Esa simple frase fue un interruptor para apagar todos sus sentidos en menos de un segundo. Sus piernas empezaban a temblar de la impresión y los nervios, la única razón por la que no se caía era por que era sujetado por el abrazo que permanecía entre él y el inglés.
Sus ojos empezaban a brillar con ilusión, y su corazón latía de una forma muy desenfrenada. Su respiración se aceleraba, y eso fue suficiente para llamar aún más la atención del inglés.
—Arge, ¿estás bien?
Sus hijas aún lo querían ver, ¡a él! ¡Eso significaba que no se habían olvidado de él! ¡Aún lo amaban! No sabía si llorar o reír, las emociones eran demasiadas y no podía controlarse. Sentía que se podía desmayar en ese momento.
—Arge...
No estaba preparado para tantas emociones; últimamente se encontraba mal de los nervios y emociones muy fuertes podían provocarle desmayos.
Sentía como todo sentido de razón abandonaba su cuerpo, su mente se apagaba y su cuerpo empezaba a pesar, de un momento a otro, todo era negro y oscuridad.
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Volvía a tener conciencia después de un tiempo, no sabía cuanto en específico, pero lo importante es que ya volvía a estar en si.
Sus ojos se abrieron lentamente, divisando un techo color crema que no reconocía. Su cabeza daba vueltas y le empezaba a doler. La suavidad de la almohada color vino no era suficiente para calmar su dolor de cabeza. Todo le daba vueltas a este punto.
Cuando abrió completamente los ojos se sentó en la cama, moviendo las cobijas que lo arropaban del frío.
Su mirada viajó por toda la habitación, y apenas pudo recordar un poco de lo que había pasado.
Pero no lograba recordar cómo había llegado a este lugar. Aunque de algo estaba seguro, y es que no estaba en su habitación; lo sabía porque aunque se parecieran, habían cosas que no eran de su pertenencia, como por ejemplo una maleta color negro, junto a un traje de gala que reposaba en el sofá que tenía la habitación.
Curioseando más con la mirada vio que en la mesa que había a un lado de la puerta descansaban unas llaves, las cuales suponía eran de habitación.
Eso fue lo ultimo que vio, ya que la puerta de baño fue abierta. Su mirada rápidamente se dirigió a ver de quien se trataba, topándose con Reino Unido que estaba secándose el cabello. Su conjuro de ropa era algo simple; un pantalón para dormir color gris junto a una camisa color azul rey de manga larga, resaltando aún más al estar en su forma humana.
El inglés sintió una mirada encima suyo, así que levantó la mirada topándose con los ojos color azul del menor llenos de confusión. Le sonrió en forma de saludo, acercándose para posteriormente sentarse en la cama.