El verdadero corazón de la libertad (SNK fanfiction - Riren)

Capítulo 20: Abierto hasta el amanecer

Dos cuerpos cayeron rendidos sobre el colchón, a la luz de la luna que entraba por la ventana que estaba en la pared sobre contra la que estaba apoyada la cama amplia y mullida. No se parecía ni de lejos a las camas en las que Eren se había acostumbrado a dormir desde su entrada en el Cuerpo de Exploración, pero a decir verdad tampoco se había imaginado nunca, ni en sus mejores ensoñaciones, que compartiría lecho recogiendo al Capitán Levi entre sus brazos. El soldado más fuerte de la humanidad respiraba tranquilo, mientras su mano izquierda acariciaba suavemente el pelo castaño y despeinado del novato bronceado tumbado junto a él, su dolor de cabeza constante parecía cosa del pasado; estaba tan feliz de estar allí en aquella situación de cotidianidad que todos sus problemas parecieron desvanecerse. Por su parte, Eren parpadeaba despacio admirando como hechizado aquella mirada fría y azul oscuro que lo contemplaba como si estuviera encantado su alma, el muchacho cerró los ojos suavemente dejando que las caricias suaves en su pelo lo invadieran durante unos segundos, hasta que una enorme y sincera sonrisa embargó sus labios rosados. La voz profunda y ahora ligeramente menos pesada del capitán del Escuadrón de élite del Cuerpo de Exploración le hizo abrir los ojos.

- Eren...— Sus enormes ojos verdes se abrieron despacio, clavándose en la mirada fría del soldado más fuerte de la humanidad. Su susurro se apagó suave en sus labios rectos mientras bajaba la mirada al pecho del chico.— Siento muchísimo no haber hecho mi trabajo y no haber estado en el campo de batalla cuando Reiner y Berthold te secuestraron.—

- Erwin no te hubiera dejado venir de todos modos.—murmuró de vuelta contra la frente clara del hombre y tomando aire despacio continuó.— El único culpable de que me secuestraran fui yo, me precipité y me dejé llevar por la rabia, justo como me advertiste que no debía hacer.—

- ¡Que le den a Erwin y a sus estúpidas cejas de búho! Habría perdido la pierna con tal de ahorrarte otro rapto innecesario...—farfulló contra los labios rosados Levi Heichou mientras apoyaba sus pequeñas manos sobre el pecho del chico y le miraba a los ojos suspirando suavemente decepcionado.— No siempre tengo las respuestas, de hecho no las tengo casi nunca; las decisiones que tomas son tuyas, al igual que las consecuencias derivadas...

- ¿Por eso estabas de mal humor esta mañana después de la reunión con la Major Hange y el Comandante Erwin?— dijo el chico acariciando distraídamente los mechones azabaches más largos de la parte posterior de la cabeza del capitán.— Hasta Connie se dio cuenta...

- Según tengo entendido, porque Hange no deja de repetírmelo cada hora, estoy de mal humor en general en mi vida.—contestó sarcásticamente el hombre mientras arqueaba las cejas en señal de hartazgo mientras los ojos esmeraldas del chico lo contemplaban ciertamente preocupados.—

- Levi...—El nombre de pila del capitán se descolgó cariñosamente entre los labios rosados del chico, mataría a todos los titanes del mundo por escucharlo para el resto de su vida de la voz del novato. Los labios calientes del joven se presionaron suavemente contra los suyos, y durante unos segundos se besaron en silencio, hasta que Eren Jaeger se apartó, y, continuó con un pequeño susurro haciendo que su aliento cálido chocara con los labios ahora fruncidos del soldado más fuerte del mundo.— Has escuchado todas y cada una de mis preocupaciones sin parpadear, me has apoyado en todos mis momentos de duda y nunca me has juzgado como el monstruo que todos pensaban que era antes de demostrar mi valía como titán. Por favor, si hay algo que te preocupa y quieres, puedes contármelo...

- Es una estupidez.—contestó el soldado más veterano apretando suavemente la mandíbula, mientras la mano de dedos alargados y bronceados ahora acariciaba suavemente su pómulo recto sobre su mejilla ligeramente sonrojada por la cercanía del cadete.— La Major Hange todavía tiene que confirmarlo, así que ni siquiera sé si es realmente importante.—