El bullicio alegre de la celebración resonaba en toda la ciudad, aún dentro de aquella guerra interminable contra los titanes la humanidad confinada tras los muros sabía disfrutar de los pequeños placeres de la vida de manera humilde. La música seguía sonando pasada la noche, y los soldados parecían haber olvidado por unas horas el mundo cruel y el conflicto bélico y encarnizado que rodeaba sus vidas. La música inundaba el amplísimo salón de techos abovedados y decorados con pinturas al fresco; algunos soldados bailaban en la pista meciéndose suavemente al son de la música lenta y empalagosa. Desde una distancia prudencial, tras una de las mesas de comida y bebida, Eren Jaeger observaba en silencio a las parejas bailando frente a él mientras Armin y Mikasa hablaban animadamente, la verdad era que no estaba escuchando ni una sola palabra de lo que sus amigos habían dicho. Examinando a las parejas abrazadas en la pista, no pudo evitar sentirse ligeramente triste, había nacido en un mundo verdaderamente cruel e injusto y los titanes no tenían nada que ver por primera vez en toda su vida. Él nunca podría bailar con la persona que realmente deseaba, sería más sencillo invitar a Historia a la pista, puede que irrespetuoso por protocolo pero desde luego legal. Cerró los ojos unos instantes, tratando de calmar sus pensamientos desbocados solo dirigidos a estrechar al soldado más fuerte de la humanidad entre sus brazos, mientras el hombre de cabellos azabaches apoyaba la cabeza contra su pecho y se mecían al ritmo de la melodía azucarada de aquella voz femenina. Las manos fuertes del joven dirigente rodeando su cuello mientras acariciaban suavemente sus cabellos enmarañados pero suaves. Los dedos bronceados del chico sujetando el talle elegante del inicio de la espalda que portaba las alas de la libertad, mientras sus cuerpos envueltos en los uniformes de gala se movían compenetrados como un único ente. Los faldones del abrigo verde que ambos portaban dejándose caer con su vuelo cada vez que girasen sobre ellos mismos, dejando ver más claramente los dos pares de piernas envueltos en los pantalones elegantes. Los pies pequeños y seguros de Levi Heichou guiándole con cariño y exigencia, como siempre había hecho, mientras se miraban a los ojos en silencio. Porque el embrujo de aquella mirada oscura, de tonos azulados y grisáceos, siempre fiera y valiente, audaz y enamorada, era demasiado embotante y atrayente como para resistirse a ella.
Dos enormes esmeraldas brillantes ligeramente apenadas se abrieron despacio, mientras el muchacho de mejillas bronceadas por el sol del sur del muro vaciaba de un solo trago la copa casi llena en su mano. El dulce licor recorrió su garganta, templando levemente su pecho y el sentimiento de abandono irreparable que se cernía sobre su corazón; sus ojos vagaron huérfanos por el salón lleno de banderolas reales y expresiones sonrientes cuando notó como el corazón se le paraba. Al otro lado de la sala, junto al Comandante Erwin y sus homónimos la figura elegante y menuda del Capitán Levi le clavó la mirada más caliente y directa de la que era capaz. El calor de las mejillas del chico aumentó en un enorme pico al observar el cambio de expresión del joven dirigente, que pasó del hartazgo y el soslayo orgulloso más absoluto a una sonrisa ligera y de medio lado, sensual e inherente a su persona. Se miraron de punta a punta del salón, como si nadie más estuviera allí entre ellos, y el mundo se paró entre los latidos ligeramente más acelerados de lo habitual de ambos soldados. Levi Heichou notó una mano fornida y alargada sobre su hombro, que le hizo apartar la vista con fastidio del rostro de su amado; se giró de mal humor sobre sus talones para encontrarse de lleno con la figura alargada y ligeramente desgarbada de la Major Hange muy cerca de su cara.
- ¿Qué narices haces, chiflada?— Le espetó el joven capitán volviendo a su estado de ánimo irritable habitual mientras se deshacía de la mano de la mujer que apretaba suavemente su hombro con comodidad por la diferencia de altura entre ambos.—
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El verdadero corazón de la libertad (SNK fanfiction - Riren)
Romance"¡Y volvería a hacerlo por qué no pienso perder a nadie más bajo mi mando! !Y por encima de mi puto cadáver pienso perderte a tí, estúpido novato ególatra!" La libertad tiene un precio y un nombre, pero sobre todo tiene un corazón. . . . . . . . . ...