13. ¡Quiero matar a Jorge!

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CAPITULO 13
¡Quiero matar a Jorge!
ROSIE:

Sentí como si todo el mundo a mi alrededor se estuviera derrumbando, me quedé paralizada ante aquella escena, ¿Cómo no se me había ocurrido antes buscarla aquí? Mi hermanita, bailando y riendo  mientras que un maldito borracho se aprovechaba de ella.

La lágrimas en mis ojos ardían como ácido y el enojo que crecía en mi casi provocaba que mi corazón se encendiera en fuego... ¡Quería matarlo! Iba a matarlo...

Corrí cómo loca para llegar hasta ellos mientras que Robert me seguía el paso.

—¡Eres un maldito desgraciado! —grité mientras golpeaba con los puños cerrados al maldito de Jorge provocando que su celular se cayera al piso.

—¡Hey! —exclamó él mientras reía como loco—. ¡Llegó la hermanita de la puta! ¿Quieren hacer una orgía?

—¡No les llames putas desgraciado! —Robert le lanzó un puñetazo en la cara haciendo que Jorge se cayera de espaldas, el golpe pareció no dolerle y sólo continúo riéndose.

Robert volvió a golpearlo y yo corrí para subir al escenario y bajar de allí a mi hermana. Ella reía pero sus ojos solo me mostraban lo triste que estaba, no se veían como sus típicos ojos verdes llenos de vida, se veían vacíos, como si dentro no hubiera alma...

—Ann... —dije y la abracé contra mi pecho mientras las lágrimas corrían por mis mejillas mojándolo todo—. ¿Estás bien?

—Claro..., que, sí —sonrío y cerró un poco los ojos, en su aliento pude sentir el fuerte aroma a alcohol, la piel alrededor de sus ojos estaba oscura, repleta de ojeras que la hacían lucir tan cansada, su cabello castaño estaba todo despeinado y húmedo por el sudor, estaba semi desnuda vistiendo únicamente uno de esos diminutos trajes que usábamos a veces Betty y yo en los shows nocturnos.

Miré nuevamente hacia Robert, quien seguía golpeando a Jorge, le pateaba la cara con furia haciendo que su nariz comenzara a sangrar, mientras que Jorge trataba de defenderse usando todas las fuerzas que podía y lastimando a Robert por encima de las heridas que ya tenía.

La escena era aterradora, mi hermana temblando y alucinando, completamente borracha y drogada, Robert golpeando a Jorge hasta perder las fuerzas y yo... Yo simplemente no sabía que hacer.

Bajé a Anette del escenario y la dejé sentada en el suelo para luego tratar de evitar que Robert cometiera una locura y matara a Jorge.

—¡Ya para Robert! —grité sintiendo como dolía mi garganta.

—¡No me pidas que pare! este maldito le hizo daño a tu hermana —gritó él mientras Jorge se quejaba de dolor  en el suelo.

—¡Por favor! mejor vámonos..., no cometas una locura por mi culpa.

Robert le dedicó una mirada de odio a Jorge antes de soltarlo y dejarlo retorciendoce de dolor en el piso. Corrí nuevamente hacia mi hermana para ayudarla a salir de allí. Le di una mirada a Jorge antes de salir, tenía los labios hinchados y sangrantes, mientras que su frente tenía heridas y magulladuras por todas partes.

—Tranquila Luna, todo va a estar bien —Robert me abrazó mientras yo jadeaba y abrazaba a mi hermanita quien solo temblaba y parecía estar en otra dimensión sin saber que pasaba en el mundo real.

—No, no, nada va a estar bien... —dije aterrada.

—¡Taxi! —gritó Robert y un taxi se paró en la esquina.

—¿Están bien? ¿No quieren que los lleve a un hospital o algo? —dijo el taxista al ver el caótico estado en el que nos encontrábamos.

—No —contesté, Anette estaba mal, pero no era algo que ameritara hospitales, lo que nos llevaría a policías, lo que solo crea problemas...

El taxista insistió un poco más hasta que finalmente se dio por vencido y solo nos llevo en silencio hasta mi departamento.

—¡Anette! —exclamó Camil al vernos entrar en el departamento—. ¿Qué te pasó?

—La encontramos en el bar... ¡Ese maldito!

—¿Que maldito? —preguntó Betty mientras se acercaba a mí con evidente temor en la mirada.

—Jorge, él...

—¿Qué le hizo ese maldito a mi hermana? —espetó Camil enojado mientras abrazaba a Anette.

—No lo sé, parece que la drogó, tomaron mucho... es un maldito.

—Voy a matar a ese desgraciado, ¿Donde está? ¡Dímelo! —comenzó a caminar rumbo a la puerta y su ira se sintió en todo el ambiente.

—¡Tú no vas a hacer nada! —exclamó Robert y lo detuvo—. Te vas a quedar aquí a ayudar a Luna a curar a Anette... Yo ya le di su merecido al tipo, es un maldito de lo peor..., no merece que hagamos más.

—¡Suéltame! ¿No ves lo que le hizo a mi hermana? ¡Lo voy a matar!

—¡Tranquilo!

—Tú lo dices porque no es tu hermana, solo por eso.

—Créeme, yo también tengo hermanas y si alguien les hiciera algo así... me volvería loco. —Las palabras de Robert hicieron que Camil se calmara un poco y ayudara a Anette a caminar hasta la habitación.

—Voy a comprar algunos calmantes para Anette, vuelvo en un rato —dijo Betty y salió dejándonos a Robert y a mi sentados en el sofá.

—¿Estás bien? —dije y miré a Robert quien tenía los ojos llorosos y algunos golpes en la cara que se adicionaban a los golpes recibidos en su accidente de moto.

—No te preocupes..., no me duele —sonrió.

—No sé que hubiera hecho sin ti hoy. —Lo abracé fuerte aferrándome a él y hundiendo mi cabeza en su pecho mientras él tocaba mi espalda para hacer que me calme—. No sabes lo mal que me hace sentir saber que todo esto es mi culpa.

—Hey, no es tu culpa, ya te lo dije...

—Si lo es, no la supe cuidar.

—Ya no llores, por favor.

—Oye, no sabía que tenias hermanas, nunca hablas de tu familia. —Rompí el abrazo para mirarlo a la cara.

—Sí, tengo tres hermanas y dos hermanos —sonrió un poco.

—¿En serio? ¿Tantos?

—Sí, tengo una familia muy amplía.

—¿Eres el mayor o el menor?

—Pues, digamos que estoy en medio, tengo un hermano mayor. —Se sentía bien saber al menos un poco más sobre él.

—Bueno... —me puse de pie—. Será mejor que... te vallas a descansar al hotel, me quedaré esta noche a cuidar a mis hermanos...

—Ah..., claro, te veo luego... —Me abrazó—. Adiós.

Lo observé mientras caminaba rumbo a la puerta sintiendo como mi corazón dolía al saber que lo tendría lejos al menos por una noche... ¿Qué pasaría cuando se fuera para siempre?

Decidí alejar esos pensamientos de mi mente... No era momento para pensar en mi, no cuando mi hermana me necesitaba tanto.

—No puedo creer que le haya pasado esto de nuevo... —susurró Camil, estaba sentado en mi cama mientras Anette dormía tranquila—.. Me duele mucho verla mal...

—Es todo mi culpa —me senté a su lado en la cama y comencé a tocar la frente de Anette.

—No te culpes...

—¿Lo dices en serio? Pensé que querrías matarme.

—Amo mucho a Anette... pero también te amo a ti Rosie, ustedes son mis hermanitas —me abrazó haciéndome sonreír.

—¿Incluso aunque yo sea cinco años mayor que tú?

—Sí, incluso aunque seas mayor que yo... Eres mi hermanita, no tienes idea de lo mucho que te amo.

—No sabes lo feliz que me hace saber eso Camil, ustedes son todo para mi, solo quiero verlos bien, ¿No creen que sería mejor que vuelvan a casa?

—¿A casa? Nosotros no tenemos casa Rosie, "Nuestra casa" está invadida por mamá y su nueva familia, no hay espacio para los Moore.

—Pero a pesar de todo, ¿No crees que estarían mejor ahí? Yo quiero que estudien, que cumplas sus sueños... Aquí no lo lograran.

—Mi único sueño es volver a tener la familia que teníamos antes, ese es mi único sueño.

—Pero tú y yo sabemos que eso no va a pasar, no podemos cambiar las cosas que no dependen de nosotros, solo hay que aceptarlas y tratar de vivir con eso, aunque duela.

—Lo sé, tienes razón.

—Por favor, regresen a Nueva York.

—¿Y donde nos quedaríamos? ¡Ya te dije... —gritó para luego volver a hablar moderando un poco la voz para no despertar a Anette—. Ya te dije que no tenemos hogar, mamá no nos quiere en casa, nos fuimos y ni siquiera se preocupó lo suficiente por saber algo de nosotros, le dejamos una nota y le dijimos que estaríamos aquí pero ni así se ha preocupado por llamar.

—Ya encontraremos la manera de resolver ese problema, pero no quiero que estén mucho más tiempo aquí, ¿de acuerdo? Ahora sólo, tratemos de descansar esta noche.

Él asintió moviendo la cabeza para luego ponerse de pie e irse a la sala para dormir en el sofá.

Me di un baño y me preparé para meterme en la cama, Betty llegó con los calmantes y tomé uno para tratar de calmar un poco el dolor de mi cabeza... Si tan solo el calmante calmara también los miedos de mi corazón.

CUARTO DÍA DE LA APUESTA
JUEVES 8:00 AM

—¡Mierda, parezco un puto Zombie! —escuché la voz exaltada de Anette porvenir del baño haciendo que mis ojos se abrieran de golpe y me sentara en la cama.

—¡Anette! —grité— ¿Qué pasó?

—Me veo horrible —salió del baño vistiendo su pijama, tenía el pelo alborotado y los ojos hinchados—. mi cabeza duele tanto que creo que va explotar.

—¿Qué es todo este escandalo? —Camil entró en la habitación con los ojos aún repletos de sueño.

—Anette, ¿Porque mejor no vuelves a la cama? aún tienes que descansar, te traeré un café y unas pastillas.

—Odio el café, me da ganas de vomitar...

—Anette ¿Es que acaso no recuerdas lo que te pasó ayer? —preguntó Camil acercándose a ella para hacerla sentarse en la cama.

—Ah, no mucho...

—¿Que recuerdas? —pregunté.

—Son recuerdos borrosos...

—Por favor, dime que recuerdas, sé que recuerdas más de lo que dices...

—Hey, Anette, confía en nosotros, dinos. —Trató Camil de convencerla.

—Está bien... —dijo ella y se recostó en la cama cerrando los ojos mientras hablaba—. Ayer llegué al bar donde trabajas, Rosie, cuando estaban a punto de cerrar, me tomé un trago en la barra, el mismo Drew me lo sirvió, luego llegó Jorge y me invito otro trago, entonces cerraron el bar y nos quedamos un rato ahí hasta que él decidió invitarme a... dar un paseo, salimos y tomamos... mucho, bebidas que ni conozco... luego no me acuerdo de mucho.

—¿Ese maldito se acostó contigo? —dijo Camil arrastrando con odio cada palabra.

—Creo... que sí.

—¡Quiero matar a ese maldito! ¡Tu eres mi hermanita! ¡Mi hermanita!

—¡Tampoco hagas un escandalo de esto! —esta vez gritó Anette—. Tampoco soy una niña.

—Me da igual los años que tengas, eres mi hermanita y él es un maldito desgraciado que te drogó y emborrachó ¿Entiendes?

—Calmense —dije—. Por favor, ambos tienen razón, él es un maldito, y sí Anette, no eres una niña pero admitamos que no eres para nada "una mujer madura". No quiero que te vuelvas a acercar a ese hombre ¿Me escuchas?

—Está bien...

—Y en cuanto a ti, no quiero que cometas una locura, te lo pido por favor.

—Como sea... —Camil asintió sin muchas ganas.

—Bien... ya veré como resuelvo este lío y los hago volver a Nueva York.

Entré en el baño obviando las quejas de Anette por no querer volver a casa. Me di una ducha para luego vestirme y comer algo en el desayuno, Betty no estaba en el departamento y Anette volvió a dormir un rato más luego de haberla obligado a tomar un fuerte café negro. Camil se quedó en la habitación para cuidar a Anette si es que esta llegaba a necesitarlo.

Tenía que buscar alguna solución a todo esto, no podía dejarlos más tiempo aquí, algo tendría que hacer, así que tomé mi teléfono y marqué un número que hacía tiempo no marcaba, el numero de mi madre.

—Hola... ¿Mamá?

—¿Anette? ¿Eres tú? —La voz de mi madre se escuchó desde el otro lado de la línea telefónica haciéndome sentir un poco de nostalgia.

—No mamá, soy yo, Rosie.

—¡Rosie! hija, ¿Cómo estás?

—No muy bien, ¿Porque no habías llamado? ¿Acaso no te preocupan tus hijos?

—¿Sabes algo sobre tus hermanos?

—¿Acaso no lo sabías? Están aquí en las Vegas, te dejaron una nota, pero claro, supongo que ni siquiera te preocupaste por leerla.

—¿Una nota? Mi esposo no me dijo nada.

—Claro, que te iba a decir, es obvio que él no los quiere.

—No digas eso, él los quiere como si fuera su padre.

—Ese maldito obeso nunca se va a comparar con mi papá.

—No entiendo porque tanto amor hacia tu padre Rosie, él tampoco se preocupa por ustedes.

—Al menos él si nos ama, nos lo ha demostrado numerosas veces.

—Sí, claro...

—Sabes que, no sé ni para que te llamé, tú nunca nos puedes ayudar en nada, sólo para que lo sepas, Anette no está muy bien, volvió a consumir drogas... Volvió a pasar lo mismo de nuevo, sólo que ahora sé que no es mi culpa, es tú culpa, siempre lo ha sido...

Colgué el teléfono sin darle tiempo a mi madre de inventar alguna nueva excusa para hacerme sentir culpable... ¡No más! Ya no voy a soportar echarme todo el peso del mundo encima...

¡HABLE AHORA! O Calle para siempre.(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora