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*Narra Hiro Wakatoshi*

Recientemente me había graduado de la academia ninja, así que como genin, ya comenzaba a tener una que otra misión y tareas básicas dentro o fuera de la aldea de la hoja junto a mis compañeros de equipo y sensei.
Mis compañeros — que también son mis mejores amigos — son bastante buenos en cualquier aspecto y nuestro sensei se la pasaba escribiendo cosas que realmente desconocíamos.

Acabábamos de llegar de una misión de dos días, habíamos tenido éxito así que le daríamos el informe a nuestro tercer hokage.
Teníamos que subir las escaleras de la mansión hokage. Luego de eso caminamos hasta llegar a su oficina.
Dimos aviso de nuestra llegada y misión. En ese mismo instante nos dio unas cuantas tareas por hacer dentro de la aldea.

– ¡Ahg, pero qué pereza! – hablé cabizbaja – Quiero descansar.
– No hasta que acaben sus actividades... – el Hokage extendió un papel.
– ¡¿Debo ayudar con el ganado?!
– Así es... Andando, chicos.

Salí junto a mis amigos, Kiyoshi y Haruki. Nuestro sensei se quedó arreglando unos cuantos asuntos con el tercero.

– ¿Tenemos que hacerlas?
– Sí... Pero al diablo, primero iré a casa a dejar mis cosas.

Haruki Shibata, un pelirrojo bastante perezoso, al que le encanta comer y divertirse. Su manera de pelear es extraordinaria, ya que usa más técnicas de taijutsu que ninjutsu, aunque la mayor parte del tiempo las mezcla, por lo que a la hora de estar en combate, es genial.

– Haruki-san... Debemos ir primero a cumplir con nuestras obligaciones como ninjas – contestó Kiyoshi-san un poco cabizbajo.

Kiyoshi Ikeda era todo lo contrario al otro tipo. Un rubio demasiado responsable, respetuoso a más no poder y a la hora de estar en combate también era buenísimo. Sin embargo, era un tanto molesto a la hora de dar órdenes, pues era el líder del equipo y no solo eso... Un aguafiestas.
Su clan había pasado por lo mismo que el mío, así que nos entendíamos perfectamente... Claro, solo era él y su padre — el cual nunca estaba en casa por ser jounin especializado —.

– Perdón, pero pienso igual que Haruki – dije y me crucé de brazos.
– Está bien, pero no perdamos más tiempo – habló Kiyoshi-kun con algo de pereza. – Aquí nos vemos en treinta minutos.

Dijo y cada uno se fue por su rumbo. Corría por los techos de la aldea, no tenía tanto tiempo, quería dejar mis pertenencias y al menos saludar a mi hermano menor.

[Diez minutos después...]

Toqué la puerta varias veces, esperando respuesta alguna, no fue así. Tomé mi mochila, busqué la llave de la puerta principal y la encontré. Abrí y por último entré.
Dejé mis zapatos en la entrada.

– ¡Hiro! – corrió mi hermano a abrazarme – ¡Bienvenida! Te extrañé mucho.
– Yo también, Reiki... – lo cargué y lo llevé a la sala – Pensé que no habría nadie en casa...
– Papá no ha regresado de su misión.
Hmm, entonces ¿Por qué no abrías?
– Papá ha dicho que no debo abrirles a desconocidos, menos cuando no está el abuelo.
– Bien hecho, tontito... Pero yo no soy una desconocida – lo miré fijamente y sonrió – En fin, solo venía a dejar mis cosas, debo regresar a hacer mis tareas en la aldea.

Le enseñé mi banda y me abrazó.

– Te esperaré, quiero que me entrenes.
– Está bien, nos vemos más tarde.

Corrí a mi habitación, tomé una pequeña toalla y fui hacia el lavadero, mojé la toalla y la pasé por mi rostro, lo limpié muy bien, fui al espejo del baño y me peiné. Después me despedí de Reiki y salí corriendo hacia las afueras de la oficina del Hokage.

𝑳𝒂 𝑽𝒊𝒅𝒂 𝑬𝒔 𝑴𝒂𝒓𝒂𝒗𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔𝒂... [Shino Aburame x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora