Canadá y España...

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Miraba sentado en la tierra el pequeno río que se formaba a sus pies mientras sostenía una flor casi muerta en sus manos, mirandola con una inmensa tristeza en sus ojos color café. Soltó un suspiro al ver como caía el último petalo de la rosa por el movimento que causaba con su mano al moverla de un lado a otro, aun así, la mantuvo en su mano, sintiendo las pequeñas espinas del tallo tocando sus dedos, provocandole un poco de dolor al presionar con sus dedos.

Dejó el resto de la flor cuando le provocó una pequena herida en el dedo por jugar con ella.

-C'est stupide...[Esto es una estupidez...]

Susurró para sí mismo mientras juntaba sus piernas a la altura de su pecho y ocultaba su rostro entre sus rodillas.

Se centró en sus recuerdos, vagando en los pocos que recordaba o le solían llegar cuando dormía.

Ya habían pasado 20 años desde su colonización, y en todo ese tiempo, sus tribus habían sido asesinadas y violadas una por una, provocando su casi extinción, y con ello su memoria se fue perdiendo con el paso de los años. Olvidó todo, sus verdaderos padres, sus ciudadanos, sus creencias, incluso su verdadero nombre. Intentó recordar algo, pero siempre que lo hacía, le llegaba un terrible dolor de cabeza.

Justo como ahora.

Sí, justo en estos momentos, donde por fin tenía un poco de calma, le tenía que llegar un maldito dolor de cabeza por recordar su pasado.

Tras una punzada más de dolor, dirigió sus manos a los costados de su cabeza, en un intento inútil de que el dolor se fuera.

Estos dolores de cabeza no eran por los recuerdos, si no por culpa de otras cosas que estaba teniendo en sus territorios y pobladores.

Tan sumergido estaba en el dolor de cabeza que no se dió cuenta de que alguien lo miraba.

Se exaltó al sentir una mano tocar una de las suyas. Alarmado al creer que era Reino Unido, quién posiblemente se dió cuenta de que no estaba dentro como le había indicado, levantó la mirada, topandose con un rostro que conocía perfectamente. Suspiró con alivio.

-Buenas tardes, señor Imperio.-susurró con educación la pequeña colonia.

-¿Qué sucedió, Quebec?

El pequeño lo miró con sorpresa, con la duda del por que sabe como se siente.

Quebec no lo sabía, pero Imperio Español ya tenía algo de tiempo mirandolo, desde que recogió la rosa, hasta que se tomo la cabeza por culpa de las punzadas. Fue en ese momento que el Impero se preocupó por la colonia y se acercó a él, llamandole, pero este parecía tan consentrado en sus dolores que no le hizo caso, solo cuando le tomó de la mano pareció reaccionar, mirandolo con temor en sus ojos.

-Solo fue un dolor de cabeza.-ocultó de nueva cuenta su cabeza en sus rodillas para evitar la mirada de el hombre que estaba agachado a lado suyo.

-Si tú lo dices.-El español se sentó a un lado de Quebec, apartando la mirada de él para concentrarse en el rio.

-¿Puedo saber que lo trae a mis tierras?-preguntó despues de unos minutos de silencio.

-Venía a ver a tu padre, y te vi aquí afuera, así que te viné a saludar.

-Ohh...

Se quedaron unos minutos en silencio, disfrutando del sonido del rio y las aves que pasaban cerca de ellos. En ese momento, Quebec se relajó y el dolor de cabeza se fue, dandole tranquilidad por fin. Soltó un suspiro de tranquilidad al notar como la paz gobernaba un momento de su vida.

-Deberiamos volver adentro, tu padre se podría dar cuenta de que no estas.-dijo mientras se levantaba de la tierra.

-Ujum...

Cuando Quebec estaba a punto de levantarse, una mano se posó frente a su rostro, al levantar la mirada, observó que era el español que le ofrecía ayuda. Sin dudarlo, tomó su mano.

-Gracias.

Cuando los dos ya estaban levantados del suelo, se diriguieron a la entrada de la cabaña, siendo resividos por un inglés que se encontraba enojado.

-Quebec, ¿donde te encontrabas?-preguntó con el ceño fruncido.

La pequeña colonia bajó la mirada, asustado de recibir un posible castigo de su padre.

-Le dolía la cabeza, así que salimos por un poco de aire.-Imperio se puso enfrente de Quebec para evitar que su padre lo viera.

-La proxima vez me tienen que decir.-dijo para después irse a su oficina.

Quebec se quedó pensativo ante lo dicho por el inglés, "¿proxima vez?" pensó con rareza.

Él no estaba muy acostumbrado a estar con el español, muy pocas veces lograban tener una conversación duradera, y cuando eso pasaba, siempre era por cosas de comercio-las cuales eran por culpa de su padre-.

-Bueno, Quebec, ya escuchaste-dijo el español mientras volteaba a verlo.-la proxima vez le tendremos que avisar.-solto una risa ante lo irónico de la situación y le dio una caricia al cabello castaño de la colonia.

Quebec observó al Impero en silencio, con un extraño sentimiento en su interior, algo que no conocia, esa sensación de que tu estomago se mueve de forma rara y el ardor en su mejilla se intensificaba.

"Lindo..."

Pensó con una pequeña sonrisa.


Quebec es Canadá pero durante la época de conquista

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Quebec es Canadá pero durante la época de conquista.

La historia de Canadá durante aquella época es algo extensa y complicada. Les recomiendo investigar un poco que fue Quebec. Pero les explico poquito; Canada fue dividido entre los ingleses y los franceses, pero antes de ser Quebec, le perteneció a Francia completamente y se llamaba Nueva Frencia. Cuando fue dividido entre los dos se le llamo Quebec(pertenecente a Reino Unido) y Acadia(pertenecente a Francia)

Es algo rara pero interesante.

Y recuerden que España era un Imperio, pero cayó cuando todas las colonias se independizaron.

¿Nunca se han preguntado que pensara España al ver que lo ponemos a cojer con otras bolas con patas?

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