¡HABLE AHORA! O Calle para siempre.(Terminada)

8. Motos y brabucones...

CAPITULO 8
ROSIE

La cara de Camil se llenó de confusión mientras que yo lo miraba con rabia queriendo golpearlo hasta que me sangraran los puños ¿Porqué tenía que ser tan insolente e inmaduro?

—Perdón, no sabía que ese anillo era de él, pensé que solo era una basura más de las tantas que tienes en tu sofá.

—Ya no hables más quieres —dije entre dientes— .Te juro que si vuelvo a escuchar el patético sonido de tu voz no me voy a contener y te voy a ahogar en esa piscina.

—¡Hey! no hay porqué recurrir a la violencia Ross, las cosas se pueden resolver hablando.

—¡Que te calles! —exclamé al tiempo que dirigía mi puño cerrado con toda mi ira directo a su estomago.

—¡Luna! ¿Está todo bien?—gritó Robert desde la mesa al notar aquella escena.

Le sonreí sin decir nada y le indiqué con la mano que me esperara allí.

—¿Quien diablos es Luna? —preguntó Camil sosteniendo su estomago con la mano para calmar el dolor que le había provocado mi puño.

—Yo soy Luna, y por tu bien te ruego que no me vayas a llamar Rosie frente a Robert o si no te juro que ahí sí te mato.

—¡Ya! entiendo tranquila.

—Y ustedes dos será mejor que desaparezcan —les dije a las gemelas quienes me miraron con odio antes de salir de mi vista.

Obligué a Camil a caminar conmigo hasta la mesa donde estaba Robert... De alguna manera tendríamos que explicar el "pequeño incidente de anillo"

—¿Me pueden explicar que pasa? —preguntó Robert al momento en que me senté en el asiento que había estado ocupando hace un rato. Camil tomó una silla de una de las mesas vacías y la acercó hacia nosotros sentándose a mi lado—. ¿No me dirán?

—Larga historia Robert... —miré a Camil quien seguía como si no estuviera pasando nada—. Necesito hablar con tu amigo Jules... urgente.

—¿Con Jules? ¿Para qué?

—No me preguntes por ahora solo... ¿Me puedes decir donde se está hospedando?

—Claro, si quieres puedo llevarte hasta donde está, pero en serio, ¿Qué pasa?

—Solo llévame.

Terminamos de desayunar y salimos rumbo al hotel de Jules. El camino en taxi se me hizo eterno lo cual me daba un poco más de tiempo para pensar en una excusa creíble para justificar la ausencia del anillo e ingeniármelas para salir del problema y sacar a Camil con vida de este embrollo.

Subimos el ascensor rumbo a la habitación de los amigos de Robert. Robert tenía llave de la habitación y entró sin llamar a la puerta.