19. Tú no eres mi Luna...

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CAPITULO 18
Tú no eres mi Luna...

ROBERT:

Había sido un duro lunes, como todos los lunes de siempre, solo que esta vez me había sentido un tanto más estresado de lo normal... No podía estar tranquilo en ningún lugar, en el trabajo todos me preguntaban sobre mi boda, "¿Cómo van los preparativos?" "¡Ya solo faltan semanas!" "¿Qué se siente ser casi el esposo de una mujer tan bella?"

Me tenían harto con sus preguntas, ningún lugar era seguro para mi y mi torpe corazón... Todo me recordaba a Luna y las preguntas sobre mi despedida de soltero y mi próxima boda solo me hacían recordarla más, sus rostros se me hacian presente cada vez que cerraba los ojos y su nombre se escapa de mis labios cada vez que tenia sexo con Nahomy... A este paso iba a volverme loco.

Aparqué mi descapotable negro en el estacionamiento de la casa justo al lado del lugar donde debería de estar estacionado el auto de mi hermano mayor, quien probablemente no había salido en todo el día gracias a la borrachera que se metió anoche. Respire profundo antes de decidir finalmente dejar de pensar y salir del auto. Lo único que deseaba era llegar a mi cuarto y dormir por horas a espera de que un nuevo día comenzara... Pero yo nunca obtengo lo que lo deseo.

—¡Amor! —exclamó Nahomy y se disparo como un letal misil hacia mis brazos para casi obligarme a abrazarla en contra de mi cuerpo cansado, casi podía sentir mis huesos romperse por sus brazos entrelazados por detrás de mi espalda.

—Hola... —contesté casi sin expresión en el rostro... Solo quería que me dejara en paz, pero ella siempre estaba, últimamente parecía que ella vivía en esta casa, estaba todo el día metida aquí charlando con mi madre y mi suegra sobre preparativos para la boda y un sin número de idioteces más.

—Necesito que te alistes para esta noche.

—¿Que hay esta noche? —Me separé de ella para aflojar un poco mi corbata y relajar los músculos de mi cuello en movimientos circulares.

—Tenemos que dar una entrevista para la revista de vida y Sociedad de la amiga de mi madre, ¿Se te olvido?

—Mierda... cierto, había olvidado eso. —Hice un gesto con la cara que evidenciaba mi molestia por el tema, lo ultimo que me apetecía era que más personas supieran de mi mentira y mi supuesto amor por ella—. Sabes que no me gustan ese tipo de cosas Nahomy, me parecen tan superficiales.

—Amor, ¡por favor! Ella ya está en camino, nos harán una sesión de fotos y algunas preguntas, no más, no menos.

—Como sea... —La deje allí e ignorándola subí por las escaleras hasta entrar en mi habitación y dejar caer encima de mi cama mi maletín del trabajo y quitarme los zapatos sintiendo como pies eran libres al fin después de un duro lunes de trabajo ininterrumpido.

Los lunes solían ser los días más duros en la oficina, ya que mi hermano mayor Brent, quien se supone debe de ser "Mi mano derecha" Siempre falta por quedarse durmiendo todo el día... ¡Tiene treinta años! Ya debería de conseguirse una vida y comenzar a pensar como el adulto que es... Nunca e entendido la devoción de mi madre hacia él, y su inexplicable repudio hacia mi.

—¡Oye Rob! —Mi hermano menor se paró en el umbral de la puerta de mi habitación y me llamó causándome un sobresalto.

—¿Qué quieres Casper?

—¿Me prestas tu auto?

—¿Que hay con el tuyo?

—Pues... —se rascó la nunca pensando en alguna excusa y luego se pasó las manos por su rizado y alborotado cabello negro—. Brent lo chocó anoche.

—¿Que hacía Brent en tu auto? ¿Que le pasó al suyo?

—¿Porque tantas preguntas? Solo dame las putas llaves y ya —exclamó desesperado.

—Responde, idiota.

—Pues —revoleó los ojos oscuros y entró en mi habitación para sentarse en una silla y subir sus pies en la pequeña mesa de en medio en una posición relajada, como siempre—. Le presté ayer mi auto a Brent, él se fue a hacer carreras y pues, como es bien idiota, chocó, de nuevo, mamá tuvo que acompañarlo al hospital y se armó todo un escándalo, ¿Donde diablos estabas metido? Pareciera que no vives en esta casa, te pierdes de todo el drama.

—Es demasiado difícil seguirles el paso a ustedes... ¿Porque no usas el carro de Brent?

—No me gusta, el tuyo es mejor.

—No molestes Casper.

—Vamos Rob, si me lo prestas prometo guardar el secreto.

—¿Que secreto? —me puse de pie restándole importancia a lo que decía y comencé a buscar algo de ropa para ponerme en la entrevista.

—El de la mujer con la que estuviste en tus vacaciones en las Vegas.

—¿Qué? —me di la vuelta sintiendo la presión en mi pecho, ¿Cómo mierda sabia él eso?

—No trates de ocultarlo, me lo dijo Tony, ayer me lo encontré en un night club y estuve hablando un rato con él.

—¿Y que piensas hacer? —me reí con ironía mientras en mi cabeza solo pensaba en mil maneras para asesinar a Tony—. ¿Contarle a los Hall para que se cancelen la boda y quedarnos siempre en la quiebra?

—Pues... —Esta vez se quedó sin palabras... ¡Inmaduro!

—¡Ten! —le lancé las llaves de mi auto y él las atrapó con una expresión de confusión en su rostro—. Y no vuelvas a tratar de retarme Casper, entiende que no se te da. —Le guiñé un ojo.

—Te acabas de convertir en mi hermano favorito. —Se acercó a mi y me abrazó con sus brazos tatuados, esos tatuajes sin sentido que se hacia en las madrugadas de borracheras con sus amigos de la universidad, las estupideces que hacen los chicos de diecinueve.

—¡Suéltame! —me reí.

Él salió de la habitación casi saltando de alegría con las llaves en sus manos girándolas en sus dedos. Era obvio que no diría nada sobre Luna, ama demasiado el dinero de los Hall como para hacer que esa boda se destruya.

¿Patear a Tony hasta morir sería algo muy sádico? ¡¿Cómo mierda se le ocurre abrir su bocota?! Definitivamente tendría que hablar con él... Y mínimo, hacerlo firmar un pacto de confidencialidad, o simplemente cocerle la boca.

Me di un baño y me vestí con una camisa básica blanca, una corbata sin mucho que decir y el típico saco negro, de esos tantos que tengo... hasta vestirme me recordaba a Luna, con ella solo era yo, con una simple ropa cómoda, con Nahomy el "Glamour" tenia que ser lo principal.

Bajé las escaleras sin prisa para encontrarme con la sala inundada de personas desconocidas, instalando luces, micrófonos y cámaras fotográficas por todas partes, me sentí tan aturdido en ese momento.

Una maquillista le hacia mil cosas a Nahomy en el rostro mientras que otra mujer le peinaba el cabello de cientos de maneras diferentes para volver a caer en el mismo peinado nuevamente. Mi madre estaba en un esquina hablando plácidamente con la amiga de la madre de Nahomy, esa editora de la revista, una mujer de estatura regular  y cabello claro peinado de forma suelta hasta llegar a sus hombros y morir allí.

—Buenas noches —dije para saludar a mi madre y la mujer con la que hablaba, lucía solo unos pocos años más joven que mi madre.

—Hola hijo —contestó con su plástica sonrisa pegada a las comisuras de sus labios.

—¡Rob! —exclamó mi futura esposa desde la silla en donde la arreglaban— ¿Porqué te pusiste esa ropa? ¡Es tan aburrida!

—No sé, es a lo que estoy acostumbrado, supongo —me encogí de hombros tratando de dejar claro que no me importaba para nada el tema de conversación.

—Ponte esto... —Se dio puso de pie y me paso un paquete con ropa dentro.

—Pero no me quiero cambiar...

—Por favor amor... —pronuncio con sus pesados ojos mirándome fijamente, esa mirada de "Eres mi propiedad y te visto como quiera"

Solté un bufido arrebatándole las cosas de las manos y subir con enojo hasta mi habitación para ponerme la ropa que me había escogido. Una camisa beige, saco y pantalón marrones con un ligero estampado de tela suave y una corbata roja que me hacia lucir como un hombre feliz... Si tan solo lo fuera.

Regrese a la sala para encontrarme con todo listo para las fotos y posterior entrevista. Nahomy y yo tomamos asiento uno al lado del otro en el sofá y tomé su mano entre la mía pretendiendo amarla, la palma de su mano se sentía suave, relajada y tibia; contestábamos ante las preguntas de la entrevistadora como si hiciésemos esto a diario, eran preguntas comunes y corrientes, de esas que solo les interesan a las personas sin vida propia y sin cosas que hacer, hay que ser un vago muy grande como para detenerse por horas a leer ese tipo de revistas con esos estúpidos datos de "Vida y Sociedad", sinceramente para que quiero yo saber sobre lo que hacen los demás mortales, las cosas que comen o los lugares a los que viajan ¿Eso en que ayuda a mi vida?

—¿Para cuando los niños? —Me había perdido tanto en mis pensamientos que no me había ni enterado del momento en que la entrevistadora me había comenzado a cuestionar.

—Ah... —Miré a todas partes como esperando a que de alguna manera las cosas en mi cabeza se pusieran en su lugar e inventaran una buena respuesta creíble.

Pero como hablar de algo de lo que tienes ni la menor idea... ¿De verdad esta sería mi vida a partir de ahora? ¿De verdad estaba dispuesto a seguir con esta farsa hasta el final? ¿Estaba dispuesto a ser infeliz toda la vida, a pretender amar a alguien cuando no la soporto si quiera? Niños... Algún día vendrían niños, niños de una mujer a la que no amo... Aunque quien sabe, ¿Qué si algún día llegara a amarla? No puedo nadar en contra de la corriente, debo de seguir adelante, si el destino así lo ha querido, así a de ser, no había nada que pudiera evitar este desastre que se avecinaba, me casaría con Nahomy Hall y si quiero al menos vivir una vida un poco menos miserable, debía de aprender a amarla con el tiempo...

Lo siento Luna, pero debo de seguir adelante y no hundirme y nada más, debo de aprender a nadar en la orilla, me diste el privilegio de ahogarme en tus ojos de mar, me advertiste las consecuencias, y no escuché, ahora me toca pagar con creces por ser tan terco. Trataré de aprender a nadar para no ahogarme más en el recuerdo de su mirada.

—Pronto. —Fue lo único que contesté ante la pregunta—. Aun estamos muy jóvenes y tenemos mucho tiempo y vida por delante, ¿No es así.... amor?

—Claro, pretendemos formar una familia corta pero unida, yo vengo de una familia en la cual fui la única hija y fue en parte bueno y en parte muy aburrido, se podría decir, así que quiero tener al menos unos dos o tres hijos.

—Claro... —Asentí sintiendo la carga agrandarse sobre mis hombros.

La mujer continuaba con sus preguntas y yo solo respondía cuando era muy necesario, ambos sonreíamos ante los malos chistes de la mujer como si fueran la mejor cosa del mundo, aceptábamos sus halagos que de seguro eran hipócritas y le devolvíamos los "buenos deseos" con sonrisas de cartón en el rostro.

—Robert es lo mejor que me ha pasado en la vida. —Nahomy me miró a la cara con esos ojos que cambiaban de color constantemente, casi se veía tierna al mirarme así, como si de verdead me quería, quizás sea porque de verdad me quiere y yo solo la rechazo. La pena y la culpa invadieron mis emociones—. Lo amo demasiado y sé que el me ama a mi, ¡Me llama Luna todas las noches! Creo que eso es algo muy tierno, no sé porqué le recuerdo a la Luna pero asumo que es por mi brillo, ¿No es cierto Rob?

—Sí. —Me aclaré la garganta y me removí en mi asiento. ¡Mierda! Ella no es mi Luna, y nunca lo será, maldito el momento en que se me ocurrió llamarla así.

La entrevista concluyó con una breve sesión de fotos en la que teníamos que pretender ser la pareja más feliz y enamorada del mundo, abrazados, besándonos, y mirándonos el uno a otro con ternura, como si el amor siempre a estado presente en cada fibra de nuestro corazón. ¡Vaya que soy buen actor!

La noche se me había echo eterna pero finalmente Nahomy se había ido con su madre hasta su casa, muertas por la emoción de salir en una revista tan prestigiosa.

¡HABLE AHORA! O Calle para siempre.(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora