Capítulo 28: Amor paterno-filial.

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La trampilla se abrió con un quejido molesto y polvoriento, lo que hizo que la mueca de desagrado del joven capitán de escuadrón se torciera aún más, si es que eso era posible. Unas escaleras estrechas y completamente oscuras aparecieron ante él mientras Hange Zoe le pasaba un pequeño candil encendido y sujetaba la trampilla. Con cuidado y en un riguroso silencio, los soldados más benjamines del grupo bajaron las escaleras portando los dispositivos que habían fabricado unos minutos antes bajo la atenta mirada del soldado más fuerte de la humanidad. Cuando todos estuvieron en el menudo espacio alargado, Levi Heichou se adelantó por el pequeño pasillo para llegar hasta la puerta, y comprobando que todos estaban preparados para empujar los barriles abrió la puerta de una patada haciendo uso de la fuerza que lo caracterizaba. Los barriles rodaron ruidosamente, atravesando la puerta y rodando por unas escaleras construidas en un material brillante y extraño que el joven capitán ya había visto antes pero no supo dónde. Tras la sorpresa inicial de sus rivales que contemplaron desconcertados los barriles que habían acabado esparcidos por el suelo azulado y pulido bajo las columnas sobre las que se encaramaban; vieron aparecer la figura menuda, fuerte y temida del solado más fuerte de la humanidad, que seguido por sus soldados se apostó en el descansillo mientras una de las muchachas que lo acompañaba tensaba un arco de cazador mientras apuntaba hacia los barriles con una flecha cuya punta ardía con un fuego tímido pero presente.

El silbido de la flecha fue el punto de inflexión, el proyectil voló seguro hacia el primer barril acertando de lleno gracias a la puntería excelente de la cadete Shasha Browse. De inmediato, un humo negro y espeso se generó en la sala y se expandió cubriendo al grupo de exploradores ante la vista frustrada de sus oponentes; mientras la chica volvía a tensar la cuerda del arco para apuntar y la mayoría de integrantes del Equipo de Operaciones Especiales encaramados al borde de la alta pared disparaban sus características bengalas de humo de colores para desfigurar más el ambiente. Con el ruido de las explosiones de los barriles ocultaron el sonido de las cuerdas de recogida de los equipos de maniobras tridimensionales que se activaron más rápido de lo que cualquier soldado podría ser. El Capitán Levi, seguido muy de cerca por Mikasa Ackerman, se lanzó al vacío para dar una vuelta de reconocimiento y establecer la posición de su enemigo.

- Veinticuatro, treinta y dos.— Giró sobre sí mismo ágilmente, evitando los disparos a ciegas de sus contrincantes mientras contaba en un susurro el número de oponentes para poder informar a sus subordinados.— ¡Son treinta y cinco enemigos concentrados en las columnas de en frente!—

Con la cantidad de bengalas disparadas y los barriles de pólvora, la humareda creada fue lo suficientemente espesa como para ocultar a todos los integrantes del Escuadrón de Levi, que con la señal de Hange se infiltraron entre el humo con intención de eliminar a cuantos soldados de Kenny Ackerman fuera posible. El primero en alcanzar a un oponente fue Jean Kirstein, que posicionándose detrás de un hombre de pelo canoso y manos experimentadas consiguió hacerle un corte amplio en el cuello aprovechando el punto débil de su equipo de maniobras, que Armin había mencionado cuando cabalgaban hacia la iglesia. Matar a un hombre nunca se sintió como una elección correcta y agradable, ni el chico de pelo castaño claro pensó que se sentiría bien nunca con aquello, pero de una manera un poco infantil y retorcida el hecho de haber impedido que ese hombre hiciera daño a sus camaradas le sentirse ligeramente mejor. Connie Springer, perseguido por dos adversarios, fue lo suficientemente rápido como para engañarlos a través del humo y acabó con el hombre que le perseguía tras atacarle después de haber estado agazapado tras una de las columnas enormes y gigantescas que se presentaban en la sala por doquier.

Tres figuras ensangrentadas cayeron tras la mano derecha de Kenny, una soldado rubia que llevaba su melena recogida en una ordenada coleta. La mujer, ocupada en tratar de parar el avance mastodóntico que Mikasa Ackerman descuidó sus espaldas, para encontrarse con el Capitán Levi sobre sus pasos después de haber eliminado a tres de sus hombres. La sangre escurría espesa en las plateadas hojas, cayendo al suelo sin descanso, mientras volaba de manera veloz tras ella; si tenía algo que ver con el secuestro de Eren o si eran capaces de retrasarle lo suficiente como para provocar que no pudiera llegar a salvar al amor de su vida acabaría con el escuadrón al completo él mismo con sus propias, pequeñas y pálidas manos. El sonido harto conocido del cable de un equipo de maniobras descolgándose por detrás de su espalda alertó a Levi Heichou de la presencia de una figura tras él. El disparó le pasó casi rozándole la nariz, el proyectil se estrelló contra una columna que estaba tras él destrozando la mitad de su propia estructura; observó de reojo como las esquirlas salían disparadas a su alrededor. El soldado más fuerte de la humanidad apretó los dientes frustrado, y se apoyó en la columna tratando de ubicar a Kenny Ackerman en su entorno cercano. De pronto, en la columna frente a él un perfil ligeramente desgarbado por la edad, pero mucho más esbelto que el soldado se amarró a la estructura cilíndrica con una mano mientras lo encañonaba con la otra.

El verdadero corazón de la libertad (SNK fanfiction - Riren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora