Capítulo 25: El precio de la información.

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Disclaimer: tortura gráfica.

La taza quedó relucientemente limpia escurriendo bocabajo contra la pila de la cocina, los pasos firmes y ligeros del capitán bajaron las escaleras para ver como Connie y Armin se cuadraban ante él saludándole cada uno al lado derecho de la puerta que custodiaban. La figura imponente de Levi Heichou estaba cubierta hasta casi los pies con un pesado delantal y unos larguísimos guantes que cubrían sus brazos fuertes hasta casi los hombros; les mandó descansar y ordenó a ambos que tras comprobar los grilletes de los prisioneros subieran al piso de arriba junto a Shasha y tomaran una taza de té caliente y aprovecharan para dormir algo hasta el cambio de guardia. Abrió la pesada puerta encendiendo una vela que había sobre la mesa, que iluminó las herramientas extendidas sobre la misma, en aquel momento el soldado más fuerte de la humanidad se alegró de que Reeves fuera un ferviente amante de la carpintería recreativa, pues todo aquello era material que había encontrado Shasha rebuscando en el desván. La edificación, aunque renovada en las habitaciones y el comedor; era en realidad un antiguo castillo reformado del que también habían conservado las mazmorras, no obstante el capitán no se quería plantear por qué Reeves había tomado aquella decisión. Cerró la puerta tras de sí, y muy lentamente se acercó a la figura atada de pies y manos sobre la incómoda silla de madera; que recibió la primera patada sin haber podido pedir piedad. La bota del capitán Levi golpeó su costado repetidas veces, hasta que el hombre más menudo se cansó. El soldado, de apellido Sannes, abrió los ojos despacio para recibir un puñetazo en el ojo izquierdo que comenzó a hincharse de inmediato; después el derechazo del capitán más joven le partió la nariz. Levi Heichou lo miraba en silencio, con tan desprecio y tal odio en sus ojos oscuros y azules que su mirada dolía más que los golpes que había recibido hasta ahora, la figura menuda jadeante y enfadada volvió a golpearle de nuevo. Abrió la mano derecha del hombre, para separar sus dedos bien y sujetándolos con toda su fuerza, el soldado más fuerte de la humanidad seccionó delicadamente la musculatura que unía sus pequeñas extremidades a la palma con un pulso certero y sin dudar ni un milímetro en los cortes del afilado cuchillo. Los gritos de dolor se escuchaban en todo el edificio, los cadetes sentados a la mesa se miraban entre ellos entre sorprendidos y aterrorizados ante el espectáculo sonoro que estaba produciéndose en las habitaciones inferiores. La sangre de la mano del soldado atado caía espesa y carmesí escurriendo por la pernera del pantalón del hombre hasta el suelo, generando un pequeño charco que manchó las botas negras del más joven de ellos, que chasqueó la lengua en una mueca de asco mal reprimida y se separó durante unos segundos del hombre para limpiarse. Un portazo lo sacó de sus pensamientos y la figura rápida y esbelta de Hange Buntaichou entró en la oscuridad de la celda improvisada desde el pasillo iluminado seguida muy de cerca por Mobblit, que se colocó tras la silla del hombre torturado.

- ¡Ya estoy aquí!—dijo la científica con un grito enérgico mientras contemplaba la figura indiferente del menudo capitán por unos instantes.— ¿Todavía estás en ello?

- Si, es que no tengo mucha costumbre.—respondió tranquilo mientras se giraba sobre sus talones tras dejar el cuchillo sobre la mesa, y se ajustaba mejor los largos guantes con delicadeza.— Llevaba mucho sin hacer algo así, como unos diez años aproximadamente...—

- ¡Sannes!— El nombre del soldado salió de los labios amplios y rectos de la mujer con el mayor odio que Levi Heichou la creía capaz de acumular. El soldado más fuerte de la humanidad sabía que estaba muy dolida por la muerte del Pastor Nick y que seguiría culpándose por ello durante mucho tiempo tras aquel incidente.— ¡Yo también soy principiante en esto de la tortura, así que ten paciencia conmigo!—

- ¡Esperad, os diré cuál era nuestro objetivo!—gritó el hombre desesperado revolviéndose en la silla mientras Hange Zoe se acercaba a su boca con unas enormes tenazas, mientras le obligaba a abrirla manchándose de su sangre que caía a borbotones de su nariz.—¡No podéis torturarme si preguntar nada antes!—

El verdadero corazón de la libertad (SNK fanfiction - Riren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora