Capítulo 21: El verdadero rostro de la felicidad

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Pasado el desayuno, la figura menuda y estricta del joven capitán se personó en el salón de piedra ante la mirada curiosa de los presentes soldados. Su habitual rostro estoico y su ceño fruncido daba la impresión de que estaba realmente de peor humor del habitual, nada más lejos de la realidad aunque ninguno de los presentes (sin contar a la excéntrica Major) podía imaginárselo, caminó hasta donde Erwin Smith y Hange Zoe estaban sentados, y se sirvió una taza de té sin dar los buenos días. Tras su persona, la figura alta y esbelta de Eren Jaeger caminaba cabizbaja y en silencio, a pasos cortos como si hubiera recibido una enorme reprimenda por parte de su superior, nada más lejos de la verdad que era que el chico se había sonrojado tanto al pensar en que los verían entrar juntos al comedor después de todos los acontecimientos de la noche anterior que creía que la cara le estallaría si trataba de mirar a Mikasa o a Armin a los ojos. La mano robusta de Shasha se coló entre los codos apoyados sobre la mesa, justo bajo la mirada perdida de Eren que se había sentado sin decir nada, agachando la cabeza avergonzado, y le cedió un trozo de pan que había conseguido agenciarse en el reparto del desayuno. Eren lo tomó con cuidado y lo mordisqueó con gusto, lo que hizo que sus mejillas se apagaran poco a poco para permitirle mirar a sus amigos a la cara mientras Erwin Smith daba las instrucciones del día en el otro lado de la sala.

Tras asignar los nuevos grupos de trabajo, el Escuadrón de operaciones Especiales quedó conformado en la nueva configuración, en la que el Capitán Levi seguía siendo su líder, pero bajo su mando ahora estaban los cadetes de la promoción ciento cuatro que habían sobrevivido a los últimos acontecimientos. Así fue como, el grupo formado por Armin Arlet, Mikasa Ackerman, Connie Springer, Jean Kirstein, Christa Renz y Shasha Browse pasaron a ser miembros activos y de pleno derecho como Eren Jaeger. Cabalgaron unas horas tras las órdenes del capitán, que entregándoles el mapa que ilustraba la situación de su nueva ubicación les mandó partir recordándoles que el espacio debía de estar limpio y acondicionado cuando él llegara unas horas después. Todos comenzaron a desempeñar las tareas que el capitán les habían asignado antes de partir, aun así crecían ciertas pequeñas tensiones en un grupo que acababa de conformarse.

El paso tranquilo de Rorscharch acompañó al buen humor del Capitán Levi mientras él, Mobblit y Hange Zoe marchaban hacia la nueva base de operaciones del Escuadrón de Operaciones Especiales tras la partida hacía una media hora del grupo de jóvenes reclutas. El complejo era un pequeño cortijo provisional, con unas pequeñas cuadras, dos grandes dormitorios para los soldados rasos y dos más pequeños, uno que ocuparía el capitán y otro que ocuparía la excéntrica científica. Disponía también de unas pequeñas cuadras y estaba cerca de la ciudad, con un buen acceso a los caminos principales, aunque bastante oculto dentro del espeso bosque. Unos metros antes del desvío hacia el edificio rural, Mobblit avisó a la mujer de que debían regresar a guiar a los carros de suministros de armamento, que aunque no muy numerosos, eran valiosos y debían der escoltados. Lo que dejó al capitán solo el último trecho de camino. Divisó la pequeña edificación de lejos, y apurando un poco a su corcel llegó a los pocos minutos, se bajó del caballo, lo llevó a la cuadra y al acercarse a la puerta a sus oídos llegó el jaleo propio de una especie de discusión superficial, "¿Por qué siempre me tocan los novatos ruidosos?" pensó para sí mismo mientras abría la puerta despacio.

El figura menuda y taciturna caminó lentamente adentrándose en la morada de su recién nacido Escuadrón de Operaciones Especiales, entre el jaleo de las voces chillonas y ruidosas de los soldados nadie salvo una cadete bajita de ojos azules y pelo muy rubio pareció percatarse de su presencia. Christa Renz observó muy de cerca los movimientos del capitán, y la voz calmada y fría del dirigente se escuchó sin necesidad de alzarse en la sala por encima del resto de las de los cadetes.

- ¿A qué viene tanto jaleo?— Sus pasos ligeros pero imponentes se oyeron hasta el borde de la enorme mesa de madera, Levi Heichou estiró una de sus pequeñas y fuertes manos, y la pasó por debajo del tablero con desagrado. Al levantar la mano y examinarla de cerca sólo pudo confirmar que estaba tan llena de polvo como se esperaría después de años de abandono; su mirada fría y estoica escrutó a los novatos discutiendo al otro lado de la habitación.— Y eso que os he dejado tiempo de sobra... En fin, ya discutiremos luego vuestra incompetencia para limpiar.

El verdadero corazón de la libertad (SNK fanfiction - Riren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora