𝚃𝚑𝚛𝚘𝚞𝚐𝚑 𝚢𝚘𝚞𝚛 𝚎𝚢𝚎𝚜 - ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳ ᵘⁿⁱᵛᵉʳˢᵉ

¡ ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ˢᵉᵛᵉⁿᵗᵉᵉⁿ

Hestia se encontraba exhausta. Los enanos habían pasado el día interrumpiendo las clases para repartir tarjetas y regalos, siendo ella uno de los blancos preferidos. En aquel momento, un enano estaba colgado de su pierna izquierda tratando de hacerse escuchar.

—Si no se detiene, ¡la leeré! —Hestia rodó los ojos.

—Haga lo que quiera, yo no soy la que tiene alitas con brillos en la espalda. —Gruñó. Ya era de tarde y estaban en hora libre, había sido una larga mañana de aritmancia y runas antiguas, con dos horas de historia de la magia y otras materias que ya no podía recordar. Estaba harta.

—Usted lo pidió señorita. —El enano se aclaró la garganta y se colocó sus anteojos. —"Tu cabello pelirrojo, rociado de cerezas...

Sereia, que se había mantenido callada los últimos minutos, soltó una carcajada. —Hest, es absurdo, tan solo toma la carta y ya.

—... y el ámbar de tus ojos, con destellos ambiciosos, hacen que mi corazón se estruja y que en mi mente haya una erupción...

Sereia hizo una mueca. —Eso es ridículo.

Hestia asintió. —Lo sé, pero déjalo que siga, cuando termine se irá.

—Entonces planeas escuchar seis hojas de palabrerío poético, perfecto. —Sereia alzó una ceja y cruzó sus brazos. Hestia apretó los labios.

—... eres el sol de mis mañanas, la luna de mis noches..." —Hestia exclamó un "¡suficiente!", le quitó la carta de las manos al enano y lo pateó lejos.

Pasó las yemas de sus dedos a través de las páginas, incrédula. —¿Qué clase de enfermo mental escribe seis hojas hablando de mí? ¿Qué quieres?

El enano se había acercado nuevamente. —Venían con el ramo y los chocolates.

Asintió y los tomó. Los alelíes le dieron la certeza de que era alguien que no la conocía lo suficiente para estar enamorado de ella. Suspiró frustrada. Se giró hacia Sereia y le sonrió.

—Estuviste muy callada, ¿sucede algo? —La tejón inclinó la cabeza y se demoró en responder.

—Es solo que, recibí algo. —Hestia frunció el ceño, su amiga había recibido cientos de cosas, los enanos no la habían dejado sola en ningún momento, por supuesto que había recibido algo. —Me refiero a, antes de la locura de Lockhart.

—Quieres decir, ¿alguien te dejó algo en tu dormitorio? —Sereia asintió.

—Un ramo de flores, no parece mucho, pero sabes cuánto me gusta el lenguaje de las flores, papá fue muy insistente en eso y... está muy bien pensado, o es solo una gran y precisa coincidencia. —Colocó sus anteojos sobre su cabeza, nerviosa. Comenzó a enumerar con sus dedos. —El ramo tenía begonias rojas, por lo que es un amigo con el que mantengo una relación fuerte y apasionada, algunos acianos, que por la falta de tarjeta asumo que se refiere a que no se atreve a confesarse, dalias rosas, quiere hacerme feliz, geranios rojos, no me puede sacar de la cabeza, mimosas amarillas, suelen asociarse con la amistad y la energía femenina, por lo que supongo que es una chica, y dos narcisos, que, teniendo que adivinar, se refiere a un amor no correspondido.

—Que... colorido. —Sereia asintió. —Entonces, es una chica, son amigas y no quiere que sepas quién es. Que oportuno.

Sereia bufó. —Esas flores han estado dando vueltas en mi cabeza todo el día.

—Puedo preguntar, ¿quién te gustaría que fuera? —Sereia frunció el ceño. —Me refiero, si yo hubiera recibido un ramo tan personal, probablemente tendría a alguien en la mente. Y no me refiero a sospechas, sino a, ya sabes, el anhelo de que esa persona esté detrás del anonimato.