𝑳𝒂 𝑽𝒊𝒅𝒂 𝑬𝒔 𝑴𝒂𝒓𝒂𝒗𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔𝒂... [Shino Aburame x Oc]

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NOTA... 

Cambié el vestuario de Hiro Wakatoshi, miren lo bonita pareja que hacen :3
Ahora sí, disfruten del capítulo porque es por y para ustedes <3 

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*N. Autora*

Tanto Shino Aburame, como la pequeña niña, Atsushi e Hiro Wakatoshi volvieron a casa. Los últimos tres estaban serios, a excepción de la niña —la cual no dejaba de hablar y mencionar lo emocionada que estaba por entrar a la academia ninja. Sí, como leyeron... Habían matriculado en la Academia Ninja a Yune. Ella estaría un tiempo viviendo con los Wakatoshi para después conseguirle un hogar permanente.

Y tal vez se preguntarán el por qué Lady Tsunade se había comportado de esa manera... Pues es simple. Yune era la hija de una ex kunoichi de la aldea de la hoja, quien lamentablemente murió cuando quiso proteger la aldea de aquellas personas que atacaron Konoha con anterioridad.
Ahora ¿Qué hacía Yune dentro de la residencia de los Wakatoshi? Tras enterarse cruelmente de la pérdida de su madre, vagó por la aldea varios días. Claro que dentro de esos días en los que estuvo fuera de su apartamento, dejó de asearse, cuidarse, comer, dormir... Esa pequeña había perdido TODO, todo tipo de esperanza en seguir viviendo, lo único que quería era a su mamá, estar cercas de ella, escucharla, verla, comer y reír junto a ella... Claramente era una pequeña Hiro...

Yune e Hiro se adentraron en la casa, se quitaron las sandalias para comenzar a caminar por toda ésta. Las dos hablaban de cosas sin sentido, pero reían juntas, empezaban a llevarse bien a pesar de haber pasado pocos días en unión.

Reiki, ya se encontraba en casa, después de unos cuantos días fuera de la aldea. Así que, al escuchar risas afuera de su habitación, decidió salir a ver qué era lo que estaba pasando en su ausencia.

—¿Hiro-chan? —preguntó confundido al ver a su hermana mayor con una niña en brazos—. ¿Quién es ella? Y ¿Qué hace aquí?
—Oh, qué bueno que llegaste... Te presento a Yune —pausó un poco su hablar, miró a la pequeña—. Yune, él es mi hermano menor, Reiki.

El pelinegro observó a detalle aquella niña, entrecerró sus ojos para luego cruzar sus brazos.

—Nos respondiste mi otra pregunta... —habló serio.
—¡Eso no es de tu incumbencia! Ahora, ayúdame a preparar algo para cenar.

Exclamó el papá, Atsushi Wakatoshi, con esa voz grave e intimidante, logró captar la atención de todos en el lugar, hasta el viejo Ikki salió de su habitación.

—Dejar que un viejo descanse ¿Puede ser tan difícil para ustedes?
—No te quejes, cuando mueras podrás descansar lo que quieras... —confesó con gracia su hijo, Atsushi.

Aquel comentario no fue agradable para sus oídos, por lo que, Ikki empezó a refunfuñar y arremeter contra su hijo. Todo era con un toque chistoso para no asustar a Reiki y Yune, los pequeños de la casa. La ojiazul bajó a la niña posicionándola de pie en el piso de madera.

—Bueno, esta es mi familia... —Hiro encogió los hombros, tomó a la pequeña de la mano y la llevó a la habitación—. Por ahora dormirás conmigo.
—Está bien, espero no ser una molestia... —Yune contestó agradable.

Hiro soltó una leve carcajada, acto siguiente, sacó un futón muy esponjoso y grande, al igual que sacó sabanas y unas cuantas almohadas debajo de su cama.