La respiración costosa de la cadete, que parecía venir a la carrera de un lugar desconocido le dio tiempo el Capitán Levi para examinarla en silencio. Tenía el pelo castaño y alborotado, los pantalones blancos arrugados y ligeramente cubiertos de polvo, junto con las marcas de grasa para cuero que usaban en las sillas de montar, o bien había cabalgado mucho por alguna emergencia sin dejar que la crema se absorbiera en el tejido o bien lo había hecho tarde y rápido porque se había olvidado de ello; aunque la expresión de preocupación y apuro de la muchacha le llevaron a decantarse por la primera opción. Entre sus finas manos portaba un pergamino un tanto maltratado por el toqueteo constante y nervioso de sus dedos, la puerta se cerró tras ella de nuevo.
- ¡Con permiso!—La voz suave y acolchada de la chica de ojos color miel se hizo presente tras su figura acalorada.— ¡Se presenta Shasha Browse, cadete de la promoción ciento cuatro! ¡Iba a entregar este mensaje al comandante cuando un soldado me dijo que tenía que hacérselo llegar antes a la Major Hange!
Formó muy tiesa tras la perplejidad del grupo de soldados congregados en torno al Pastor Nick, después avanzó confusa sin entender exactamente qué tipo de conversación realmente vital había interrumpido al entrar en la sala por el tipo de expresión de Armin y Eren. Estiró los brazos hacia la científica mientras se agachaba entregándole el pergamino de una manera arcaica y bastante artificial. Por su parte, la mujer de gafas la miró confusa mientras tomaba el papel de entre sus manos con poca delicadeza.
- ¿Un mensaje? Gracias, buen trabajo.— Se alejó de allí un tanto intrigada y dejó sobre las manos de Shasha una patata que había conseguido sustraer durante la cena.—
La silueta alargada de la mujer se giró hacia la antorcha que pendía de la pared a su derecha, mientras el Capitán Levi se acercaba a ella. Ambos fijaron sus ojos en el papel leyendo en silencio, mientras la expresión del capitán seria y estoica, no cambió ni un solo milímetro; los ojos avellanas de la dirigente comenzaron a brillar con un destello de preocupación que hizo inquietarse al resto de soldados uniformados que seguían allí de pie en silencio a la espera de nuevas órdenes o informaciones que debieran conocer. El joven capitán volvió a su posición inicial recuperando su espacio personal en silencio, mientras sus ojos se encontraban con la mirada confusa de Eren, el muchacho desvió la mirada los labios del soldado más fuerte de la humanidad que provocó que sus mejillas bronceadas se sonrojaran ligeramente. Se rascó el pelo con la mano izquierda tratando de disimular y bajó la vista a sus propios pies tratando de sacar de su mente el recuerdo del cuerpo caliente de Levi Heichou durmiendo pacíficamente entre sus brazos la noche anterior. Por su parte, el hombre del pelo azabache y mirada seria tuvo que contener una pequeña sonrisa ante la reacción inocente y pura del muchacho a su cargo, era curioso, como aquel chico de ojos del color de un bosque de pinos en verano parecía mucho más mayor que él mismo a su edad, era posible que su corta estatura y sus manos pequeñas le dieran un aspecto mucho más infantil del que tenía, si no fuera por su ceño fruncido constante y la fama que le precedían pasaría desapercibido entre el grupo de nuevos reclutas. La diferencia de edad entre ambos no llegaba a la decena, y aun así el soldado más fuerte de la humanidad no deseaba que el chico tuviera que pasar por lo que él había pasado.
- ¿Ocurre algo, Hange?—La voz ligeramente preocupada de Mobblit sacó de sus pensamientos al capitán de escuadrón que volvió a prestar atención a la explicación de la Major al resto de soldados.—
- Ehmmm... no. Es que por fin he recibido el informe de Annie Leonheart que pedí.—Dijo agitando ligeramente los papeles que todavía sostenía firmemente en su mano derecha.—
- ¿De Annie?—Preguntó Eren con un susurro un poco confuso puesto que pensaba que con haber custodiado a la cadete ya no habría ningún problema añadido.—
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El verdadero corazón de la libertad (SNK fanfiction - Riren)
Romance"¡Y volvería a hacerlo por qué no pienso perder a nadie más bajo mi mando! !Y por encima de mi puto cadáver pienso perderte a tí, estúpido novato ególatra!" La libertad tiene un precio y un nombre, pero sobre todo tiene un corazón. . . . . . . . . ...
