—

El verdadero corazón de la libertad (SNK fanfiction - Riren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora