¡ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ᵉˡᵉᵛᵉⁿ

326 47 57
                                    

Hestia no hacía mucho había salido de su clase de Pociones, agotada, pues había finalizado su tercer examen de la semana. Había comenzado a estudiar tres meses antes y aún así lo había sentido como si hubiese comenzado a estudiar la semana previa al primer examen. Pese a eso, en lo profundo de su mente, sabía que había pasado con excelentes notas, siempre lo hacía, pero el nerviosismo y el estrés eran parte de su rutina.

Se encaminaba al lago, los gemelos Weasley le habían pedido ayuda con uno de sus inventos y ella se había sentido halagada y gustosa de participar.

Llevaba un libro abierto de encantamientos en su mano izquierda y un muffin de chocolate en la derecha.

—¡Potter! —Hestia hizo caso omiso y se terminó de un gran bocado su muffin, creyendo que era a su hermano a quien llamaban, pues las personas solían dirigirse a ella por su primer nombre, y había visto a Harry unos minutos antes corriendo con Hermione y Ronald. —¡Potter! ¡Hestia!

Con el ceño fruncido y su mejilla hinchada, volteó para encontrarse frente a frente con Lestrange. Tosió, tratando de masticar lo más rápido que sus dientes le permitían.

—Lestrange, no te veía hace mucho. —Había algo cierto en eso, pues no se dirigían la palabra hacía bastante tiempo. —Siento no haberte enviado nada por Navidad, no sabía que te gustaba.

Se mordió la mejilla, tratando de sonar honesta. La serpiente hizo un gesto restándole importancia.

—Potter, jamás nos hemos enviado regalos por navidad y, por si te olvidaste, compartimos cinco clases semanales. —Cepheus se mostró frustrado.

—Oh, ¿en serio? —Hestia frunció el ceño. Lestrange se limitó a rodar los ojos.

—Tu hermano metió en problemas a mi primo. —Hestia entrecerró los ojos.

—En realidad, fue al revés, pero ¿y eso qué? Tu mismo lo dijiste, fueron mi hermano y tu primo. —Su cara se iluminó. —Oh, no me digas que solo buscabas una excusa para hablarme.

Cepheus alzó las cejas y pestañeó repetidas veces. —¿Q-qué? ¡Claro que no, Potter! Vine para que hagas algo con respecto a tu hermano.

Hestia miró sus uñas desinteresada. —Lo siento Lestrange, eso queda fuera de mis capacidades. Pero quizás tú puedas hablar con el pequeño diablillo y pedirle que deje en paz a Harry.

—Mira Potter, no es tan complicado tan solo debes-

Pero un par de gritos a la distancia lo interrumpieron. Hestia fue rápida y lo empujó detrás de una de las columnas.

—¡Tenemos que ir a ver a Dumbledore! —Los gritos de Harry Potter se hicieron más claros. —Hagrid le dijo al desconocido cómo pasar ante Fluffy, y sólo podía ser Snape o Voldemort debajo de la capa... No debe haber sido difícil, después de emborrachar a Hagrid. Sólo espero que Dumbledore nos crea. Firenze nos respaldará, si es que Bane no lo detiene. ¿Dónde está el despacho de Dumbledore?

Ambos se mantuvieron en silencio, asimilando lo que acababan de escuchar, Hestia comprendiendo más que Cepheus. —Potter, ¿qué sucede?

Pero Hestia negó con la cabeza. —Si quieres que mi hermano deje de meterse en problemas, más te vale que no sueltes ni una sola palabra de lo que acabas de escuchar, Lestrange.

Y se apresuró a seguir a su hermano, quien corría escaleras arriba junto a Hermione y Ronald. Cuando se encontraba lo suficientemente cerca como para que la vieran, se lanzó a sí misma el encantamiento desilusionador, que había aprendido perfectamente bien luego de obsequiarle su capa a Harry, haciéndose invisible.

—¿Ver al profesor Dumbledore? —Hestia escuchó la voz de la profesora McGonagall. —¿Por qué?

—Es algo secreto. —Esta vez fue Harry quien habló. Su respuesta pareció no gustarle a su jefa de casa.

—El profesor Dumbledore se fue hace diez minutos. Recibió una lechuza urgente del ministro de Magia y salió volando para Londres inmediatamente.

—¿Se fue? ¿Ahora?

—El profesor Dumbledore es un gran mago, Potter, y tiene muchos compromisos.

—Pero esto es importante.

—¿Algo que tú tienes que decir es más importante que el ministro de Magia, Potter?

—Mire profesora, se trata de la Piedra Filosofal... —Los libros de la profesora cayeron al suelo, haciendo un ruido seco.

—¿Cómo es que sabes...?

—Profesora, creo, sé que Sna- que alguien va a tratar de robar la Piedra. Tengo que hablar con el profesor Dumbledore.

—El profesor Dumbledore regresará mañana. No sé cómo es que averiguaron lo de la Piedra, pero quedense tranquilos. Nadie puede robarla, está demasiado bien protegida.

—Pero profesora...

—Harry sé de lo que estoy hablando. Les sugiero que salgan y disfruten del sol.

Pero el trío permaneció allí, esperando que la profesora se alejara.

—Será esta noche. Snape pasará por la trampilla esta noche, ya ha descubierto todo lo que necesitaba saber y ahora ha conseguido quitar de en medio a Dumbledore. Él envió esa nota, seguro que el ministro de Magia tendrá una verdadera sorpresa cuando aparezca Dumbledore.

«Por Rowena, no otra vez.» Hestia rodó los ojos, claramente molesta.

—Pero, ¿qué podemos...? —Hermione tosió. Snape estaba allí.

—Buenas tardes. —Dijo, para sorpresa de Hestia, con amabilidad. —No deberían estar dentro en un día así.

—Nosotros... —Harry trató de decir algo, sin saber muy bien qué.

—Deberían ser más cuidadosos. Si los ven andando por aquí, pueden pensar que van a hacer alguna cosa mala. Y Gryffindor no puede perder más puntos, ¿no es cierto?

Se dieron vuelta para irse, pero la voz del profesor de pociones los detuvo una vez más. —Ten cuidado, Potter, otra noche de vagabundeos y yo personalmente me encargaré de que te expulsen. Que pases un buen día.

Los niños se alejaron a pasos veloces, pero el profesor permaneció allí, con sus ojos fijos en la pared donde se encontraba Hestia.

—Yo le recomiendo, señorita Potter, que mantenga su nariz alejada de los asuntos de su hermano. Por suerte, usted ha sido capaz de mantener limpio su nombre, no permita que un patán como Potter arruine eso.

Hestia deshizo el hechizo, y le respondió arrugando la nariz. —Por supuesto, profesor.

Dio media vuelta y se marchó. Su hermano se enfrentaría a un mago mucho más poderoso que él esa noche, y Hestia no podía dejar de pensar en lo imprudente e impulsivo que era.

Gryffindor tenía que ser.

𝚃𝚑𝚛𝚘𝚞𝚐𝚑 𝚢𝚘𝚞𝚛 𝚎𝚢𝚎𝚜 - ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳ ᵘⁿⁱᵛᵉʳˢᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora