Capítulo 11:

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Capítulo 11: Nuevas estrategias para nuevas contingencias.


El sol comenzaba a despuntar en el límite del horizonte, el turno de guardia estaba a punto de terminar; con suerte, los soldados del Escuadrón de Élite podrían dormir un par de horas saltándose la explicación general de la quincuagésimo séptima expedición; ya que sería el propio Capitán Levi el que informaría a su equipo por tener un papel diferente al del resto de Escuadrones. Eren dejó de mirar unos segundos al sol, para clavar sus ojos en la figura todavía plácidamente dormida del hombre menudo; la expresión de calma total del Capitán Levi le sorprendió sobremanera. Era curioso como alguien con el ceño fruncido y una expresión de hartazgo constante podía tener un aura de paz e inocencia cuando sus ojos azules y oscuros quedaban encerrados bajo sus párpados. La mano temblorosa del chico colocó con cuidado los mechones obsidianas desordenados, acariciando casi imperceptiblemente la piel pálida y contra todo pronóstico suave de su superior. Las cejas finas del capitán se curvaron levemente, y su cuerpo se revolvió un poco tratando de encontrar de nuevo la postura clave del sueño; el joven cadete apartó la mano inmediatamente. Dos punzantes, oscuros y azulados iris demandantes se clavaron en la cara del muchacho; el soldado más fuerte de la humanidad parpadeó despacio para orientarse sin entender del todo la situación; se frotó los ojos lento con sus pequeñas manos para aclarar su vista y cuando los abrió de nuevo sólo vio la cara bronceada del novato de ojos como esmeraldas sonrojándose sin límite a la luz de los primeros rayos de sol.

Se incorporó de golpe, de manera bastante brusca haciendo que el chico se tambaleara un poco en el proceso, de no ser por el arnés y el equipo de maniobras sujeto a la almena probablemente ambos se hubieran precipitado al vacío frente a la torre. Un leve rubor se instaló en las mejillas pálidas del hombre más veterano, mientras se ponía de pie bajándose de la almena y se sacudía el uniforme enérgicamente. Estaba lleno de polvo y arenilla que se acumulaba en la parte alta del castillo y lo odiaba a niveles que ni él mismo podía entender. Eren se levantó también, siguiendo los pasos del joven dirigente; desenganchó su equipo de maniobras tal cual había hecho el capitán unos segundos antes y ambos quedaron de pie en la pequeña explanada del torreón del vigía. Sin esperarlo, su propia capa le llovió sobre la cabeza, trató de cogerla con cuidado aunque no fue muy elegante y acabo de culo en el suelo ante la mirada iracunda y confusa del Capitán Levi.

- Levántate novato, si ahora eres capaz de llegar tarde al desayuno o al entrenamiento estarás sacándole brillo a las letrinas con un cepillo de dientes hasta que se te caigan las jodidas manos. —Una pequeña mano se estiró frente a la mirada confusa de Eren, bajo el sonrojo suave de los pómulos del capitán se dibujó la sombra leve de una pequeña sonrisa, que desapareció en unos segundos.—

Enérgicamente, el soldado más fuerte de la humanidad levantó del suelo al más joven que se colocó la capa del uniforme y bajó por las escaleras estrechas del torreón tras los pasos experimentados. Eren notaba su corazón desbocado en su pecho, como si hubiera corrido dos kilómetros, cuando en realidad lo único que había pasado es que había contemplado al capitán a la luz de los primeros rayos del alba mientras en sus finos labios se dibujaba la expresión más bonita y leve que había visto en toda su vida proporcionalmente hablando. El chico de ojos verdes notó como le ardían las mejillas al pensar en la leve sonrisa del capitán, había sido una milésima de segundo, pero Levi Heichou le había sonreído, a él, única y exclusivamente. Ni siquiera estaba seguro de que aquel hombre pudiera fisiológicamente sonreír, pero en aquel preciso isntante agradecía a un poder superior invisible haber presenciado tal hito como único y verdadero testigo. Por su parte, el hombre de pelo negro volvió a su actitud taciturna y malhumorada; mientras pensaba en como el novato lo había dejado dormir y le había dejado su capa para que no pasara frío. Definitivamente aquello ya era un problema, se le había ido de las manos, mucho más de lo que creía en un principio, pero siendo sincero consigo mismo le daba exactamente igual; por primera vez desde que se había alistado forzosamente a los Exploradores había dormido más de tres horas sin despertarse con una pesadilla horrenda, y era culpa de aquel estúpido novato de ojos esmeraldas. Cuando ambos llegaron a la sala de mesas alargadas que hacía las veces de comedor se separaron en silencio, yendo a sus respectivos sitios, Eren con sus compañeros reclutas del 104 recién llegados y Levi con Hange y Erwin. La mujer observó en silencio al capitán, y deduciéndolo con una sonrisa traviesa se dio cuenta de que bajo el ceño fruncido y las ojeras pesadas habituales, su mirada ahora menos cansada de lo que era común en él, brillaba un poco más de lo habitual.

El verdadero corazón de la libertad (SNK fanfiction - Riren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora