¡HABLE AHORA! O Calle para siempre.(Terminada)

16. La nota que dejaste...

CAPITULO 15
15. La nota que dejaste...

ROSIE:

El sol candente se escabulló entre las claras cortinas de la habitación del hotel golpeándome fuertemente en la cara y obligándome a despertar. Me senté en la cama y llevé mi mirada hacia mi lado para ver si allí seguía Robert... No estaba, así que asumí que estaría en el baño. La cabeza me dolía y los ojos me ardían por haber dormido muy poco la noche anterior, el olor a alcohol me cubría por completo y me recordaba todos los sucesos ocurridos anoche.

Volví a recostar mi cabeza en la almohada y cerré los ojos con fuerza presionando mis puños sobre estos en un intento por sentirme mejor.

Tan solo cerrar los ojos me recordaba a él... A él y su mirada triste en la noche de ayer, a él diciendo que se quedaría conmigo, a él volviendo a reafirmar su promesa de ser solamente mío. Recordar esos sucesos me hacía sentir muy estúpida... No puedo creer la forma tan patética en la que me entregué a él de una manera tan completa, yo, que nunca he creído en cuentos de hadas y amor desmedido, ahora lo estaba sintiendo al máximo, sintiéndolo tanto que me dolía hasta en los huesos...

El último recuerdo que tengo de anoche es su cara a mi lado durmiendo tranquilo como si nada le afectara, como si no estuviera a punto de tomar la más loca decisión de su vida... Quedarse a mi lado.

Me puse de pie para caminar hasta el baño y sorprenderlo mientras él tomaba su ducha mañanera.

—Robert... —susurré mientras me acercaba a la puerta del baño— ¿Te parece si nos bañamos juntos?

Terminé de entrar en el baño y me quité la bata que cubría mi cuerpo un tanto sudoroso para luego abrir la cortina del baño sin pensarlo dos veces.

—¿Robert? —El baño estaba completamente vacío y ni siquiera alcancé a ver señales de que alguien haya tomado una ducha aquí en un largo tiempo.

Salí corriendo del baño deseando encontrarlo allí, pero no estaba, no estaba en la habitación, tampoco estaba en la terraza leyendo algún periódico o tomando algún café...

—¿Robert...? —grité incredula sintiendo como mi pecho comenzaba a enloquecer y mis ojos ardían mientras ese nudo en mi garganta amenazaba con tirarme abajo.

Busqué dentro de las gavetas de ropa y el closét con la esperanza de encontrar alguna de sus pertenencias pero no había nada, no existía ni la más mínima señal de que alguien haya estado aquí... ¿Había sido todo una vil ilusión?

Me olvidé de seguir buscando y corrí al baño para al menos lavar mi cara dentro de la locura que envolvía mis sentidos.

Me puse la primera cosa que saqué de mi maleta y acomodé todas mis pertenecías lo más rápido que pude... Como siempre luché tratando de encontrar mi zapato, pero esta vez no había nadie que me ayudara a buscar así que me resigné y salí descalza de la habitación para bajar como loca por el ascensor.

—¿La ayudo con sus maletas? —Me preguntó un joven botones al verme batallar con ella en el momento en que estuve en medio de la recepción.

—No... yo... —Tartamudeé.

—Esperamos que haya disfrutado mucho su estancia en el hotel señora Steef. —Me di la vuelta para encontrarme con la misma mujer que nos había dado la bienvenida el día en que llegamos al hotel. La mujer me sonreía y yo me forcé a devolverle la sonrisa a pesar de que lo único que quería era salir de ahí—. ¿Quiere que le pidamos un taxi hasta el aéreo puerto? —preguntó.

—¿Aéreo puerto? —fruncí levemente el ceño.

—Sí, su esposo nos dijo que lamentablemente tuvo que irse antes, así que dejo todo pago y nos pidió que le diéramos esto... —La mujer buscó entre los bolsillos de su camisa ajustada y sacó de allí un papel que luego me entregó.