La voz contenta de cierto Impero había rezonado por toda la casa, llamando la atención de los pocos presentes que se encontraban en la vivienda. Con pasos apresurados, una pequeña se había dirigido a recibirlo con un calido habrazo, siendo correspondida al instante.
-¿Cómo estás, mi pequeña?
-Muy bien, abuelo-la pequeña sintió cómo era dejada de nueva cuenta en el suelo y después una pequeña caricia en el cabello.-¿cómo te fue a ti?
-Estuvo algo cansado, pero eso no importa en estos momentos.-dijo con alegría el imperio.-¡adivina quien nos visita hoy!
La pequeña lo pensó un momento, dudando en si contestar a quien creía, o mas bien a quien quería ver, miró por un momento al hombre enfrente suyo, aun con duda y mucha intriga en su voz, se atrevió a contestar.
-¿Tu gobernante?-escuchó una risa por parte del mayor y vio como negaba con la cabeza, en ese momento suspiró, ella no deseaba ver a ese amargado hombre.-¿entonces quién?
-yo...
La niña dio un pequeño brinco al escuchar esa tan conocida voz para ella, esa voz que la ponía tan nerviosa con un simple "Hola" o con un simple suspiro. Al voltear se topó con unos ojos que la miraban con una sonrisa dulce.
-¡Chile!-la voz de otro hombre se había echo presente.
La pequeña había dejado de prestar atención a lo que decían los adultos por perderse en el rostro del latino, quién hablaba de forma animada con su abuelo y su padre sobre lo que habían echo todo este tiempo que no se habían visto, dando una que otra risa.
-Buenas tardes, Chile.-la voz de un otro joven se presentó en aquella habitación, causando, que la joven se volteara topandose con su hermano mayor.
-¡Hola, Alemania!-Chile al escuchar como lo saludaban volteó a donde se escuchaba la voz, viendo a dos pequeños, un chico que lo miraba con calma y una chica que se veía demasiado nerviosa.-¡Alamania, no te salude, lo siento pequeña!-se acercó a los jovenes para estrechar a ambos en un abrazo, siendo correspondido al instante por Alemania. Chile al sentir como era correspondido por el chico se extrañó, para él no era normal que el joven correspondiera a la primera, normalmente era Alamania quién solía habrazarlo primero, pero la chica parecía paralizada. Al creer que la había incomodado se alejó de ellos, dejandolos solos para acercarse a los adultos.
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-¿Qué sucedió hace rato?-preguntó Alemania a su hermana menor cuando se habían encerrado en su cuarto.
Alamania estaba sentada en su cama, mirando el suelo como si fuera lo mas entretenido en aquella habitación, mientras dudaba en levantar la vista para decirle a su hermano que es posible-muy posible-que este enamorada del latino.